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Esta cantautora y defensora de los indocumentados es el alma de un documental de estreno

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Hoy a las 6 p.m. PT, se podrá ver a través de este enlace la premier virtual de “Querida tierra” (“Dear Homeland”), un documental bilingüe de Claudia Escobar donde se reconstruyen las experiencias que llevaron a que la cantautora Diana Gameros asumiera primero su condición de indocumentada, se convirtiera luego en activista de quienes no tienen voz y luchara finalmente por la obtención de su propia ‘green card’.

El trabajo, presentado con el apoyo del Center for Cultural Power, tiene interés no solo por el lado social, sino también por el artístico, porque Gameros es una intérprete reconocida en el área de la Bahía cuyas hermosas canciones se presentan frecuentemente a lo largo de la película, lo que incrementa la emotividad de lo presentado.

Pese a vivir en Estados Unidos, la mayoría de sus composiciones son en español, y en un español muy bueno, como lo es su nivel de conversación en nuestra lengua, ya que ella misma llegó a estas tierras por primera vez cuando tenía 13 años (todavía no llega a la treintena).

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Sin embargo, como no los contó Gameros en una reciente entrevista, su salida inicial de Ciudad Juárez no fue para escapar específicamente de la violencia por la que se ha hecho mundialmente conocida esa región, sino para visitar a una tía que vivía en Michigan; y aunque pasó algunos años yendo y viniendo entre los dos países, una vez que decidió seguir una carrera en el mundo de la música, decidió hacerlo por aquí.

“Intenté registrarme como estudiante internacional pero me negaron varias veces la visa, y en ese momento, me enamoré de un americano, por lo que preferí quedarme en Michigan”, recordó la artista. “Cursé cuatro años de la carrera, trabajando cincuenta horas a la semana en restaurantes para poder pagarla, porque no podía conseguir becas, pese a que tenía muy buen promedio”.

En secreto

Debido al lugar extremadamente conservador en el que se encontraba, nuestra entrevistada decidió mantener en secreto su estatus, incluso ante su pareja sentimental. “Por allí no existía ni siquiera la palabra ‘indocumentado’, sino que era simplemente ‘ilegal’, lo que me sonaba a ‘criminal’”, precisó. “Tuve que mudarme a San Francisco para reorganizar los cables en mi cabeza y dejar de negar mi identidad”.

El trabajo previo de Gameros en restaurantes la llevó a conocer a varios inmigrantes mexicanos que habían sufrido mucho más que ella, lo que despertó en ella un nivel de conciencia social que empezó a plasmarse en sus temas musicales propios. “Me di cuenta de que lo que me nacía realmente del alma era hacer canciones sobre estas historias que estaban influenciadas por mi propia vida y por las de todos los migrantes que han tenido que dejar sus tierras de origen para vivir en la nostalgia, pero que se encuentran a la vez agradecidos por estar en un lugar nuevo con muchas más oportunidades”, comentó.

La juarense de nacimiento admite que la decisión de quedarse en la Unión Americana pese a la falta de ‘papeles’ fue completamente consciente y que no tuvo que pasar todo lo que pasan los que cruzan la frontera de manera temeraria, pero también que la permanencia del español y de los rasgos culturales mexicanos en su arte se deben a que arribó ya con sus costumbres originales muy arraigadas, lo que la llevó a no rechazar nunca sus orígenes.

“Eso me hace valorar lo que tengo y luchar con todas mis fuerzas para que los ‘peques’ y los ahora jóvenes que siguen como ‘dreamers’ puedan tener una vida libre, aunque ahora hay muchos de ellos que no tienen miedo de decir abiertamente lo que son”, nos dijo Gameros, quien es mostrada en diversos segmentos del documental en medio de manifestaciones públicas, hablando e interpretando unas canciones que se encuentran tan influenciadas por el folk estadounidense de protesta como por las tradiciones sonoras latinoamericanas, empezando por las formas antiguas del género regional mexicano.

“Mis canciones celebran esa lucha y se enfocan no solo en lo que nos falta, sino también en lo que tenemos, y no dejan de lado que Estados Unidos ha sido responsable de encender toda clase de fuegos en diferentes países del mundo, tanto a través de intervenciones [militares] como de tratados económicos que benefician a un solo lado”, apuntó. “Cuando tu casa se incendia, tienes que salir de ella para buscar otro hogar; y esas personas tendrían que ser recibidas por aquí con los brazos abiertos, porque yo sí creo en las reparaciones y en hacerse responsable de los daños que uno comete”.

Si estaba protestando el sábado en DTLA y escuchó una explosión de punk hardcore en las calles, es probable que provenga de una banda de Pico Rivera llamada ‘Vandalize’

Jun. 1, 2020

En la coyuntura

Las palabras y las acciones de Donald Trump funcionan como una banda sonora ominosa en “Querida tierra”, graficando de ese modo las dificultades atravesadas actualmente por las causas que esta cantautora y activista defiende, a las que se suman ahora mismo los aspectos adversos traídos por la pandemia del Covid-19.

“Conseguí volverme residente permanente en el 2019 y eso me dio la oportunidad de volver al país en el que nací después de 16 años, pero lo que más me interesa en estos momentos es poder contribuir a que todas las personas que no tiene acceso a ese privilegio lo tengan”, retomó. “El mensaje no ha cambiado, sino que se ha amplificado”.

“Con todo lo negativo que ha traído, la pandemia le ha dado también visibilidad a nuestros hermanos y nuestras hermanas campesinos, que han sido considerados oficialmente trabajadores esenciales y que siempre lo han sido”, precisó. “Hay que seguir buscando aliados para defender sus derechos y arreglar sus estatus”.

Gameros no excluye de su lucha a la comunidad afroamericana, que como todos sabemos se encuentra en el medio de los sucesos de alcance mundial que se desataron tras el asesinato de George Floyd por agentes de la policía de Minneapolis; y sabe también los riesgos que implican las marchas que se vienen dando en momentos en los que el coronavirus se encuentra todavía desatado.

“La lucha por la igualdad y por los derechos humanos -porque eso es lo que son- no es fácil, y nunca lo ha sido”, exclamó. “Volvemos a la metáfora de la casa quemada: si su comunidad está en fuego, la gente va a levantarse y a romper vidrios para salvar lo que se tenga que salvar”.

“Desde que comenzó la pandemia, por aquí se han estado haciendo más llamadas a los legisladores, más actividades por las redes; pero si hay que salir, hay que hacerlo, y los que más deberían hacerlo son los que cuentan con mayores privilegios y pueden asumir el riesgo de infectarse”, concluyó. “La opresión y el racismo tienen que parar”.

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