Anuncio

Entre la muerte y la diálisis; latinos afectados por la poca calidad de cuidado

A sus 67 años de edad, Susana Castro sufrió una de las vergüenzas más grande de su vida. La señora se orinó en su cama y enfrente de otros pacientes que como ella, estaban bajo cuidado de diálisis, un tratamiento para personas con insuficiencia renal.

El accidente ocurrió tras la falta de enfermeros que pudieran asistir en levantarla y llevarla al baño, ya que “los pocos que había en la sala estaban ocupados con otros pacientes”, dice Castro.

Al igual que la mujer de la tercera edad, aproximadamente otros 63 mil pacientes de diálisis en California sufren a diario de la falta de personal en las clínicas, la falta de higiene, el riesgo de infecciones y el descuido de los enfermeros, sostienen los expertos.

Anuncio

Igualmente, algunos pacientes son expuestos al VIH y muchos de los centros son encontrados con pestes, insectos y manchas de sangre en sus camas.

En las clínicas que generan miles de millones de dólares anualmente, se encuentran como pacientes personas de grupos minoritarios que no saben adónde acudir o qué hacer para mejorar las condiciones en las que reciben sus tratamientos.

Entre la vida y la muerte

La diálisis sirve para reemplazar algunas de las funciones del riñón y es necesaria para retirar los elementos tóxicos (impurezas o desechos) de la sangre cuando los riñones no pueden hacerlo. Sin embargo, el procedimiento es tardado y peligroso, por lo que algún descuido durante el tratamiento puede generar infecciones u otras complicaciones.

Solamente en el 2014 fallecieron un promedio de 13 pacientes por cada una de las 562 clínicas del estado. Una de cada ocho de esas muertes fue debido a infecciones, de acuerdo a reguladores estatales de la salud.

La crisis de cuidado impacta desproporcionadamente a los latinos, ya que desde el 2000 la cantidad de personas con insuficiencia renal de esta raza, aumentó hasta un 70 por ciento, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón.

Actualmente, los latinos mayores de edad son hospitalizados con infecciones relacionadas a la diálisis, 30 por ciento más seguido que las personas de mayor de edad de raza blanca.

¿De quién es la culpa?

Para el doctor Randall Maxey, antiguo presidente de la Asociación Nacional de Medicina, la crisis “se debe al personal que no le importa el paciente sino el dinero”.

A las compañías, “que ganan miles de millones de dólares anualmente no les interesan sus pacientes. Ni a los enfermeros, ni a los técnicos les importa las personas que llegan al tratamiento. Todas estas personas se están cuidando así mismas y están buscando siempre cuidar por sus propios intereses hasta que olvidan sus deberes”, asegura el doctor.

Asimismo, el cuidado de la salud “es un tema que no es prioridad en este país, ya que el gobierno no invierte en cuidado preventivo que pudiera evitarle a mucha gente tener que estar bajo la diálisis”, sostiene Maxey.

Para los trabajadores en este rubro, las declaraciones de Maxey son ofensivas.

Megallan Handford, enfermero registrado y trabajador de diálisis, sostiene que en promedio un enfermero puede tener hasta 20 pacientes a la vez.

“Nosotros no le decimos qué hacer a las compañías, ellos nos contratan y nos dan el número de pacientes que eligen y nos dan los beneficios que ellos también eligen”, dice Handford.

“Es cierto que a las compañías no les importan los pacientes, pero eso no se puede decir de los enfermeros que trabajamos hasta 12 horas por día y a un paso muy agitado; esto nos obliga a sacar a los pacientes de inmediato de sus camas para atender al siguiente”, agrega el enfermero.

Handford recuerda como una vez tuvo que regresar al trabajo inmediatamente después de que vio un paciente fallecer. Enfatizó que como antiguo policía, él nunca había visto algo igual, “ya que como agente de la ley, un trabajador se puede tomar hasta tres días después de un impacto tan grande cuando se pierde una vida en tu cara”.

El enfermero aclara que los empleados de las empresas de diálisis no están bajo ningún sindicato que los proteja en la actualidad.

Las empresas se enriquecen

En la industria de 2.9 mil millones de dólares anuales en ingresos, casi tres cuartas partes de las clínicas en California son propiedad de dos empresas con fines de lucro; DaVita y Fresenius.

Las empresas no están invirtiendo en personal adecuado ni atención de calidad, sostiene Cass Gualvez, directora organizadora del sindicato SEIU-UHW, uno de los sindicatos más grandes de la salud.

Los enfermeros y técnicos de este rubro no tiene sindicato y están ofreciendo tratamientos apresurados a los pacientes; además, no se les garantiza el tiempo adecuado para recuperarse, ya que las empresas tratan de programar la mayor cantidad posible de pacientes, dice Gualvez.

Asimismo, los cuidadores no siempre tienen el tiempo adecuado para limpiar el equipo antes de empezar el siguiente tratamiento. Se calcula que una cantidad segura de tiempo entre pacientes es de 45 minutos, pero los cuidadores de DaVita y Fresenius reportan tener tan poco como 15 o 20 minutos.

Para Castro, el tiempo de 20 minutos es común. La señora debe de tratarse tres días a la semana con un total de nueve horas en diálisis.

“Sales del lugar desorientado y cansado… algunos pacientes que no llevan consigo a un familiar, salen con la sangre en los brazos porque no fueron limpiados correctamente”, dice Castro.

La ley

Las leyes requieren que las clínicas de diálisis sean inspeccionadas cada seis años, pero estas no cuentan con una cláusula que requiera a las clínicas agregar personal.

Actualmente, solamente siete estados de la nación establecen niveles seguros de personal para controlar la cantidad de pacientes; entre ellos Georgia, Maryland, Massachusetts, Oregón, Carolina del Sur, Texas y Utah. California no es uno de ellos.

Las leyes actuales tampoco cuentan con cláusulas sobre los tiempos de reposo y limpieza entre pacientes, pero un proyecto de ley del senador Ricardo Lara podría cambiar la situación.

La medida pide el incremento de personal; un enfermero por cada ocho pacientes solamente, un técnico de cuidado por cada tres pacientes y un trabajador social por cada 75 pacientes. La propuesta pide también la frecuencia de inspecciones más a menudo, tiempo apropiado entre cambios de paciente y maquinarias de diálisis limpias.

“La salud de los pacientes con cuidados a largo plazo puede mejorar al reducir las infecciones y prevenir hospitalizaciones que no son necesarias”, dice Lara. “Se necesita llegar más lejos de las regulaciones mínimas donde miles de pacientes están bajo tratamientos para salvar sus vidas”, agrega.

La propuesta se discute este mes en el senado, de aprobarse, esta pasa en otoño al escritorio del gobernador Jerry Brown.

Anuncio