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“Lo que gano es ver que la comunidad está perdiendo el miedo”: Ron Góchez

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“No tengo para comer, mi mamá a veces nos trae café y pan”, fueron las palabras que marcaron a Ron Góchez. La imagen de ese niño descalzo y hambriento, que minutos antes había visto jugar futbol, vuelve a repicar en la mente de este profesor al explicar sus inicios en el servicio comunitario.

Este líder, de 34 años de edad, nació en el Sur de Los Ángeles, el barrio más pobre de la ciudad. Sin embargo, al viajar por primera vez a El Salvador, en 1990, se dio cuenta que otros están en mayor desventaja. Su madre es originaria de esa nación, su padre es mexicano, a quien nunca conoció.

“Si va a haber un cambio social, aquí es donde va a surgir”, afirmó el profesor sobre la razón por la que no ha dejado este vecindario, interesado en que ocurran mejoras sociales. “Vivimos en un mundo capitalista que genera riqueza para pocos, pero hay que luchar por y con los trabajadores”.

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En el 2004, Góchez obtuvo su Licenciatura en Ciencias Sociales en la Universidad Estatal de San Diego (SDSU); en el 2006, se graduó de la Maestría en Educación en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).

Al mismo tiempo que daba clases, comenzó a desarrollar el trabajo organizativo. A través de la Unión del Barrio, asociación creada en L.A. en el 2007, se enarboló una lucha frontal contra los decomisos de autos y las redadas que atemorizaban a la comunidad inmigrante.

Como parte de esta lucha, en la gestión del entonces alcalde angelino Antonio Villarroigosa, en una ocasión Góchez lo interrumpió en un evento público.“¿Por qué nos están robando nuestros carros, si tiene el poder para detenerlo?”, lo cuestionó.

El atrevimiento le trajo represalias. En el 2011 lo sacaron de la escuela en la que había enseñado durante 7 años. La denuncia incesante, no obstante, sirvió para que posteriormente se anularan los decomisos y abriera el camino para la emisión de licencias para indocumentados.

“No me arrepiento”, dijo sin tapujos. “Que a un maestro lo quiten de una escuela es algo poco en comparación con el beneficio para la comunidad”.

En la Unión del Barrio realizan talleres de asesoría migratoria, jornadas de limpieza y remoción de graffiti, asimismo abogan por llevar más recursos al vecindario. No obstante, en el 2013, dieron un salto al campo electoral, cuando un grupo de organismos impulsó a Góchez para el concilio de L.A.

Si bien este activista no avanzó a la segunda vuelta, reconoce que Curren Price, concejal que ganó en el Distrito 9, terminó adoptando los temas propuestos por este movimiento.

Desde entonces, han colocado a 11 miembros en los concilios vecinales de Sur Centro, Central Alameda, Canndu y Zapata King; asimismo, en el distrito escolar de Pico Rivera tienen a un integrante.

“Cuando no existíamos, hace 10 años, había un vacío de voz; sabemos que somos una organización pequeña, pero el impacto político ha sido al nivel que no nos pueden ignorar”, valoró.

En este momento, impulsan campañas a favor de los vendedores ambulates y en contra de la brutalidad policial; asimismo, han comenzado una serie de talleres con abogados para orientar a la comunidad sobre lo que pueden hacer en caso de una redada.

Para subsistir, esta asociación no cuenta con financimiento de corporaciones ni de partidos politicos, sino que los miembros dan una cuota. “Nosotros tenemos la libertad política para decir lo que queremos, las otras organizaciones están atadas por el dinero que reciben”.

A partir de esa libertad con la que han actuado, algunos les han dado el título de “radicales” e “izquierdistas”; sin embargo, Góchez no se esconde al decir que admira a Ernesto ‘Che’ Guevara, Emiliano Zapata y Hugo Chávez Frías, con quienes comparte valores e ideales.

“Todo está basado en la justicia social, luchamos por un mundo diferente; cuando entras en una conciencia revolucionaria, uno va aprendiendo de otras luchas”, advirtió.

¿Qué ganas del trabajo que haces? Se le pregunta.

“Individualmente, nada; económicamente, nada. Al contrario, sacrificamos tiempo y ponemos de nuestro dinero, pero es por una causa, lo hacemos de corazón. Lo que gano es ver que la comunidad está perdiendo el miedo y está luchando”, concluyó.

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