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Muchas interrogantes sobre el tiroteo que dejó a una persona muerta en Silver Lake

Gene Atkins, a 28-year-old Los Angeles man, has been identified as the suspect in a wild car chase and gun battle that left one woman dead and sparked panic inside a Trader Joe’s store in Silver Lake.  

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Gene Atkins, un hombre de 28 años, de Los Ángeles, fue identificado como sospechoso en una peligrosa persecución y un tiroteo que dejó a una mujer muerta y provocó el pánico dentro de la tienda de Trader Joe’s en Silver Lake.

En pocas horas, Gene Atkins disparó a su abuela, secuestró a su novia y luego condujo a la policía en una peligrosa persecución desde Hollywood hasta Silver Lake mientras disparaba a los agentes desde su automóvil.

Después de toda esa odisea, poco después, el hombre de 28 años huyó a través de un atestado estacionamiento de Trader Joe’s hacia una tienda donde se encontraban decenas de compradores y empleados.

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Los oficiales que lo perseguían tenían una decisión que tomar: disparar de nuevo y arriesgar la vida de otras personas, o permitir que Atkins ingresara a la tienda y potencialmente poner en peligro a docenas más.

En el tiroteo, la gerente de la tienda murió de un balazo mientras se encontraba en el estacionamiento.

No está claro si la gerente recibió disparos de la policía o de Atkins, pero la decisión de responder a los tiros en el ajetreado centro comercial, llevó a algunos a cuestionar la respuesta del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), mientras que otros elogiaron rápidamente a los oficiales por arriesgar sus vidas en un esfuerzo para detener a Atkins.

El jefe del LAPD, Michel Moore, calificó la situación como una “tragedia” y expertos dijeron que los oficiales se enfrentaban a una decisión casi imposible en la que sus opciones iban de mal en peor.

“Es una de esas situaciones en las que llevas las de perder”, dijo Geoff Alpert, profesor de criminología en la Universidad de Carolina del Sur y experto en el uso de la fuerza por parte de la policía. “A menos que puedas marcharte sin que nadie más quede lesionado o muerto, alguien va a criticar la decisión”.

Pero algunos se opusieron abiertamente a la decisión del LAPD de dispararle a Atkins cuando había transeúntes en el área.

“¿Cómo decidió abrir fuego la policía en un lugar lleno de gente, en la tarde de un sábado?”, preguntó Jesse Palmer, de 38 años, vecino de la mujer asesinada. “No es como si hubieran estado en un lote vacío. No era un almacén abandonado. ¿Qué tipo de protocolo se requiere antes de disparar en un área que está congestionada y en pleno auge comercial?”

La caótica serie de eventos que llevaron al tiroteo y un posterior enfrentamiento dentro del popular Trader Joe’s, comenzó horas antes en South LA. Atkins se había involucrado en una discusión con su abuela, en su casa, en la cuadra 1600 de East 32nd Street. La disputa se volvió sangrienta y Atkins le disparó varias veces antes de forzar a su novia a subir al Toyota Camry de su abuela, dijo la policía.

La policía usó el sistema antirrobo de vehículos para rastrear a Atkins en Hollywood horas después, pero el hombre armado huyó. Disparó a la policía durante la persecución, rompiendo la ventana trasera del Camry, antes de estrellarse contra un poste ligero en Hyperion Avenue, donde se encuentra el Trader Joe’s.

Atkins disparó contra la policía mientras huía hacia la tienda, y resultó herido por una ráfaga de disparos, dijo la policía. Se espera que sobreviva y tiene una fianza de $2 millones por sospecha de asesinato, según un portavoz de LAPD.

La prima del sospechoso, Charlene Egland, dijo que Atkins vivía con su abuela, a quien identificó como Mary Madison. Esta crió a Atkins y con frecuencia lo cuidó a pesar de sus problemas con la policía y enfrentamientos acalorados entre los dos miembros de la familia, dijo.
“Cada vez que se metía en algo, ella iba en su rescate. Es por eso que ni siquiera puedo creer lo que le hizo a ella”, dijo Egland.

Madison y Atkins habían discutido repetidamente sobre dejar dormir a su novia en su casa, dijeron sus familiares. Atkins había tenido problemas de ira cuando era niño y se vio profundamente afectado por la muerte de su madre por leucemia, en 2014, según Egland y otro primo, Deshon Hayward.

“Estamos tratando de entender por qué dañaría a la persona que más ha hecho por él. No lo entendemos. Debe de haber perdido la conciencia”, dijo Hayward.

La policía de Los Ángeles arrestó a Atkins por vandalismo en 2008, pero nunca fue formalmente acusado de un delito, según los registros.

Madison también recibió una orden de restricción contra Atkins en 2010.

Egland dijo que el sospechoso dejó de tomar medicamentos en los últimos años. Y agregó que creía que su primo necesitaba ayuda profesional.

Egland, quien vive al lado de Madison, dijo que Atkins también robó a su hija a punta de pistola en 2010, pero nunca fue arrestado por el crimen. En los últimos días, agregó, también hizo comentarios inapropiados a su hija.

“Voy a morir e irme al infierno o voy a matar a alguien”, habría dicho, según Egland.

Sid Heal, un comandante retirado del Departamento del Sheriff del Condado de Los Angeles y experto en el uso de la fuerza, dijo que sería trágico que una bala disparada por la policía causara la muerte de una persona inocente, pero agregó que Atkins era un peligro para el público y los oficiales que respondieron al incidente.

“Tratamos de tener un área despejada para disparar, pero obviamente el sospechoso tiene una ventaja sustancial, incluso decisiva, si no devolvemos el fuego”, dijo. “No hay una respuesta fácil”.

La cuestión de si disparar contra un sospechoso peligroso cuando hay cerca transeúntes inocentes, es algo que han enfrentado otros miembros de la policía, incluido el jefe del LAPD.

Cuando era un oficial joven, Moore trabajaba como guarda de seguridad en un centro comercial en el Valle de San Fernando, cuando mató a un hombre que estaba disparando con un rifle semiautomático en el estacionamiento.

Con autos estacionados bloqueando su vista, Moore no estaba seguro de a quién estaba disparando el agresor. El hombre apuntó con el rifle a Moore, y éste le disparó fatalmente en la cabeza, según un informe del entonces jefe del LAPD, Daryl Gates. Más tarde quedó claro que el hombre le estaba disparando a su ex esposa.

Moore recibió la Medalla de Valor del LAPD, que se otorga a los oficiales que muestran coraje frente al peligro inminente.

A raíz de los disparos en Trader’s Joe, sus amigos recordaron a la gerente, identificada por un pariente como Melyda Corado. Dijeron que era una persona alegre en el vecindario. “Siempre se podía escucharla reír, esa risa bulliciosa, grande y llena de ambiente”, dijo Palmer, quien vivió en el mismo edificio de departamentos que Corado durante cuatro años.

La gerente compartía un apartamento de dos habitaciones con una pareja que eran sus amigos más cercanos, de acuerdo con Zaher Cassim, gerente del edificio. Ella recientemente se transfirió a la tienda de Silver Lake.

Los que fueron tomados como rehenes dentro de la tienda seguían conmocionados mientras relataban la angustiosa experiencia de ver a un Atkins ensangrentado y en pánico caminando por la tienda con su arma desenfundada.

Aproximadamente 40 personas estaban adentro cuando irrumpió, según Moore, aunque varias lograron escapar por las ventanas o las salidas traseras. Atkins también liberó a varios rehenes durante una negociación de tres horas con el LAPD.

Diez personas fueron llevadas a hospitales del área y tratadas por lesiones que no ponen en peligro la vida, según un comunicado emitido por el LAPD el 22 de julio. Ningún policía fue lastimado.

Cyrani Ackerman, de 49 años, le dijo al Times que caminaba hacia la fila de cajas con su hija de 19 años, cuando el chirrido de las llantas la hizo ponerse de rodillas. A medida que los disparos comenzaron a estallar afuera, muchos clientes huyeron hacia la parte posterior de la tienda, acurrucándose en los baños o agachándose en pasillos lo más lejos posible.

“Siete de nosotros estábamos escondidos detrás del pan”, dijo. “Hubo muchos disparos”.

El pistolero se quedó frente al edificio con unos cinco empleados y clientes, según Ackerman, quien dijo que en algún momento el pistolero notó que la gente había encontrado la manera de salir de la tienda. Ordenó que un rehén recorriera los pasillos y encontrara a cualquier otra persona que estuviera escondida, incluidos Ackerman y su hija.

Ella agregó que notó mucha sangre en la tienda pero que no sabía que había matado a la gerente mientras ella estaba escondida. Dijo que escuchó al pistolero hablar con la policía cuando exigió comunicarse con su abuela y se refirió a alguien que estaba muerto.

En un momento, Atkins se alarmó al ver francotiradores fuera de la tienda, según Ackerman. “Fue entonces cuando amenazó con matarnos”, dijo.

Durante sus negociaciones con el LAPD, Atkins también habló sobre la mujer que recibió un disparo mortal.

“Le dijo a la policía que era su culpa que ella estuviera muerta”, dijo Ackerman.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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