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Columna: Una alcaldesa denunció el acoso que vivía y horas después, arrestaron a un hombre en su oficina

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Si usted es una mujer tan audaz como para moverse dentro de un escenario mínimamente público, hay muchas posibilidades de que la llamen con tantos términos que no se pueden imprimir en un periódico dirigido a toda la familia. Y hasta un poco más.

Es una obviedad que desafortunadamente parece trascender la industria o la geografía. Existe en público, y eventualmente una mafia en línea examinará su apariencia, calificará su deseabilidad sexual en relación con su capacidad para hacer su trabajo y probablemente hará amenazas vagas y específicas, independientemente de si usted es una periodista, la fundadora de un estudio de videojuegos independiente o intenta liderar una pequeña ciudad en la región de la costa central de California.

La alcaldesa de San Luis Obispo, Heidi Harmon, estaba harta cuando finalmente apeló a su Facebook, el lunes por la mañana, para denunciar el constante hostigamiento que recibe. “La cantidad de crueldades, groserías, amenazas, sexismo, acoso, deshonra física, comentarios groseros/amenazantes hacia mis hijos, etc. que recibo son increíbles”, escribió. Harmon, quien fue elegida en 2016, se sintió contrariada entre su posibilidad de usar las redes sociales para un fin constructivo, y las palabras tóxicas que a menudo llega hasta allí.

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Unas horas después de que Harmon posteara su descargo en Facebook, un hombre fue arrestado en el Ayuntamiento por tratar de entrar a su oficina. El San Luis Obispo Tribune informó que el sujeto, quien tiene “una extraña fijación romántica con la alcaldesa”, derribó a un empleado antes de ser detenido por el administrador de la ciudad.

Pero Harmon, que afortunadamente no estaba en el Ayuntamiento en el momento del incidente, no está sola en sus experiencias.

Un estudio reciente publicado en la revista académica State and Local Government Review detectó que los alcaldes -mujeres y hombres- enfrentan mayores niveles de violencia física y abuso psicológico que los de la fuerza laboral general del país, y las redes sociales son el canal más común para ello.

Las alcaldesas no sólo son mucho más propensas a enfrentar algún tipo de violencia o abuso, sino también a sufrir agravios de naturaleza sexualizada. “Las mujeres se enfrentan a más de este tipo de acoso y violencia, y a más formas de ello”, afirmó Sue Thomas, científica investigadora y coautora del estudio.

El abuso y la violencia que enfrentan las alcaldesas probablemente sea mayor por la naturaleza ejecutiva de su trabajo. Cuando Thomas amplió su investigación para incluir en ella a senadores estatales en todo Estados Unidos, descubrió que los legisladores enfrentan el mismo tipo de abuso psicológico y violencia física que los alcaldes. Pero ese reporte, que aún no se ha publicado, mostró que si bien las diferencias de género seguían presentes, no eran tan pronunciadas.

Los resultados no le sorprendieron: los alcaldes captan más la atención y tienden a ser vistos como más responsables de las acciones tomadas por una ciudad, mientras que en una posición legislativa, una persona es una entre muchas.

Pero entre los senadores estatales, las presidentas de comités experimentan más ensañamiento que las mujeres que no tienen ese cargo. “Es decir, a medida que hay más poder y responsabilidad, se enfrentan a más tipos de abuso y violencia”, explicó Thomas.

El hilo que une ambos estudios, comentó la científica, es la medida de responsabilidad que tiene un individuo, o el poder que se considera que tiene.

La alcaldesa Harmon también usó la palabra “poder” cuando describió un incidente que le ocurrió, al inicio de su mandato. En ese momento, estaba presentando a una figura pública masculina cuyo trabajo admiraba, en un evento local. En su opinión, el hombre intentó quitarle ‘poder’ cuando tomó el micrófono y dijo: “Guau, qué maravilloso debe ser vivir en una ciudad con una alcaldesa besable”, después de que ella bajara del escenario.

Sus palabras fueron “teóricamente elogiosas”, pero la redujeron a un objeto. Según ella, el comentario no sólo la desautorizó, sino también a las demás mujeres allí reunidas esa noche. A todas se les recordó al instante que podían ganar elecciones y liderar ciudades, pero seguían siendo “esencialmente objetos, en lo que respecta a los varones”.

Harmon fue cuidadosa de hacer una distinción entre “opiniones diferentes”, que ella acoge con beneplácito, y “abusos”, la mayoría de los cuales aparecen en línea.

Por vía telefónica, la funcionaria afirmó que se preocupó especialmente por un comentario en Instagram que decía que “merecía ser agredida sexualmente” después del incidente del lunes pasado en el Ayuntamiento. “Es completamente devastador que, incluso a la luz de las serias amenazas contra mí, haya gente que aún comente de esa manera”, expuso, refiriéndose al arresto del hombre en su oficina.

Algunos de los abusos que recibe son explícitamente de género y, a veces, incluso gráficamente sexuales. Recientemente, una cuenta local y anónima de Instagram publicó una foto que Harmon había compartido de sí misma, con una rodilla ensangrentada después de una caída en bicicleta, con un texto adicional que sugiere que la lesión era consecuencia de un acto sexual con el gobernador.

Pero desde el punto de vista de Harmon, incluso muchos de los ataques no explícitamente relacionados con el género -como quienes la llaman “basura de remolque” porque vive en una casa móvil, o aquellos que se burlan porque hace años trabajó limpiando casas mientras criaba a sus hijos- todavía están “arraigados en la misoginia”.

Gran parte proviene de las redes sociales, pero Harmon indicó que a menudo también experimenta comentarios de hombres -sus electores- que son de “naturaleza sexual inapropiada, o incluso se centran en mi aspecto como una categoría general” mientras estaba en público, haciendo su trabajo.

En esos casos, a menudo se siente incómoda sobre la manera en que debe proceder. ¿Cómo se dirige a alguien que hace comentarios inapropiados al mismo tiempo que intenta crear consenso y centrarse en el trabajo significativo que intenta realizar para su ciudad? “Me pone en una posición realmente difícil”, confesó.

Harmon dijo que ha repetido en su cabeza el incidente de la “alcaldesa besable” muchas veces desde que sucedió, especialmente a la luz de los recientes acontecimientos. Cada una de las veces, se preguntaba qué haría de manera diferente si eso sucediera ahora. “Creo que habría regresado al escenario, le habría pedido amablemente el micrófono y simplemente lo hubiera mencionado”, consideró. Explicaría por qué no está bien [hablar así] y por qué era un comentario misógino, reflexionó. “No estoy aquí para ser besada, sino para liderar esta ciudad y crear políticas para las personas de esta comunidad”, le diría.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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