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El papel de la música y la ayahuasca en el tratamiento del consumo de sustancias en los hombres

Un investigador de la UC Riverside descubre el papel crucial que desempeñan los icaros
Un investigador de la UC Riverside descubre el papel crucial que desempeñan los icaros, cantos tradicionales peruanos, durante las ceremonias de curación con ayahuasca.
(Owain J. Graham.)
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Las canciones tradicionales, conocidas como icaros, forman parte de un proceso de tratamiento para hombres que se rehabilitan de adicciones a las drogas y el alcohol. Combinados con la medicina tradicional amazónica y la psicoterapia, estos icaros se utilizan durante las ceremonias de curación con ayahuasca en el Centro Takiwasi de Rehabilitación de Toxicómanos e Investigación de Medicinas Tradicionales de Tarapoto (Perú).

Por primera vez en los 30 años de historia del centro, un investigador musical de la Universidad de California en Riverside ha captado el impacto positivo que los icaros tienen en la recuperación de los hombres.

Los resultados del estudio, dirigido por el estudiante de doctorado de etnomusicología de la UCR Owain J. Graham, se publicaron en la revista Anthropology of Consciousness. Según Graham, es necesario profundizar en el tema de su investigación y comprender mejor el papel de la música como herramienta terapéutica, de modo que pueda integrarse más eficazmente en las opciones de tratamiento curativo para los pacientes de Estados Unidos, y potencialmente del resto del mundo, que sufren adicciones y otras enfermedades.

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Alrededor del 67% de los participantes que completaron un programa de nueve a doce meses en el Centro Takiwasi no volvieron a consumir sustancias, según investigaciones anteriores citadas por Graham y sus colegas. Alrededor del 86% de los pacientes mostraron mejoras estadísticamente significativas en el Índice de Severidad de Adicciones, una herramienta de evaluación utilizada para evaluar el tratamiento de abuso de sustancias.

Un análisis de 2017-19 evaluó 180 respuestas. Todos los pacientes informaron que los icaros cambiaron su estado psicoemocional y que los icaros efectuaron la curación relacionada con el “desbloqueo”, un proceso también conocido como “limpieza” y “eliminación”, en referencia a los informes de los efectos purgativos de la ayahuasca, tanto físicos como psicoemocionales.

“Los etnomusicólogos y los antropólogos médicos son conscientes del papel que desempeña la música en la curación en muchas culturas”, afirma Graham, cuyos intereses de investigación incluyen la indigenidad y la música ritual en Sudamérica. “Aunque la biomedicina occidental se basa en la ciencia, ha descuidado la explicación de la conexión mente-cuerpo y el efecto curativo de la música”.

El Centro Takiwasi sólo acoge a hombres en su programa residencial. Se centra en la salud masculina porque en Perú y en todo el mundo la mayoría de los adictos a sustancias son hombres, no mujeres. Respetando la guía de los curanderos amazónicos, el programa también exige una concentración total, incluida la abstinencia sexual, razón por la cual no permite que las mujeres vivan dentro de la comunidad de pacientes en rehabilitación. Las mujeres sí reciben tratamiento y se les permite participar en las ceremonias de curación del centro.

Planta de ayahuasca. Fotografía tomada en el Centro Takiwasi en el verano de 2022.
(Owain J. Graham.)

Durante décadas, el uso de la ayahuasca ha acaparado una mayor atención mundial, pero en la región de la alta Amazonia peruana ha sido una práctica cultural ancestral, explica Graham. En el Centro Takiwasi, la combinación de psicoterapia asistida con psicodélicos monitoreados -junto con icaros cantados en español, quechua, otras lenguas indígenas amazónicas y, a veces, francés- ayuda a los hombres a alejarse de las drogas. Gracias a sus investigaciones, Graham comprendió que las enfermedades no son sólo dolencias físicas, sino que también derivan de cuestiones sociales y espirituales.

Desde hacía más de una década, Graham se interesaba por comprender la relación entre la música y los estados alterados de conciencia, centrándose en las culturas que tienen una larga tradición de utilizarlas juntas. Pronto se dio cuenta de que los estudios clínicos recientes sobre psicodélicos carecían de un componente importante en sus informes: una atención suficiente al uso de la música en sus protocolos.

“Me puse a pensar: ‘Quizá yo pueda aportar algo a esta conversación. Tal vez pueda ayudar a añadir algo de contexto y, con suerte, ampliar las perspectivas de los curanderos tradicionales que utilizan estas medicinas/sustancias’. Los curanderos heredaron prácticas que se remontan a cientos de años atrás, a sus antepasados”, explica Graham.

Los pacientes del Centro Takiwasi -un espacio que Graham visitó durante varios meses seguidos en 2019 y 2022- participan en ceremonias de ayahuasca de seis horas guiadas por curanderos tradicionales. Los curanderos guían a los participantes con icaros, la música que los transiciona emocional y mentalmente de una etapa a otra.

Las respuestas y experiencias no variaron en función de la cultura y los antecedentes demográficos de los participantes. La muestra de Graham incluía un 58% de sudamericanos y un 42% de europeos occidentales.

¿Bastan los icaros y las ceremonias de curación con ayahuasca para cambiar por completo el abuso de sustancias de una persona? Graham advierte contra las interpretaciones literales y las expectativas poco realistas. La curación tradicional lleva tiempo, por eso el programa de Takiwasi dura entre nueve y doce meses. Además, durante este periodo los participantes tienen tiempo para integrar las lecciones y procesar los traumas que suscitan las ceremonias de ayahuasca, afirma Graham.

“Yo advertiría a la gente en ambas direcciones. Mucha gente ha oído hablar más de la ayahuasca en los últimos 10-15 años. Algunos afirman que han renacido, que se han curado traumas importantes tras una sesión de ayahuasca. Eso puede ocurrir, pero no es el caso normal”, dijo Graham. “Lo que es importante señalar es que tiene que haber más colaboración entre investigadores de distintas disciplinas. Los investigadores clínicos deberían pensar en usos más tradicionales cuando crean terapias en entornos de tipo hospitalario”.

*Sandra Baltazar Martínez es oficial de Información Pública de la Universidad de California en Riverside.

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