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Opinión: ¿Aprovecharemos la oportunidad Biden?

En esta foto de archivo tomada el 4 de abril de 2019, una vista aérea de camiones
En esta foto de archivo tomada el 4 de abril de 2019, una vista aérea de camiones de carga alineados para cruzar a EE.UU cerca de la frontera México-Estados Unidos en el puerto de cruce de Otay Mesa en Tijuana. “Uno de los ejes de la relación es la asimetría. Negociar con una contraparte que es mucho más poderosa y que consume el 80% de lo que exportamos, no ha sido fácil”.
(GUILLERMO ARIAS/AFP/Getty Images)
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El triunfo de Joe Biden en la reciente elección presidencial en Estados Unidos representa para México y para los mexicanos en EE.UU una oportunidad de avance hacia una agenda más progresista.

La primera reacción del gobierno mexicano ante el triunfo de Joe Biden no pudo haber sido más equivocada. No reconocerlo después de que prácticamente todos los gobiernos occidentales con quienes tenemos estrechas relaciones lo hicieron, nos pone en una situación incómoda. Sigo sin entender la lógica de ese silencio que persiste. No conozco una sola voz, más allá de la del presidente mexicano, un solo análisis, que defienda ese silencio. Incluso sus colaboradores más disciplinados, que han salido a defender las posiciones más absurdas, han callado ante este yerro.

Dicho lo anterior, la esencia de la relación entre los dos países no está en riesgo. Los últimos 30 años, la relación con nuestros vecinos se mueve en un rango que va de regular a buena y hasta muy buena. Estados Unidos sabe muy bien lo que quiere de México y más o menos lo ha obtenido. México no tiene tan claro lo que quiere de EE.UU y en general se ha apostado a una relación cordial de “no hacer olas”.

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Uno de los ejes de la relación es la asimetría. Negociar con una contraparte que es mucho más poderosa y que consume el 80% de lo que exportamos, no ha sido fácil. Después del asunto Kiki Camarena en 1985 en el que la indignación en Estados Unidos hacia México llegó a un máximo, los únicos dos presidentes mexicanos que se han planteado una política exterior que tenga como eje a EE.UU han sido Carlos Salinas de Gortari con el Tratado de Libre Comercio y Vicente Fox con “la enchilada completa”. El primero fue exitoso mientras que el segundo no logró nada, aunque habría que aclarar que los atentados terroristas de 2001 bloquearon toda posibilidad de éxito de esa “enchilada”. Todos los demás han tratado de sobrevivir la relación sin proponer nada.

AMLO apostó a que Trump no se enojara con México. Más allá de discutir si esa apuesta fue buena o no, ahora ya carece de sentido. Evitar que Trump se enojara era muy fácil, simplemente había que concederle lo que pidiera y así se hizo. Es como librarse del berrinche de un niño. Eso no puede continuar y es necesario definir una política exterior con respecto a Estados Unidos. AMLO lo sabe y quizá por eso se resiste en reconocer a Biden, porque de manera implícita, es tanto como aceptar un error y la necesidad de cambiar, algo que no está en el código genético del presidente mexicano.

AMLO ha dicho que la mejor política exterior es la interior. Dicho así, suena bien, sin embargo, en la práctica de los dos años de gobierno, esa expresión ha significado tratar y abordar los asuntos de política exterior como si fueran de política interior. Tanto así que el Canciller mexicano se dedica más a lo interno que a lo externo.

La confusión es muy grande. Tomemos el ejemplo más reciente. El presidente mexicano habla en sus mañaneras de porqué no reconoce aún el triunfo de Biden, internamente, frente a los medios de comunicación amigos, convenciendo a los suyos, pero ¿alguien está hablando con el equipo de Biden para explicar esta posición? Un tema exterior, se convirtió en uno interior.

Es sorprendente porque la agenda de Biden, en teoría es más cercana a la de AMLO que lo que era la de Trump. México tiene muchas oportunidades en esa agenda. El fin del corporativismo, una mejor gestión ambiental, incrementar el comercio, atraer más inversiones, un mejor modelo de gestión de la frontera y, de particular importancia, mejorar las condiciones de vida de los mexicanos en Estados Unidos.

Espero, deseo, que grupos de funcionarios mexicanos en seguridad, comercio, trabajo, medio ambiente y los cónsules estén analizando con lupa la agenda de Biden para desarrollar estrategias que permitan estructurar una posición mexicana. Ya no estaremos frente al presidente de quien bastará con evitar la ira. Ojalá nos demos cuenta.

Cierto, si no se hace nada, no se va a acabar la relación entre los dos países, no habrá mayores tensiones, no se retirará a los embajadores, no habrá sanciones en nuestra contra. Simplemente perderemos, una vez más, una oportunidad.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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