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‘Nacionalismo blanco en aumento lejos de la cristiandad’: Llamado de humanidad en común

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Los dos tiroteos recientes, ocurridos en El Paso [Texas] y en Dayton [Ohio], son los últimos dos que se suman a otros 17 de ataques mortales en Estados Unidos en lo que va del año.

La rapidez con la que los ataques ocurren y el racismo a través de la nación, urgen un llamado a la sociedad a reencontrarse con la humanidad en común, dice el arzobispo José H. Gómez, de la Arquidiócesis de Los Ángeles.

“En los últimos años, hemos visto el demonio contra los afroamericanos como blanco de ataques terroristas racistas, especialmente con el tiroteo en la iglesia en Charleston, Carolina del Sur, en el 2015. [En otro ejemplo] Con El Paso, por primera vez, se llevó a cabo una masacre en el nombre de detener la migración mexicana”, dice el arzobispo a través de su columna en línea.

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“Si el nacionalismo blanco está en aumento, esto es una señal de cuán lejos hemos caído del universalismo cristiano de los ideales fundacionales de nuestra nación. En Jesucristo, no hay mexicanos ni negros, ni vietnamitas, chinos, coreanos o filipinos, ni rusos o italianos, africanos o salvadoreños, ni inmigrantes ni nativos”, sostiene Gómez.

A juicio de este líder religioso la humanidad de los demás nunca es negociable.

Los hombres y las mujeres no se vuelven menos humanos, menos hijos de Dios, porque son “indocumentados”, agrega. “Sin embargo, en nuestra nación, se ha vuelto común escuchar hablar y tratar a los migrantes como si de alguna manera no les importara”, sostiene.

Gómez también señala que Estados Unidos siempre ha sido una nación de inmigrantes, con hispanos y asiáticos que llegaron por primera vez al país en el siglo XVI.

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“El primer idioma no nativo hablado en este continente fue el español, no el inglés”, escribe. “Y este país siempre ha sido renovado, una y otra vez, por las sucesivas oleadas de inmigrantes de todas las naciones del mundo”.

Concluye pidiéndole a la virgen Maria que interceda: “Después de El Paso, está claro que esta es nuestra misión. Necesitamos ayudar a nuestra sociedad a ver nuestra humanidad común: que todos somos hijos de Dios, destinados a vivir juntos como hermanos y hermanas, sin importar el color de nuestra piel, el idioma que hablemos o el lugar donde nacimos”.

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