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OPINIÓN: La cumbre y la oportunidad que México desperdicia

ARCHIVO - El presidente Joe Biden se reúne con el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador
ARCHIVO - El presidente Joe Biden se reúne con el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, el 18 de noviembre de 2021.
(Susan Walsh / Associated Press)
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Esta semana se desarrolla en la ciudad de Los Ángeles la llamada Cumbre de las Américas. La mayor atención hacia la cumbre, por lo menos en México, se ha centrado en las declaraciones de AMLO de no asistir a la reunión como respuesta a que el país anfitrión no invitaría a los gobiernos de Cuba, Venezuela o Nicaragua porque no son democráticos.

Lo que empezó como una de las tantas ocurrencias en sus conferencias matutinas, tuvo éxito mediático y distractor de los enormes problemas de México y lo convirtió en un tema que opacó la agenda de la reunión. Hasta elogios de Nicolás Maduro se ganó el presidente mexicano.

El gobierno estadounidense cayó en el juego y hasta el momento de escribir esta nota, no había dado a conocer la lista final de países invitados, pensando que podría convencer a AMLO y claro, él sigue regodeándose con los reflectores entre que va o no va y degradando al de por sí devaluado canciller mexicano.

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Es una lástima, se pierde una oportunidad para México. Sobre todo, en una ciudad como Los Ángeles con una fuerte presencia mexicana que arroparía al presidente mexicano. Solo imaginémoslo en la Placita Olvera hablando a favor de los migrantes mexicanos en Estados Unidos.

Funcionarios estadounidenses han declarado que la migración será uno de los temas centrales de la reunión. Tiene toda la lógica. Los votantes estadounidenses están muy preocupados por el desorden en la llegada de migrantes. De ahí la reacción ante los intentos de suspender la aplicación del título 42 que permite rechazar a los migrantes de manera expedita y que incrementaría los flujos migratorios.

Como ya hemos mencionado, según diversas estimaciones, entre un 20 y 25% de la sociedad estadounidense, los partidarios acérrimos de Donald Trump, se oponen a la inmigración, más allá de cualquier argumento. Un 10 o 15% es favorable por razones humanitarias, económicas, demográficas o sociales y el resto podría estar de acuerdo o en contra, según como se maneje el problema. Ante el proceso electoral estadounidense del presente año el tema, que se suma a muchos otros problemas que tiene la sociedad estadounidense, adquiere relevancia.

Por eso los republicanos se esfuerzan en hacer ver que el gobierno de Biden es incapaz de manejar el problema y que Trump obtuvo mejores resultados.

Biden no podría hacer lo mismo que Trump. No puede separar familias o enjaular niños en la frontera con México, su base social se opondría. Tampoco puede obligar a México, a cambio de nada, a detener en su territorio a los migrantes a como dé lugar. AMLO no teme a Biden como a Trump y no tiene hacia su administración la empatía que profesa a gobiernos autoritarios.

Sin embargo, el presidente estadounidense debe mostrar resultados y debe hacerlo pronto. Tampoco puede mantenerse al margen y dejar que el problema continue.

Desafortunadamente, lo único que sería rápido y visible para la sociedad estadounidense es la contención y ordenamiento de los flujos migratorios y para eso, la participación de los países de salida y tránsito resulta fundamental.

Así las cosas, lo que muy probablemente ocurra es que el gobierno de Biden anuncie la aportación de recursos a la región para generar desarrollo y condiciones de arraigo.

Sin embargo, como todos los involucrados saben, eso no da resultados de corto plazo, no antes de las elecciones de noviembre de este año y entonces esos recursos, aunque no se dirá así, en realidad serán usados para la contención de los flujos en la que la administración de AMLO se ha vuelto experta. Esperemos que el mismo liderazgo y solidaridad de AMLO con los gobiernos centroamericanos se exprese con sus migrantes.

Biden, seguramente agilizará y aumentará algún tipo de visas y permisos y, para humanizar mínimamente la frontera con México, destinará algunos recursos a organizaciones de la sociedad civil para la gestión de albergues y programas de ayuda a los migrantes.

No creo que ni siquiera se toque el tema de una eventual reforma migratoria que regularice a los indocumentados que ya están en Estados Unidos. AMLO de manera directa, a distancia o por la vía de su canciller, insistirá en ello, pero para Biden sería políticamente suicida ya que lo acusarían de promover la llegada de más migrantes.

Por eso AMLO hizo mal en priorizar sus debilidades ideológicas y desplantes mediáticos sobre los intereses de México y los mexicanos. En este tema, la administración Biden necesita a México. La cumbre era una buena oportunidad para negociar mejor en el tema migratorio que tanto nos importa. El daño está hecho, e incluso si asiste, el escenario no cambiaría mucho.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexicoinstitute

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