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Un exanalista de la CIA, tras el misterioso origen de Cristóbal Colón

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En la penumbra de la Sala de Lectura de la Biblioteca del Congreso, en Washington, ha empleado el exanalista de la CIA Peter Dickson “miles de horas” intentado desentrañar uno de los grandes misterios de la Humanidad: el origen de Cristóbal Colón.

Colón pasó a la historia como el hijo de un humilde tejedor de la República de Génova que acometió para los Reyes Católicos de España la épica singladura que condujo en 1492 al descubrimiento de América, pero nadie conoce a ciencia cierta su procedencia.

El propio descubridor del Nuevo Mundo “eligió vivir en la oscuridad en todo lo relativo a su lugar de nacimiento y familia”, como recuerda su hijo Hernando Colón en la biografía de su padre.

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Obsesionado con ese enigma desde 1991 y bajo la majestuosa cúpula de la Sala de Lectura en la Biblioteca del Congreso en Washington, Dickson ha surcado mares, no de agua salada, como el legendario navegante, sino de documentos antiguos en busca de la verdad.

“En los años noventa pasé miles de horas y gasté miles de dólares. Durante muchos años, casi viví aquí (...) escarbando” en archivos, comenta a Efe en el espléndido Edificio Thomas Jefferson, sede central de la biblioteca nacional “de facto” de Estados Unidos.

Nacido en 1947 y residente en Arlington, a las afueras de Washington, Dickson trabajó durante “más de veinte años” como analista político-militar especializado en la proliferación de armas nucleares para la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

En el más poderoso servicio de espionaje del mundo, Dickson aprendió “la habilidad de ver pruebas que no parecen relacionadas, pero están relacionadas”, que ha puesto al servicio de su incansable pesquisa sobre el llamado “Almirante de la Mar Océana”.

Con esa “mente analítica”, el ahora investigador independiente, autor de un libro y varios ensayos sobre Colón, intenta ordenar el galimatías de su vida mediante un infatigable rastreo genealógico.

De entrada, Dickson cuestiona su origen humilde históricamente aceptado: “Eso no tiene sentido”, subraya, porque “el desconocido hijo de un tejedor genovés” nunca podría haberse casado por estatus con Felipa Moniz, una dama de una familia aristocrática vinculada a la poderosa Casa de Braganza, que reinó en Portugal de 1640 a 1910.

Para decepción de quienes claman que Colón fue italiano, portugués, francés o catalán, el investigador sostiene que “no es nada (de eso) al cien por cien” y que se trata de “un mestizo mediterráneo multicultural con un complejo árbol genealógico”.

El exanalista de la CIA apoya la teoría de que el almirante proviene de una zona que abarcaba la costa entre Savona (Italia) y Mónaco (Riviera Francesa), bajo control de la República de Génova.

“Puedes ser un ciudadano de la república genovesa -arguye- sin ser un italiano monocultural”.

El puzzle de la vida de Colón se complica aún más porque “nunca escribe en italiano a los italianos. Les escribe en castellano”, apunta Dickson, al recordar que filólogos, como Ramón Menéndez Pidal, han demostrado que “el castellano no es su lengua materna”.

En un reciente ensayo publicado bajo el sugestivo título “Colón: El ADN secreto y los misteriosos orígenes del primer icono de América”, el investigador se zambulle también en las aguas de la genética como posible respuesta a la eterna incógnita.

Dickson aborda la investigación que, bajo la batuta del director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada (sur de España), José Antonio Lorente, estudia desde 2003 cientos de muestras de ADN de posibles descendientes del almirante apellidados Colón, Colom o Colombo de España, Francia e Italia.

Los expertos cotejan ese ADN con muestras de restos de Colón, su hijo Hernando y su hermano Diego exhumados en Sevilla (sur español).

En un artículo divulgado en 2011 en la revista “European Journal of Human Genetics”, los investigadores concluyeron que los Colom catalanes pertenecen a un número de linajes menor que los de los Colombo italianos, lo que hace más fácil seguir su pista genética.

Dickson lamenta que los científicos no desvelaran información sobre el cromosoma Y hallado en los “bien preservados restos” de Hernando, de mayor calidad que los de su padre y su tío.

El exanalista cree que optaron por el “secretismo” para esconder que “no hallaron ninguna coincidencia” genética, y por temor a que ese resultado reforzase la “sospecha” de que esos apellidos fueran “un sinónimo adoptado para ocultar el origen de la familia”.

Lorente alegó el pasado octubre que, en aquel momento, “las tecnologías no eran suficientemente potentes” para establecer el tipo de cromosoma Y en los Colom catalanes y los Colombo italianos, si bien confía ahora en poder acabar el estudio en 2018.

Más allá de polémicas, Dickson asume la “magnitud titánica” de desentrañar un misterio que dura más de quinientos años y admite que tal desafío requiere la labor de un “equipo multidisciplinar”.

“Al menos -agrega el exanalista de la CIA-, creo que he abierto la puerta a un nuevo enfoque”.

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