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Los pediatras han empezado a ver  tatuajes y perforaciones corporales como señales de conductas de alto riesgo

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Los tatuajes o las perforaciones del cuerpo están siendo considerados algo así como una bandera roja para los pediatras que los encuentran en sus pacientes.

A los médicos que se encontraron con un símbolo de tinta o un anillo en el ombligo mientras examinaban a un adolescente o adulto joven, se les enseñó a investigar otros comportamientos peligrosos, incluyendo el uso de drogas, armas, actividad sexual de alto riesgo y auto lesiones.

El lunes, la Academia Americana de Pediatría emitió sus primeras directrices clínicas a sus miembros sobre tatuajes, piercing y escarificaciones en adolescentes y adultos jóvenes. Estas directrices fueron publicadas en la revista Pediatrics.

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Pocos pacientes jóvenes parecen entender todos los riesgos para la salud involucrados, o tener en cuenta las opiniones de los futuros empleadores, dicen las directrices. Y por lo general subestiman la dificultad de eliminar un tatuaje en caso de que algún día deciden eliminarlo de su cuerpo.

Pero, dice el informe clínico, la modificación corporal se está convirtiendo rápidamente en un lugar común, y los niños que participan en ella son probablemente completamente normales y sanos que sólo están en busca de una forma de expresión.

“Tatuar y perforar varias partes del cuerpo ya no es un fenómeno de población de alto riesgo, como lo demuestra el creciente número de adultos y adolescentes no considerados del alto riesgo que tienen tatuajes y múltiples perforaciones en el cuerpo”, dice el nuevo informe.

Hoy en día, hasta el 38% de los jóvenes entre los 18 y 29 años de edad declaran tener un tatuaje, y entre los estudiantes de universidades privadas, piercings en el ombligo se ha encontrado en tantos estudiantes, que ya puede considerarse como algo común.

Mientras que la perforación de la lengua, el pezón o los genitales fueron reconocidos por cerca de 1 de cada 10 jóvenes, estas modificaciones del cuerpo no son raras. Una encuesta de Harris en el 2016 encontró que la mayoría de los adultos que se han puesto un tatuaje - 86% - no se han arrepentido de hacerlo, y que las personas que se han tatuado dicen sentirse más sexy, rebeldes, atractivos o fuertes.

Hay, por cierto, preocupaciones médicas que los pediatras deben hablar con sus pacientes. Las infecciones, incluyendo la hepatitis B y C y las infecciones por el VIH, pueden ocurrir cuando los profesionales de la perforación y el tatuaje no utilizan equipo debidamente esterilizado. Los pacientes inmunocomprometidos o que toman medicamentos que suprimen la inmunidad no deben someterse a estos procedimientos.

Y luego hay que considerar la actitud de los futuros empleadores.

El informe cita el informe que encontró que el 37% de los gerentes de recursos humanos nombró a los tatuajes como el tercer atributo físico que probablemente limitaría el potencial de carrera (los piercings en la oreja y el mal aliento eran los dos primeros).

“En consecuencia, los adolescentes y los adultos jóvenes que contemplan la modificación del cuerpo pueden ser bien aconsejados para asegurarse de que el tatuaje o piercing no sea visible en trajes típicos de trabajo”, señala el informe de la academia.

Pero los médicos deben tratar en la evidencia clínica, dice el doctor Cora C. Breuner, que encabezó el comité de redacción de las nuevas directrices de la academia. Y ésos sugieren que la modificación del cuerpo ya no es un predictor confiable de la desviación social.

Más a menudo, dice, es un acto generacional de solidaridad.

“Están emulando a personas que están ahí afuera - atletas, músicos, personal militar - gente a la que buscan o admiran”, dijo Breuner.

Breuner explicó que los pediatras deben considerar siempre una “entrevista clínica cuidadosa” acerca de las intenciones del paciente, diseñada para asegurar que no haya comportamiento compulsivo auto-perjudicial. Pero cuando esas investigaciones no plantean preocupaciones, un médico debe aprovechar la oportunidad para tener una conversación seria con sus pacientes acerca de cómo mantener las vacunas actualizadas, la elección de tatuajes y piercing higiénicos, y tener en cuenta las actitudes de los futuros empleadores.

Para algunas adolescentes mayores y adultos jóvenes, estas serán las primeras conversaciones médico-paciente sobre un asunto de verdadero interés mutuo, dijo Breuner. Darle la confianza al paciente para sopesar los riesgos y los beneficios con la ayuda de un médico, puede ser un paso importante hacia la adultez, dijo.

“De todos modos, no vienen a vernos muchos adolescentes”, dijo Breuner. “Esto proporciona muchas oportunidades. Pueden hablarnos sobre tatuajes y piercings corporales, y luego podemos hablar de violencia en las relaciones y enfermedades de transmisión sexual. Podemos hablar sin emitir un juicio y tener un diálogo”.

Breuner inició las pautas de la academia después de que su hija de 18 años de edad acudió a ella para discutir cómo perforar su ombligo.

Como miembro de la generación de los Baby Boomer, Breuner dijo que era probable que algunos médicos más jóvenes vieran tal propuesta como problemática: En el mejor de los casos, pensó, era el comienzo de una caída en decisiones mal tomadas. “Mi primera reacción fue no”, dijo. Pero cuando fue a las declaraciones clínicas de la academia en busca de directrices, encontró que allí no había nada que pudiera para ayudarla a aconsejar a su hija a tomar la mejor decisión.

Cinco años más tarde, su hija ha sobrevivido a su perforación, sus colegas pediatras tienen un recurso para utilizar, y Breuner dice que tiene una nueva visión delos tatuajes y las perforaciones corporales. “He descubierto que esto no es una forma de automutilación”, dijo Breuner. “Es sólo una forma de arte corporal o de modificación corporal”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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