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Facebook mantiene la prohibición a Trump y es un gran golpe político para el expresidente, por ahora

The Facebook page of Donald Trump, the former president, is seen on a computer display.
Al exmandatario se le vetó en la red social desde los disturbios del 6 de enero en el Capitolio. Su última publicación de esa tarde se convirtió en una especie de tablero de mensajes.
(Jerome Adamstein / Los Angeles Times)
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La decisión de la Junta de Supervisión de Facebook de extender la prohibición al ex presidente Trump en la plataforma de redes sociales más grande del mundo es un golpe político importante, al menos por ahora, que le niega acceso a esa gran audiencia que necesita para amplificar su mensaje, mantener su base de recaudación de fondos y conservar su dominio sobre el partido republicano.

Para una excelebridad de televisión que se desvive por la atención pública, la decisión extiende seis meses una dieta de hambre política, impuesta desde enero pasado, por un cese en las redes sociales y su salida de la Casa Blanca.

El miércoles, la Junta de Supervisión confirmó la decisión de Facebook de suspender la cuenta de Trump luego de sus publicaciones incendiarias en relación con el ataque al Capitolio de Estados Unidos, perpetrado el 6 de enero por parte de sus partidarios.

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Pero la junta consideró inapropiado que Facebook hubiera establecido esa suspensión “indefinidamente” y dijo que la compañía debería, en los próximos seis meses, revisar el caso y tomar una decisión clara sobre si será expulsado del sitio de forma permanente o por un lapso específico.

Trump respondió con una declaración airada, calificando a Facebook y otras empresas que lo han prohibido como “una vergüenza total y para nuestro país”.

“Se le ha quitado la libertad de expresión al presidente de Estados Unidos porque los lunáticos radicales de izquierda tienen miedo de la verdad; pero la verdad saldrá a la luz de todos modos, más grande y más fuerte que nunca”, afirmó. “¡La gente de nuestro país no lo tolerará! Estas empresas corruptas de redes sociales deben pagar un precio político y nunca más se les debe permitir que destruyan y diezmen nuestro proceso electoral”.

El fallo de la Junta de Supervisión le da a Facebook algo de tiempo, pero abre la puerta para que se le permita al exmandatario volver a la plataforma este otoño, justo cuando las elecciones de mitad de mandato comenzarán a calentarse, incluidas las primarias republicanas, en las que Trump probablemente querrá influir. Pero mientras tanto, deberá permanecer fuera de todas las plataformas de redes sociales de la compañía, incluidas Instagram y WhatsApp.

También es probable que Trump siga excluido de Twitter, su plataforma más utilizada. Perder el acceso a Facebook es un revés aún mayor porque llega a una audiencia más amplia, de más de 1.800 millones de usuarios activos diarios, y es particularmente útil como herramienta de organización y recaudación de fondos.

Según una encuesta realizada en noviembre pasado por el Center for Campaign Innovation, una firma de investigación conservadora sin fines de lucro, el 60% de los votantes usaba Facebook a diario, incluso más que el 56% que veía las noticias de la televisión local a diario. Solo el 18% empleaba Twitter a diario. “Su presencia en las redes sociales es muy, muy fundamental para que él sea un actor dominante en la política estadounidense en este momento”, remarcó Ramesh Srinivasan, profesor de estudios de la información en UCLA y autor del libro “Beyond the Valley” (Más allá del valle), sobre las relaciones entre tecnología y política.

Para los críticos republicanos, es la muestra de que las empresas de tecnología tienen prejuicios contra Trump y los conservadores. “Esta es una decisión peligrosa e imprudente, y envía una señal clara a los conservadores que utilizan las redes sociales: no son bienvenidos aquí”, escribió el representante Jim Banks (republicano por Indiana), presidente del conservador Republican Study Group, en Twitter. “Si Facebook es tan grande que cree que puede silenciar a los líderes que elegimos, es hora de que los conservadores impulsen una agenda antimonopolio”.

La senadora Elizabeth Warren (D-Mass.), una crítica liberal de las compañías Big Tech, coincidió en que la decisión ayuda a defender el impulso para dividir las grandes firmas de tecnología. “Facebook es una máquina de desinformación con fines de lucro que no acepta la responsabilidad de su papel en la seguridad de nuestra democracia y nuestro pueblo”, destacó Warren en Twitter. “Trump debería ser prohibido para siempre, pero Facebook seguirá luchando con su poder hasta que el Congreso y los reguladores antimonopolio controlen a las Big Tech”.

Shomik Dutta, cofundador de Higher Ground Labs, una incubadora de tecnología política progresista en Santa Mónica, aplaudió la extensión de la prohibición al expresidente. “Envía un mensaje importante, no solo a Trump y sus aliados, sino al próximo grupo de locos que piensen que está bien traficar con odio y miedo, y que nada tendrá consecuencias”, comentó. “Es importante establecer estándares para la verdad”.

Después del asedio al Capitolio, el 6 de enero pasado, Facebook suspendió la cuenta de Trump por tiempo indefinido. Twitter, YouTube y otras empresas de redes sociales también lo hicieron. Twitter no ha mostrado signos de levantar su prohibición, y la Corte Suprema desestimó una impugnación legal que involucraba la cuenta de Trump.

“Creemos que los riesgos de permitir que el presidente siga usando nuestro servicio durante este período son simplemente demasiado grandes”, señaló el presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, al anunciar la suspensión de Trump, en enero.

Ese fue un castigo aplastante para un político que fue pionero en el uso de las redes sociales para avanzar, recaudar fondos de campaña y dominar las noticias durante su presidencia. La clausura de sus redes sociales en enero, semanas antes de la toma de posesión del presidente Biden, contribuyó a la abrupta transformación de Trump de ser omnipresente a ser casi invisible para el público en general durante los últimos tres meses. Eso ha sido una sorpresa para quienes predijeron que Trump no dejaría silenciosamente el escenario político después de las elecciones, sino que continuaría siendo un comentarista constante de los acontecimientos y su sucesor.

Sin duda, incluso sin las redes sociales, Trump ha mantenido un firme control sobre el partido republicano, donde la adhesión a su afirmación infundada de que las elecciones de 2020 le fueron “robadas” se convirtió en una especie de prueba de fuego republicana. Ha barajado su peso político con el respaldo de candidatos en primarias republicanas disputadas, elecciones especiales y luchas de liderazgo. En una sola declaración el miércoles, Trump denunció al líder republicano del Senado, Mitch McConnell, de Kentucky; a la representante republicana Liz Cheney, de Wyoming e incluso a su propio vicepresidente, Mike Pence, por no hacer lo suficiente para anular la victoria electoral de Biden. La afirmación de la declaración de fraude electoral de 2020 fue solo el tipo de alegato falso que le valió esas sanciones en las redes sociales.

Sin las redes sociales, ha sido mucho más difícil para Trump llegar más allá de la base de activistas republicanos, y es bastante más fácil para las personas que no están cautivas ignorarlo. Sus asistentes publican declaraciones y comunicados de prensa ocasionales, alabando a los amigos y criticando a los opuestos. Pero sus relámpagos retóricos reciben mucha menos atención de los medios que sus tuits presidenciales.

Trump no ha recurrido a plataformas alternativas, como Parler y Clubhouse, aunque jugó con la idea de crear su propia plataforma de redes sociales. Su comité de acción política anunció el lunes el lanzamiento de un nuevo sitio web, “Desde el escritorio de Donald J. Trump”, donde podrá publicar comentarios y videos, lo cual facilitará a los seguidores compartir sus mensajes. Pero a pesar de la fanfarria, el sitio no tiene la característica crucial de las redes sociales de permitir a los usuarios interactuar entre ellos y con el exmandatario en sí.

La prohibición continua de Facebook podría perjudicar la recaudación de fondos de Trump porque, si bien su operación política tiene un formidable caché de contactos telefónicos y de correo electrónico, esa información se desactualiza rápidamente a medida que la gente modifica sus direcciones de correo electrónico y sus celulares. Facebook es uno de los mejores medios para recopilar información actualizada sobre donantes potenciales.

Sin embargo, el ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, consideró que Trump podría beneficiarse políticamente de un contragolpe al fallo. “Trump es el gran ganador de la loca decisión de Facebook de prohibir a un estadounidense que obtuvo 75 millones de votos”, comentó Gingrich en Twitter. “Será un mártir atacado por los oligarcas de las redes sociales. El 75% quiere que estas empresas estén reguladas. El 68% desea que se garantice la libertad de expresión”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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