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En medio de deportaciones, los inmigrantes evitan la asistencia médica

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Los pacientes en el St. John’s Well Child & Family Center en el sur de Los Ángeles han comenzado a solicitar copias de sus registros médicos. Algunos solicitan medicamentos adicionales, llevándose a casa todo lo que pueden.

Necesitan prepararse, dicen, en caso de que no puedan regresar.

“Quieren tener una reserva”, dijo el presidente ejecutivo de la clínica, Jim Mangia. “Existe el temor de que, en su camino a llevar a sus hijos a la escuela, a la clínica o al ingresar a la tienda, sean detenidos y deportados”.

Los proveedores de servicios de salud dicen que los movimientos agresivos del presidente Donald Trump contra la inmigración ilegal plantean riesgos para la salud de muchos californianos, ya que los padres inmigrantes cancelan citas médicas o esperan hasta el último momento para buscar tratamiento.

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Otros piden abandonar los programas públicos porque les preocupa que su información personal termine en manos del Gobierno Federal. Muchos se sienten ansiosos o deprimidos debido a las posibles redadas, lo que ha provocado que algunos proveedores ofrezcan capacitación especial para tratar estos problemas de salud mental entre los inmigrantes.

Y la reciente ansiedad se ha extendido más allá de aquellos en el país sin autorización legal, dicen los defensores de la salud.

St. John’s, que trata a más inmigrantes que carecen de estatus legal que cualquier clínica en el estado, a menudo escucha a pacientes que temen encontrarse con autoridades federales de camino a la clínica, dijeron los empleados. En los últimos meses, los miembros del personal han practicado la formación de una cadena humana alrededor de las instalaciones, en caso de que los agentes de inmigración aparezcan algún día.

Los defensores de la salud dicen que la renuencia de los inmigrantes a buscar atención médica es un retroceso para un estado que pasó años alentando a la gente a inscribirse en un seguro médico y hacer visitas regulares al médico bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible.

Mayra Álvarez, directora del grupo de defensoría basado en L.A., Children’s Partnership, recordó la historia de un niño mexicano-americano que le preguntó a su madre si iba a ser deportado, a pesar de que nació en los Estados Unidos.

“Es una especie de línea borrosa entre indocumentados y documentados”, dijo Álvarez. “Todo lo que necesitas es una historia en nuestra comunidad, un ejemplo de una deportación, y se extiende como un incendio forestal”.

Rumores de redadas y citas canceladas

Las llamadas de los pacientes comenzaron poco después de que Trump asumió el cargo, dijo Dulce Valenzuela, que trabaja en la recepción de St. John’s.

“Su principal preocupación era: ‘Si entro, ¿se les dará mi información?’”, dijo.

Aunque Valenzuela les asegura a los pacientes que estarán seguros, St. John’s ha experimentado un descenso del 8% en las visitas entre pacientes que carecen de estatus legal en los 14 sitios del sur de California de la clínica, dijo Mangia.

Los agentes de inmigración tienen prohibido por la ley, ingresar a las instalaciones de salud. Aun así, los miembros del personal fueron entrenados recientemente en cómo leer una orden de búsqueda de Inmigración y Aduanas, y también les enseñaron a formar una cadena humana en la puerta de la clínica para impedir el ingreso de agentes.

“Esto es L.A.”, dijo Mario Chávez, director de asuntos gubernamentales de la clínica. “Si ICE realmente quisiera asustar a la gente, podrían hacer redadas aquí”.

Miles de personas fueron deportadas bajo el presidente Obama, pero las operaciones se centraron en delincuentes condenados o aquellos que habían sido atrapados ingresando ilegalmente al país en el pasado. La administración de Trump ha dicho que apuntará a cualquiera de los 11 millones de personas en el país que no cuentan con estatus legal.

Un hombre fue recogido después de dejar a su hija en la escuela. Otro fue detenido en el jardín de su casa. Una joven fue detenida por agentes en camino a someterse a una cirugía de vesícula biliar y luego la siguieron al hospital.

Valenzuela, quien llegó a los Estados Unidos ilegalmente desde México cuando era pequeña, dijo que sus padres están nerviosos debido a esas historias.

“Han estado diciendo: ‘ICE ha estado aquí, ICE ha estado allí. Tengan cuidado “, dijo Valenzuela, de 21 años.” Se preocupan cuando por alguna razón no he podido llegar temprano a casa”.

Estos temores han afectado la forma en que las personas acceden a la atención médica. En todo el estado, aproximadamente el 40% de los proveedores dijeron que los pacientes de familias inmigrantes estaban faltando a las citas o programaban menos visitas, según una encuesta reciente de Children’s Partnership.

Durante años, los defensores de la salud han estado presionando a los californianos, incluidos los inmigrantes que carecen de estatus legal, para que acudan al médico. Las visitas regulares podrían detectar problemas que de lo contrario resultarían en grandes facturas en la sala de emergencias, dijeron. Ahora algunos se preocupan de que esos problemas médicos no se puedan tratar.

Una encuesta de la Kaiser Family Foundation descubrió que algunos pacientes hacían menos citas para chequeos para sus hijos, y algunas mujeres embarazadas evitaban la atención prenatal. La gente parece no querer llamar la atención sobre ellos mismos, encontró el estudio.

Samantha Artiga, una analista de la Kaiser Family Foundation que dirigió el estudio, dijo que los inmigrantes, ya sea legales o no, parecen estar inquietos por los cambios de política en torno a la inmigración, así como la decisión de deshacer el programa DACA.

“Incluso, si no se ven afectados por ese cambio de política en particular, les preocupa la estabilidad de su estado, e incluso escuchamos eso entre los residentes legalmente permanentes”, dijo.

Prisa por salir de los programas públicos

A nivel estatal, los trabajadores de la salud que inscriben personas en programas públicos dijeron que han estado respondiendo preguntas de inmigrantes preocupados sobre sus planes de salud y otros beneficios públicos.

Elba González-Mares, directora de la Iniciativa de Salud Comunitaria sin fines de lucro en el condado de Napa, dijo que su organización ha estado ayudando a los trabajadores del condado con solicitudes urgentes. Los inmigrantes que carecen de estatus legal son elegibles para ciertos programas públicos, como cupones de alimentos para madres embarazadas o Medi-Cal para menores de 19 años.

“Han recibido llamadas telefónicas y personas que llegan y dicen: ‘Tengo que terminar hoy’”, dijo González-Mares, quien señaló que varias personas en el condado de Napa fueron detenidas durante una redada en febrero. “La ansiedad es realmente elevada”.

Las preocupaciones han aumentado la carga de trabajo para los empleados de la salud, pero en última instancia no ha habido una disminución significativa en la inscripción, según funcionarios del condado y del estado.

Irónicamente, las personas generalmente terminan quedándose en un programa una vez que se enteran de que el sistema recordará su nombre incluso si se desafiliaran, dicen.

Aun así, los trabajos de los empleados de inscripción parecen haber cambiado recientemente: ahora se enfocan en evitar que las personas abandonen los programas, en lugar de contratar a más personas.

Edgar Aguilar, gerente de programa de la Iniciativa de Salud Comunitaria de Dignity Health en el Condado de Kern, dijo que los trabajadores que intentaron inscribir a más personas notaron una caída con relación al 2017.

Estrés tóxico: “¿Y si deportan a mi padre?”

Luego están los efectos sobre la salud que son más difíciles de medir.

Cuando Yessenia Cux sale de la casa por la mañana para ir a correr, le preocupa no volver a ver a su hermana y a su cuñado. Inmigró ilegalmente a Estados Unidos desde Guatemala en 2015.

“Es difícil ser feliz”, dijo Cux, una estudiante de tercer año en Manual Arts High School en South L.A. “Es difícil pensar en un futuro cuando nada es seguro”.

Muchos proveedores de servicios de salud dijeron que tenían que realizar un entrenamiento especial sobre la ansiedad y la depresión relacionadas con la deportación porque muchas personas experimentaban tales problemas.

“Tenemos niños entrando y llorando. ‘¿Y si deportan a mi papá?’”, dijo Mangia, con St. John’s. “No creo que podamos subestimar el impacto en la salud mental”.

Algunos trabajadores de salud relataron historias de niños en condados fronterizos que vienen a la escuela con dos mochilas, una con sus lápices y libros y la otra con sus pertenencias en caso de que sus padres sean deportados. Otros dijeron que escucharon a los niños hablar sobre quién los cuidaría si se llevaran a sus padres.

“Veo niños todos los días”, dijo María Ruiz, quien trabaja en la Escuela Primaria Soto Street en Boyle Heights. “Van a la oficina y dicen ‘me duele la cabeza. No pude dormir .Tengo dolor de estómago’... están viviendo el estrés “.

Los pediatras llaman a esto estrés tóxico. Puede aumentar el riesgo de infecciones y dañar la memoria de los niños a corto plazo. La Academia Estadounidense de Pediatría advirtió recientemente que también puede causar cambios fisiológicos que conducen a problemas de salud crónicos y otros trastornos de salud mental en el futuro.

“Todos y cada uno de los pediatras con los que hablamos plantearon esta preocupación sobre los efectos a largo plazo del estrés y la ansiedad”, dijo Artiga, analista de Kaiser Family Foundation. “Lo que está sucediendo hoy tendrá implicaciones a largo plazo que podrían afectar a los niños durante su vida”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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