Anuncio

Columna de Adictos y Adicciones: Primer paso a la recuperación de la salud emocional

Aquellos que viven con un adicto saben que es un infierno la convivencia.
(Marccophoto/Getty Images/iStockphoto)
Share

Ellas son un grupo de mujeres, madres de familia que han asistido a Nar Anon, desde hace más de 5 años, sus experiencias se parecen, todas han vivido la pesadilla de tener uno o varios hijos adictos, han sentido la impotencia y desesperación de no poder ayudarlos, por lo menos no como una madre está acostumbrada, es decir, a dar amor, sustento y protección.

“Aunque ha sido una experiencia dolorosa, la adicción de mi hija me trajo a estos benditos grupos, cuando llegué por primera vez, no sabía quién estaba más enferma, si mi hija o yo. Probé de todo, regaños, chantajes, lágrimas y nada funcionó”.

Beatriz

Anuncio

Nos reunimos en un café a platicar de ese primer paso, que todo integrante de Nar Anon tiene que dar, si quiere seguir adelante con su vida.

El primer paso dice: “Admitir que somos impotentes ante el adicto y que nuestra vida se ha vuelto ingobernable”. A simple vista, dar este paso es fácil, quienes viven con uno o varios adictos, saben que es un infierno la convivencia cuando andan activos.

“Uno conoce a sus hijos, te puedes dar cuenta cuando algo les pasa, notas sus cambios, sabes sus rutinas, son tus hijos, los conoces. Yo podía ver los cambios, el corazón me decía que mis hijos andaban en algo malo, pero me daba tanto miedo que no quería saber, me sentía protegida por mi ignorancia y vivía con el corazón en la mano, pensando que los estaba perdiendo”.

Isela

Reconocer que se es impotente, suena a derrota para muchas madres de familia, es tanto como reconocer que fallaron como madres. Otras tratan de conservar las apariencias, cuando se toca el tema, ellas dicen enérgicamente que ya hablaron y que esta es su última oportunidad, cuando en realidad se mueren de miedo si el adicto no aparece; muchas más mienten, para no tener que dar explicaciones.

“Yo llegué creyéndome perfecta, sí, yo no tomaba, no fumaba, no hacia drogas, toda mi vida la dediqué al hogar, a todo mundo le decía qué hacer y qué no hacer; muy buena para resolver problemas y meterme donde no me llamaban”.

“Cuando empecé a escuchar a las compañeras, me confundí, esperaba que me dijeran qué hacer para que mi hijo no se drogara, en vez de eso, las compañeras hablaban de sí mismas y hacían unas autocríticas tremendas”.

“Me costó mucho trabajo reconocer que yo no controlaba ni al adicto, ni a mi marido, ni al resto de mi familia, que a duras penas controlaba mi vida, y que mi salud estaba mermada. Declarar mi impotencia ante la adicción, fue liberador, descubrí que todos tenemos un destino y venimos a cumplirlo; yo no puedo evitar que mis hijos tomen sus decisiones, lo único que puedo hacer, es dejarlo todo en manos de Dios, pero no se malinterprete, eso no es dejarse ir a la deriva, por el contrario, es solo tomar el control de mi vida, que a fin de cuentas, es la única que puedo cambiar”.

Lucy

“Llegué a un grupo de familiares de adictos avergonzada, me daba vergüenza que la gente supiera que mi hijo era adicto, mentía, lo encubría y lo justificaba, hasta que ya no pude más; vivía con miedo de que algo le pasara, sentía temor de que lo detuviera la policía y escondía mis joyitas y mi dinero, porque sin querer, me había convertido en la central de abastos, yo misma era la fuente de recursos para que mi hijo siguiera matándose a pausas”.

“Cuando llegué a mi grupo, no podía entender que aunque aquellas mujeres estaban pasando lo mismo que yo, eran capaces de reír y seguir con su vida, yo quería eso, estaba cansada y derrotada ante la droga. Para mí, el grupo de Nar Anon, ha sido mi tabla de salvación y aún cuando no me dijeron cómo evitar que mi hijo se drogara, sí he aprendido a desprenderme con amor y dejar que él viva las consecuencias de sus actos, no obstante, jamás le negaré un plato de comida”.

Alma

Como pueden ver, enfrentar la adicción de un ser querido es una ardua tarea, requiere mucho valor y determinación, hay que dejar de alimentar expectativas y permitir que nuestros seres queridos vivan su experiencia, eso no significa dejarlos de querer, significa que reconocemos nuestra impotencia, nuestra falta de control en la vida de los demás; no podemos, aunque a veces quisiéramos, vivir la vida de los otros.

Si usted está viviendo con un adicto, le recomiendo que antes de tomar una decisión, primero acuda a un grupo de doce pasos.

Escríbame, su testimonio puede ayudar a otros. Todos los nombres han sido cambiados.

cadepbc@gmail.com

Anuncio