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Opinión: A la “nave azul” se le están acabando los suministros

Esta foto del 18 de mayo de 1969 proveída por la NASA
Esta foto del 18 de mayo de 1969 proveída por la NASA muestra la Tierra fotografiada desde la nave Apollo 10.
(ASSOCIATED PRESS)
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Los incendios en California, Washington, Oregón, más las inundaciones en Luisiana, New Jersey y New York son solo unas de las señales de lo que está ocurriendo en el mundo. La polémica parece estar en buscar al culpable de estos cambios climáticos cuando en realidad tendríamos que enfocarnos en el futuro. Usted y yo vivimos en una nave espacial que circula en el espacio a 67.000 millas por hora. Como en toda embarcación tenemos un límite de provisiones y oxígeno para respirar. Cualquier experto en logística podría sacar el cálculo y darse cuenta de que nuestra nave no está siendo operada de la mejor manera.

Los recursos que nos quedan son limitados y por eso se acaba de anunciar la explotación de minerales en la luna. Pero lo que necesitamos realmente es un cambio social. El aprender a vivir con menos y aprovechar al máximo la materia prima que nos queda a bordo.

El transporte, desde la carreta hasta los cohetes, han cambiado la manera en que vivimos. Pero como toda tecnología de avanzada, solo existe por un determinado tiempo. Descubrimientos y la realización de las consecuencias de ciertas ciencias hacen que cambiemos nuestros puntos de vista. La etapa de la utilización de los combustibles fósiles se acaba. La introducción de nuevas plantas motrices que tengan un mejor rendimiento y simultáneamente no sean detrimentos a nuestra nave es una necesidad. La importancia del transporte, por su consumo energético y emisiones nocivas, es parte integral de la economía mundial y uno de los ejes principales de la geopolítica para alcanzar los objetivos de disminución de consumo de materias primas y mantener el ambiente en que habitamos.

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Los vehículos con motores eléctricos poseen una mejor eficiencia de energía (más del doble) si los comparamos con los que utilizan motores de combustión interna. Además, no producen gases nocivos que contaminan nuestra atmósfera. Desde 1890, cuando William Morrison fabricó el primer auto eléctrico en Estados Unidos, hasta ahora, el desarrollo de las baterías no se ha detenido. Con autosuficiencia de 250 millas por carga los vehículos eléctricos actuales ofrecen transporte limpio para el 80% de los usuarios. La única limitación es la infraestructura. Pero esto ya está en camino de ser resuelto y basado en la historia de la capitalización de recursos, sería posible lograr las metas de suministro de energía para un parque automotor eléctrico alrededor del año 2050.

La adopción de los autos eléctricos ya no es una elección. Si queremos que nuestra nave “azul” continúe atravesando el cosmos debemos darnos cuenta de que una de las leyes primarias de subsistencia a todo tipo de nivel es que nada permanece igual. Es hora de utilizar las nuevas tecnologías. La nave nos sigue dando señales de alerta y como en los vehículos de hoy la luz amarilla está encendida en el tablero de nuestra embarcación interestelar. Si los que están al mando se niegan a ver el manual de operación, está en nosotros mismos el comenzar a proteger la mensurable carga con la que viajamos. ¿Usted qué opina?

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