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Trump es acusado de pedirle a empleado borrar grabación en caso de documentos confidenciales

Una vista aérea de la finca Mar-a-Lago de Donald Trump.
Una vista aérea de la finca Mar-a-Lago de Donald Trump el 10 de agosto de 2022, en Palm Beach, Florida.
(Steve Helber / Associated Press)
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Donald Trump enfrenta nuevos cargos por haberle pedido a un miembro del personal que borrara una grabación de las cámaras de vigilancia en su finca de Florida para tratar de obstruir la investigación federal sobre su posesión de documentos confidenciales, de acuerdo con un acta de acusación actualizada que fue desprecintada el jueves.

El acta de acusación incluye nuevos cargos de obstrucción y retención deliberada de información de defensa nacional, lo que agrava el peligro legal para Trump mientras se cierne sobre él otra posible acusación en Washington por sus intentos de anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020. Los cargos adicionales ponen de manifiesto el alcance de la investigación de un año sobre Trump que produjo cargos por primera vez el mes pasado en forma de un acta de acusación con 38 cargos contra el exmandatario y su asistente personal Walt Nauta.

Las grabaciones de las cámaras de vigilancia de la finca de Mar-a-Lago han sido una parte central de la investigación desde hace tiempo, debido a que, según los fiscales, muestran a Nauta moviendo cajas de documentos dentro y fuera de una bodega, incluso un día antes de una visita por parte de agentes del FBI y del Departamento de Justicia.

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Un portavoz de Trump afirmó que los nuevos cargos eran “nada más que un continuo intento desesperado y tambaleante” del gobierno del presidente Joe Biden “de acosar al presidente Trump y a aquellos que lo rodean”, y de influir la contienda presidencial de 2024.

Las acusaciones actualizadas en el acta se enfocan en la grabación de las cámaras de la finca de Trump en Palm Beach. Trump está acusado de haber pedido que se borrara la grabación luego de que los investigadores del FBI y del Departamento de Justicia visitaron Mar-a-Lago en junio de 2022 para recoger los documentos confidenciales que el expresidente se llevó cuando abandonó la Casa Blanca un año antes. Las autoridades policiales emitieron una orden judicial para obtener las grabaciones tras percatarse de la presencia de cámaras de vigilancia mientras se encontraban allí.

El acta de acusación menciona que el administrador de la propiedad, Carlos De Oliveira, le comentó a un compañero que el “jefe” quería que se borrara un servidor que contenía las grabaciones. Señala que De Oliveira fue a la oficina de informática en junio del año pasado, llevó a un empleado a una pequeña sala conocida como el “armario de audio” y le preguntó cuántos días conservaba el servidor las grabaciones.

Cuando el empleado dijo que no creía que pudiera borrar las grabaciones, De Oliveira insistió en que el “jefe” quería que se hiciera, y le preguntó: “¿Qué vamos a hacer?”.

De Oliveira fue incorporado al acta de acusación, imputado de obstrucción y declaraciones falsas relacionadas con una entrevista que concedió al FBI hace unos meses.

La acusación sustitutiva imputa a Trump un cargo adicional de retener deliberadamente información de defensa nacional relacionada con una entrevista de julio de 2021 en su club de golf de Bedminster, Nueva Jersey, en la que el expresidente discutió planes militares de Estados Unidos para atacar otro país. La entrevista era para una autobiografía que estaba escribiendo su antiguo jefe de despacho Mark Meadows, quien en su libro posterior identificó a dicho país como Irán.

De acuerdo con el acta de acusación, Trump devolvió ese documento al gobierno federal el 17 de enero de 2022. Dicho documento estaba etiquetado como ultrasecreto y no aprobado para mostrarlo a ciudadanos extranjeros

Esto representa un cambio notable en el enfoque de la fiscalía en el caso de Trump, al acusarlo de retener un documento que, según alega, el expresidente sabía que era altamente delicado después de dejar el cargo, y no sólo por no devolverlo al gobierno cuando se le pidió.

Tanto Trump como Nauta se han declarado inocentes.

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Los periodistas de The Associated Press Michael Kunzelman y Jill Colvin en Nueva York contribuyeron a este despacho.

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