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OPINIÓN: ¿Y si aumenta la migración mexicana?

Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador consideraron
Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador consideraron que el problema migratorio de la región eran los flujos de centroamericanos y ya no de mexicanos.
(ALFREDO ESTRELLA/AFP via Getty Images)
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Son muchas las razones que explican que durante cuantiosos años cientos de miles de mexicanos se hayan ido de su país para buscar mejores condiciones de vida en Estados Unidos, casi todas son complementarias entre las dos sociedades.

Sin ningún orden específico, figuran la insuficiencia de empleos en México para la mano de obra joven que buscaba incorporarse al mercado laboral, la presencia de amigos y familiares en Estados Unidos que servían de plataforma de llegada e integración a la sociedad, la cercanía geográfica y la relativa facilidad para desplazarse de un país al otro, más la necesidad de mano de obra joven y de baja calificación para desempeñar trabajos rudos.

Con el paso del tiempo, algunos de estos factores se fueron modificando, como por ejemplo por un proceso de “envejecimiento” demográfico propio, los jóvenes que buscaban empleos en México disminuyeron. No es que hubiera más o mejores empleos, sino que había menos jóvenes que los demandaran.

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Las condiciones de cruce se fueron haciendo cada vez más difíciles, riesgosas y costosas y las facilidades para permanecer en Estados Unidos se empezaron a complicar. Simplemente recordemos que organizaciones de la sociedad civil llamaron a Obama el “deporter in chief” (deportador en jefe).

Todo esto provocó que desde el año 2005, el número de inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, particularmente el de indocumentados, primero se estabilizara y luego disminuyera. Así llegamos a la época de Donald Trump y de AMLO quienes leyeron que el principal problema migratorio de la región eran los flujos de centroamericanos y ya no de mexicanos.

El resto de la historia es reciente y muy conocida. En uno de los actos más vergonzosos de subordinación de un país hacia otro, en junio de 2019, AMLO aceptó destinar recursos humanos y económicos, de los contribuyentes mexicanos, a detener en México los flujos migratorios centroamericanos que se dirigían a Estados Unidos.

La crisis sanitaria que vivimos puede modificar esta situación. La inminente falta de empleos en México y la crisis económica que se avecina podría detonar que muchos jóvenes vean como opción irse “al otro lado”. Pensar que las becas o programas que el gobierno mexicano ofrece a estos jóvenes los arraigarán en México es de una enorme ingenuidad.

Si esto ocurre el idilio AMLO-Trump podría tener momentos de tensión y las escenas vividas durante el reciente encuentro en el que poco faltó para que Trump nombrara a AMLO el empleado del mes en la Casa Blanca, se volverían reclamos.

Primero porque no es lo mismo detener centroamericanos en México que mexicanos a quienes la constitución garantiza la libre circulación, y segundo porque el discurso de campaña de Trump de una frontera controlada que tan diligentemente AMLO fue a avalar en la Casa Blanca, se vendría abajo.

Para fines estrictamente electorales, Trump subiría el tono y AMLO estaría en un problema que no se resolvería culpando en las conferencias matutinas al neoliberalismo, la prensa enemiga o a los conservadores.

Los datos empiezan a preocupar, con 27 mil detenciones de adultos solos en la frontera México-Estados Unidos por parte de la patrulla fronteriza, junio de 2020 se convirtió por mucho en el mes con más detenciones desde julio de 2019 cuando tan eficientemente ejecutamos las instrucciones de Trump deteniendo a los migrantes centroamericanos en tránsito hacia EE.UU. Esta cifra es 40% más que en mayo y casi el doble que en abril del mismo año.

La hipótesis lógica es que se sigue deteniendo a los migrantes centroamericanos (mayoritariamente en familia o de menores no acompañados) con la misma eficiencia que tantas y tan merecidas felicitaciones le valieron al gobierno mexicano, pero la crisis económica, que apenas empieza empuja a jóvenes mexicanos a irse a Estados Unidos.

Si estos números aumentan, no tengo ninguna duda de que Trump, en plena campaña, subirá el tono en contra del manejo de la frontera y de México y la situación no se resolverá con un intercambio de elogios y de bats de beisbol ni con un discurso que termina gritando Viva México en la Casa Blanca.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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