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Tuve citas románticas sin darme cuenta

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Siempre me he sentido cómoda con el hecho de que la mayoría de mis amigos son hombres. Trabajo en animación, una industria llena de chicos, y estoy acostumbrada a que me traten como a un amigo.

Una noche, uno de mis amigos del trabajo, llamémosle Z, me preguntó qué iba a hacer el próximo jueves. Ese jueves era 14 de febrero, que durante toda mi vida había sido el Día del Orgullo de los Solteros. No me gustan las cosas románticas, y nunca había “celebrado” el Día de San Valentín. Las flores no significan nada para mí, como tampoco las tarjetas de Hallmark. Le dije que probablemente prepararía un poco de queso fundido y me deleitaría con el verdadero significado del amor: el queso derretido.

Dijo: “¿Qué? ¿Queso fundido? Pasemos el rato juntos. Podemos conseguir queso fundido, si eso es lo que realmente quieres”.

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Lo era.

Cuando llegó el jueves, insistió en recogerme. Dijo que había investigado el mejor lugar para queso fundido en Los Ángeles y que mantendría el destino en secreto hasta que llegáramos. No hay necesidad de formalidades, pensé, ¿por qué los secretos?, pero salivé durante el viaje, preguntándome si esto involucraría al famoso maestro del queso fundido de Los Ángeles, el chef Eric Greenspan, y pensando si estaba de humor para el gouda o el brie. No podía esperar.

Cuando llegamos allí, vi que no nos dirigíamos al lugar informal de Greenspan como esperaba. En cambio, llegamos a un hotel elegante en Wilshire. ¿Qué? Esto debe ser algún tipo de error, pensé. Era un elegante establecimiento de alta cocina, en una azotea.

Para llegar allí, nos metimos en un pequeño ascensor y nos dirigimos al último piso. Cuando salimos, vi pétalos de rosa esparcidos por todas partes.

Z explicó que el puesto de queso fundido estaba cerrado esa noche, así que por eso ibamos al otro restaurante de Greenspan. “Tendremos que conseguir queso fundido aquí”, se encogió de hombros.

El anfitrión nos llevó a una mesa a la luz de las velas con vista a las luces de Los Ángeles y nos explicó que la cena de esa noche incluía un menú especial a precio fijo para celebrar el Día de San Valentín, y de hecho no había queso fundido.

Nos reímos torpemente ante la confusión, y de sentirnos tan fuera de lugar. (estábamos realmente mal vestidos, yo llevaba unos zapatos deportivos Converse tan viejos que tenían agujeros. Él llevaba puesto su sombrero de camionero, que nunca se quitaba).

Al final, decidimos quedarnos. Dijo que como había sido idea suya, pagaría por la ridiculez. Eso estaba bien por mí. En ese momento, me moría de hambre y necesitaba comer. A pesar del ambiente inusualmente romántico, Z lucía su típico aire relajado y despreocupado, por lo que se sentía como una noche normal: dos amigos charlando sobre animación.

Después de la comida, me llevó a casa. Y luego, en una señal de alto, de la nada, se inclinó y me besó. Totalmente sorprendida, pensé: “Oye, esa es mi cara. ¡No quiero tu cara en mi cara!” Pero no podía decir exactamente eso, así que dije: “Espera estas conduciendo”. Porque eso fue lo primero que se me ocurrió. Ya sabes, ¿échale la culpa a la seguridad del vehículo?

Llegué a casa convencida de que toda la noche fue un simple accidente. Accidentalmente fuimos a una cena de San Valentín con temas de rosas, todo en nombre de la búsqueda de queso fundido. ¿En cuanto al beso? Tal vez el romanticismo del ambiente de la cena se le pegó, y el Día de San Valentín hace que la gente se sienta sola, ¿así que fue por eso?

La noche siguiente, salí con una amiga en común que empezó a decir que sospechaba que Z estaba enamorado en secreto de alguien. (¿Mi reacción interna? ¡Qué alivio! ¡Estoy libre de culpa! ¡Le gusta alguien más!) Mi amiga dijo que aparentemente él salió con la chica el día de San Valentín. (¡Bien por él! Espera... ¿A qué hora tuvo tiempo de verla? ¿Y por qué no salió con esa chica el día de San Valentín y en cambio salió conmigo, su vieja y aburrida compañera de trabajo que....)

Y fue entonces cuando finalmente me di cuenta de que la cena en la azotea a la luz de las velas era una cita de San Valentín.

Tenía tanto que procesar.

¿Qué clase de intrincado plan tramposo fue ese? ¿Estaba utilizando intencionalmente la promesa de queso fundido, en mí cara, mientras planeaba una elegante cita en la azotea? Me engañó toda la noche con su estilo casual y de amigo y su sombrero de camionero. (¿No es eso una regla en algún lugar? ¿Sombrero de camionero = No es una cita?

También me di cuenta de que ya me habían engañado exactamente así otros tipos que creía que eran amigos completamente platónicos. Todas y cada una de las invitaciones de “Pasemos el rato junto” y “Tengo un boleto de concierto extra” pasaron ante mis ojos.

Estaba el amigo que llegó temprano al cine para comprar las entradas y golosinas Sour Patch Kids. El amigo que me invitó a un espectáculo de danza abstracta pero que secretamente pagó por adelantado mi entrada y un sándwich Panera. Y luego, de golpe, sorpresa, me di cuenta que todas esas veces fueron citas a los ojos de ellos.

¿Cómo puede ser que siga siendo engañada para tener citas furtivas?

Tal vez mi radar interno está apagado, pero si normalmente me tratas como a un amigo, ¿cómo se supone que voy a notar la diferencia?

¿Qué pasó con las invitaciones formales o simplemente con ser directo?

Chicos: La entrega astuta de su tarjeta de débito al cajero de Panera para pagar mi sándwich no significa una cita. Y decir “Pasemos el rato juntos este jueves” no me da la menor idea de tus intenciones.

Supongo que esta es una lección de que ves lo que quieres ver, porque esa noche para mí fue una “invitación de jueves por la noche de queso fundido con un compañero nerd de animación que traía un sombrero de camionero”. De alguna manera me perdí completamente la “invitación de cena en azotea a la luz de las velas con pétalos de rosa y un beso en el auto del día de San Valentín”.

Lamentablemente, el confuso estilo de comunicación de mensajes de texto y mensajes de redes sociales de mi generación persiste.

Sin embargo, confío en que, al menos ahora, pueda distinguir, cuando una cita furtiva se acerca a mi camino, mucho antes de que termine en otra cena romántica en una azotea el día de San Valentín.

La autora es editora de animación y co-creadora de la serie web de animación Gremlin Girl. Está en Instagram en @gremlingirlseries.

L.A. Affairs narra la búsqueda de amor en Los Ángeles y sus alrededores.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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