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OPINIÓN: El año en llamas: Mis 12 mejores libros del año 2019

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Esta es una opinión muy personal sobre los mejores doce libros del año 2019; no está justificada por amiguismos, nepotismo ni números de ventas, sino de las veces que estos autores han podido levantarme los pies de la Tierra y volado los sesos en mil pedazos. Porque como dijo Staples Lewis: “la mejor defensa contra la mala literatura es una experiencia plena de la buena.”

12.- ‘Mañana Memorial’ (‘Milena Caserola’), Marcelo Moreyra

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Decir que el letrista y guitarrista de la banda de culto argentina ‘Mujercitas Terror’ encuentra la belleza, el sustituto de la gracia y el placer en el padecimiento ilusorio de la muerte, implica afirmar que lo vincula con el Mal. Pero el Mal se manifiesta en Moreyra como una necesidad incoercible, como un deseo febril de agotar el tiempo, de identificarse con el Infierno, de ser él mismo; es la única manera de satisfacerse con lo desconocido, con la ausencia de Dios y una nueva mañana memorial.

11.- ‘Ya no más canciones de amor’ (‘Gato Blanco’), Juan Carlos Hidalgo

Parece que hay algo de entrañable y natural en el hecho de vincular la música a los libros. Los dos se conforman y se enaltecen con este acercamiento. Se dice que una canción es verdadera, en el alto sentido de la palabra, cuando refleja la autenticidad de la vida, y que una vida está lograda cuando por su intensidad alcanza los tonos de la música rock. Autenticidad e intensidad son grados de la más plena realización estética y sonora. Por ello, nada es más importante que recordar ese anhelo del escritor de unir palabra y música, y lo vital que ha significado para el lector en determinados momentos de su meta-historia.

Dentro del gusto clasicista que procura instituir un ideal de perfección o estilización de la música en cuanto a lo cursi, la palabra representa el sonido de la belleza. Para Juan Carlos Hidalgo, el sentimiento de lo estético en la música rock está íntimamente ligado al sentimiento de la existencia, que ambos no podían ser estimados como distintos, sino que aparecían como una misma forma de ejecución de la poesía verdadera en la mercadotecnia de la canción.

10.- ‘Madre orgasmo’ (‘Cisnegro’), Francisco Robledo

Los personajes de Francisco Robledo son fantasmas de una realidad censurada, abrazados por la narrativa a falta de miradas en la periferia urbana, en las esquinas, las cantinas o apretujados en un camión; personajes que se encubren en ‘Madre Orgasmo’ y triunfan ahí, en lo nuevo y marginal, son contra-personajes que incendian la página para apagarla con el semen de sus entrañas, en una constante batalla contra la derrota, la rutina y el aburrimiento. La lectura de ‘Madre orgasmo’ es fugaz como la mirada involuntaria en un espejo; nos deja ver algo inesperado, incómodo y hermoso, sobre un fondo inhumano de violencia doméstica de la que ya nos percatábamos, de puro familiar.

09.- ‘Aborto en la escuela’ (‘Anagrama’), Kathy Acker

Se reeditó en el 2019 el bombazo publicado por Kathy Acker en 1984. Una novela que no tiene desperdicio alguno. Kathy Acker es una novelista estadounidense de ascendencia punk y anarquista„ además de ‘Hannibal Lecter, my father’ (1991), ‘Aborto en la Escuela’ es su novela más representativa:

“Las plantas de la habitación de Janey proyectaban sombras extrañas y bellas sobre las otras sombras. Era una habitación limpia, como de ensueño. Johnny le dio por el culo porque la infección de Janey hacía que le doliese mucho si se la tiraban por el coño, pero ella no le dijo que en el culo también le hacía mucho daño porque Janey quería que la follasen por amor y el dolor le daba igual”.

08.- ‘Las Pinochetas’ (‘Caín Press’), Dick Verdult

Novela del aclamado Pirata del Internet y padre de la Cumbia Lunática ‘Dick el Demasiado’ A.K.A. Dick Verdult, que versa sobre aquella gente lastre que impide la comunicación del arte en galerías y museos. Una radiografía de la estupidez humana que recae en los seres más ignotos de la derecha, la academia y la mamonería. Reír y aprender es una constante en este libro:

“No sólo la gente buena-gente, la aparente sensatez de ciertas reglas o los gestos buenos. También las virtudes. Como la memoria. La memoria puede llegar a sufrir de piedad. Algunos recuerdan sólo lo que quieren recordar y nada más. La utilizan como una contabilidad fraudulenta para poder dormir mejor. Otros, más amargados, recuerdan todo lo malo, para explicar por qué, después de tres tragos, rompen botellas, ventanas o caras. Y hay los que se olvidan de todo, son los filósofos naturales, los bien-comedores, los disfruta-desnudos y muchas veces los no-leí-nada”.

07.- ‘Tomando ácido en Reino Aventura’ (‘Discos Cuchillo’), José Ángel Balmori

Puede que ‘Fobia’ sea la banda de rock más fresa de México; de hecho lo saben, y no tienen empacho alguno con ello, porque como dijo Jay de la Cueva, al ejecutar instrumentos no hay quien les gane: “y a las pruebas me remito”. El autor preferido de ‘Moho’ e hijo pródigo de los laboratorios ‘Pfizer’, escribió este librazo que en verdad, posee la estructura narrativa de una encrespada Montaña Rusa con todo y sus espesos y amarillentos vómitos; ademas de todo ello, el soundtrack del vértigo, un aderezo musical que comprende mucho ácido y los tres primeros discos de la banda de Leo de Lozanne.

06.- ‘Volver a DF’ (‘Moho’), Antología

‘Volver a DF’, es un libro de recuerdos, traumas, visiones y un presente inocuo. Una ciudad que se ha transformado profundamente para mantenerse intacta, aquí una antología de relatos de los retoños de Fadanelli sobre esta mancha urbana:

“La ciudad es circulación y fuga: no tiene un centro sino muchos. Aún cuando deja de ser, está siendo, porque la ciudad es desplazamiento, una red de discontinuidades que nunca llegan a asentarse. Un lugar que no está ahí sino en la relación que sus transeúntes mantienen con ese ahí. Hace poco menos de ochenta años, mi abuelo vivió en la calle de Venustiano Carranza, casi esquina con Bolívar. Pienso que por entonces el cielo estaba menos cableado y había más árboles, o cuando menos los que había eran más frondosos, aunque no puedo asegurarlo. Tampoco estoy seguro de que Carranza se llamara así —y no Zuleta— en esa época, pero el cruce es el mismo: ahí está la Parroquia de Nuestra Señora de Lourdes, antigua iglesia del Colegio de Niñas, cuyos arcos de piedra pertenecen hoy al Club de Banqueros”. (Rodrigo Márquez Tizano).

05.- ‘Un lugar seguro’ (‘Paraíso Perdido’), Olivia Teroba

El ensayo nunca fue tan creativo como con la pluma de la revelación de ‘Paraíso Perdido’ Olivia Teroba, y hace de él un lugar habitable, un lugar seguro. Mariana Orantes escribió sobre él:

“La lectura de estas piezas participa del acto íntimo de la autora, de su vivencia y su escritura, que se replica de forma simétrica en la preocupación humana por encontrar un espacio, real o metafórico, que nos dé refugio”. Y seguro, lo encontramos en esta morada, en este libro.

04.- ‘Una tragedia en tres acordes’ (‘El Salario del Miedo’), Javier Ibarra

Lejos de generar un trabajo periodístico a lo Gonzo, Javier Ibarra incursiona en la crónica y se mete hasta la médula con sus anteojos que observan todo lo podrido de la música en vivo. Si no eres un fanático de los toquines y quieres una salpicada, aquí tienes una puerta; pero te aseguro que nunca jamás saldrás de ahí. Cinco estrellas de cinco al Master “Yass”.

03.- ‘Confesiones de un Chef’ (‘Ingram’), Anthony Bourdain

Traducido al español en 2019 y editado por ‘Ingram’, llega el libro de Bourdain publicado por primera vez en el año 2000, ‘Confesiones de un Chef’ es un libro que cuenta las andanzas de un salvaje y precoz del mundo gastronómico, quien cuenta sus travesuras tras los fogones y las botellas:

“Por fin tengo las manos que siempre quise tener. En la base del índice derecho tengo un callo en diagonal marrón amarillento de casi cuatro centímetros, donde se ha apoyado la base de todos los cuchillos que he usado en mi vida. Estoy orgulloso de ese callo. Me identifica de inmediato como cocinero, como alguien que lleva mucho tiempo en el oficio. Tengo cortada en bisel la yema de un dedo de la mano izquierda. Me la arranqué mientras cortaba pimientos poblanos hace muchos años. Las heridas de los nudillos son tantas y se han abierto y vuelto a abrir tan a menudo que, entre capa y capa de tejido dañado, no puedo recordar dónde ni cuándo me hice ninguna de ellas. ¿Hasta cuándo voy a seguir haciendo lo que hago? No lo sé. Aunque he pasado la mitad de mi vida observando a la gente, la gente sigue siendo un misterio para mí. La gente me confunde. La comida no”.

02.- ‘Olinka’ (‘Planeta’), Antonio Ortuño

‘Olinka’ es una radioscopia de un mundo que ya no conocemos, en un presente que nos parece completa y absurdamente ajeno, distante, donde la tecnología y la música se han convertido en los gadgets indispensables para proyectar la estupidez. ‘Olinka’ o “El Lugar Donde Es”, representa una estampa social de la época, vista a través de los ojos de un expresidiario, que tras quince años de encierro, se encuentra con una ciudad (Guadalajara) dominada por las grúas y amurallada por el hormigón, regida por innumerables torres de Babel que no terminan nunca de construirse, a falta de un lenguaje coherente.

No existe escritor que haya realizado, a través de la narrativa, una interpretación geológica y topológica tan precisa de una ciudad como lo hace Antonio Ortuño en ‘Olinka’, en donde describe una “Nueva Olimpia” de cabrestantes y elevadores, una “bacteria hambrienta” llamada Guadalajara, ciudad a la que no hay que ir a su encuentro, porque la ciudad siempre te encuentra a ti. En ‘Olinka’, se narra la creación histórica de un emporio, el inicio de su urbanismo, la instauración y el desarrollo, el incremento y la reconstrucción de una metrópoli sedentaria, la primera aparición del monstruo, la especialización del arte del engaño y el ascenso de poderosas élites políticas: “a los dueños de Guadalajara les urgía, al parecer, reconstruirla, capa por capa, y hacerla de treinta pisos. Un gigantesco pastel de concreto, vidrio verdoso y lámina brillante, pudriéndose al sol”.

01.- ‘Fandelli’ (‘Cal y Arena’), Guillermo Fadanelli

Novelita “autobiográfica” del tío Willy, el único autor mexicano que muy pronto, figurará como nominado al Premio Nobel de Literatura. Lástima que como le ocurre a Joyce Carol Oates, nunca se lo darán. Ambos escriben con la voz del mismísimo Demonio, y seguirán siendo unos marginales, siempre.

‘Fandelli’ reafirma el mito de Guillermo Fadanelli, las anécdotas que algunos ya han escuchado en cantinas sobre la infancia, el alcohol y la muerte: las tres estaciones del hombre.

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