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Un maestro alimentó una tortuga con un cachorro y todo el país enloqueció, menos los residentes locales

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En un pueblo pequeño, la muerte es a menudo parte visible de la vida, especialmente para los niños que se crían en granjas. Ellos pueden cazar ciervos; sus familias quizás crían ganado.

Pero, ¿alimentar una tortuga mordedora con un cachorro enfermo?

Eso es exactamente lo que el 7 de marzo pasado, de acuerdo con las noticias locales, un maestro de secundaria en Preston, Idaho, hizo frente a varios estudiantes, en su escuela. Los detalles sobre el incidente siguen siendo poco claros, ya que los funcionarios se negaron a hablar al respecto. Pero la indignación que siguió al hecho resultó predecible.

Una activista local por los derechos de los animales, Jill Parrish, lo consideró “un caso de crueldad” y presentó una denuncia ante el departamento del sheriff, que inició una investigación.

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El clamor se desató a nivel nacional, y el grupo de derechos de los animales PETA afirmó que el maestro es “un matón, al que no se le debería permitir acercarse a los jóvenes”.

La gente en Preston, una comunidad de 5,354 personas, también se mostró indignada, pero porque todos los demás hacían un gran problema con el cachorro.

Hasta el miércoles por la tarde, más de 2,500 individuos habían firmado una petición a la junta escolar de Preston para expresar su apoyo al maestro, Robert Crosland.

“Dos de los tres niños presentes eran mis hijos”, escribió Farahlyn Hansen, en una publicación de Facebook que apoya a Crosland y que fue compartida más de 200 veces. La mujer no respondió a los pedidos de comentarios de este periódico. “NINGUNO de los niños se sintió molesto o traumatizado”, escribió Hansen. “No necesitan asesoramiento terapéutico. Vieron el estado físico del cachorrito, muy joven. Estaba enfermo, no aceptaba la comida y se estaba muriendo. Los tres chicos que estaban allí sintieron que Robert hizo lo correcto, algo humano. Los niños trabajan en granjas, entienden la vida y la muerte”.

Otros peticionarios también expresaron su apoyo a Crosland -un amado maestro, que enseñó ciencias a muchos de los estudiantes del lugar- y elogiaron su carácter y sus habilidades como educador. “Cuatro de mis hijos lo tuvieron como profesor”, escribió Amanda Palmer, “les encantaba su clase de ciencias. Cada uno tuvo su propia gran experiencia con él. Lo apoyo al 100%. Espero que siga aquí para enseñarle a mi hija el próximo año”.

“No solo ha educado a mis hijos, sino que ahora está enseñando a mis nietos”, escribió Dixie Baird. “Es un maestro increíble. Deja una impresión eterna en sus alumnos”.

Algunos peticionarios apoyaron directamente el acto de Crosland. “¿Realmente vivimos una vida tan protegida que ver a un animal comerse a otro destruye nuestra fe en la humanidad?”, escribió alguien. “Esto sucede en todo el mundo, los animales se comen unos a otros. Los humanos lo hacen también; normalmente le pagamos a alguien para que haga el trabajo sucio por nosotros”.

“En todo el mundo incluso la gente come perros, gatos y otras fuentes de alimentos cárnicos”, escribió alguien más. “Me parece que este hombre es un maestro dinámico, que enseña a los pequeños la grandeza de la vida, así como algunas de las duras realidades. Continúe con su gran trabajo. Usted es el tipo de profesor que nuestra sociedad necesita”.

El Distrito Escolar de Preston emitió una declaración donde expresó que la “lamentable alimentación” ocurrió mucho después de que los estudiantes habían terminado su clase y que no formaba parte de ningún programa dirigido por la escuela”. El documento agregó también que los funcionarios estaban “tomando medidas para asegurar que este tipo de acción no pudiera repetirse”. De todos modos, el texto aclaró, “Esperamos que cualquier error de juicio del maestro en este caso no nos haga olvidar los años de cuidados, esfuerzo y pasión que le ha dado a los estudiantes en el Distrito Escolar de Preston”.

Crosland no respondió un mensaje en busca de comentarios. En un correo electrónico, el superintendente Marc Gee escribió que “en este momento, el distrito no hará más comentarios sobre el tema hasta que el fiscal local y la policía hayan terminado su investigación”.

El fiscal del condado de Franklin, Vic A. Pearson, se retiró de la investigación, citando un conflicto de intereses no especificado. Pearson tampoco respondió al pedido de comentarios, pero emitió un comunicado en el que pidió paciencia al público: “El volumen de llamadas recibidas, tanto por la policía como por mi oficina, está obstaculizando nuestra posibilidad de completar lo necesario para llegar al objetivo final de la justicia en este caso”.

La ley no parece estar del lado de Crosland. Los estatutos de Idaho sobre el abuso animal prohíben la imposición “intencional y maliciosa” de la muerte en animales, así como el “sufrimiento innecesario” y la “crueldad innecesaria”. La eutanasia debe ser “humana”.

“No veo ninguna exención bajo los códigos de crueldad animal de nuestro estado para indicar que está bien que una persona mate a un cachorro permitiendo que otro animal lo coma”, consideró Jeff Rosenthal, veterinario y director ejecutivo de la Idaho Humane Society. “Ya se trate de la producción de animales para alimentación, de investigación o de animales de compañía, existe la responsabilidad fundamental de evitar el sufrimiento innecesario”, agregó.

“Si se tratara de una persona que tomó un cachorro y lo destrozó, sería claramente culpable de crueldad hacia los animales; si tomara un cachorro y lo ahogara, sería culpable de crueldad animal”, detalló el fiscal. “No creo que haya sido necesario enseñar algo a estos niños alimentando a una tortuga con un cachorro. No enseñamos hipotermia en la clase de fisiología poniendo gatitos en un congelador”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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