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COLUMNA: El precio de seguirle ‘la onda’ a los amigos

El mundo de las adicciones comienza para muchos en el alcohol y cigarillos, el siguiente nivel los lleva a la marihuana, metanfetaminas y cocaína.
(Silvia Razgova/Silvia Razgova)
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Desde hace 6 años, Guillermo es voluntario en una organización sin fines de lucro; ahí se encarga de llevar comida caliente a personas desamparadas que viven en el centro de Los Ángeles.

Aunque ya está al borde de los 50 años, su aspecto es juvenil y nada en él revela su pasado de adicciones. “En estas mismas calles me drogaba yo”, cuenta con voz grave.

Después de un breve silencio agrega: “Empecé con las drogas por seguirle la onda a mis amigos, y después de una decepción amorosa, me refugié en la heroína”.

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Trata de hacer corta, una historia que tuvo su principio con alcohol y cigarrillos. A la larga, han sido 20 años de adicciones, a los que se fueron sumando la marihuana, metanfetaminas, cocaína y drogas de diseño.

Luego de consumir esas drogas probó a “la morena”, también conocida con el nombre de “chiva”. Fue un largo camino, las cosas no ocurren de un día para otro, pero al final se llega a donde mismo.

“Como tantos otros, perdí mi familia, trabajo, bienes, pero sobre todo, perdí mi salud y mi dignidad”, confesó.

De aquellos años le quedó una hepatitis C y problemas respiratorios, como consecuencia de tanto cigarrillo; sin embargo, actualmente trabaja muy duro en su programa de recuperación y es muy cuidadoso con su salud.

Los motivos de Guillermo se pueden adivinar, pero en sus propias palabras afirma: “Vengo aquí porque yo fui uno de estos desventurados, estos son los verdaderos muertos en vida. Pero sobre todo, vengo porque esos adictos son mi espejo”.

A eso agrega: “Y yo puedo ser un espejo para ellos, vengo para que no se me olvide de donde salí; a quien me quiere escuchar le comparto mi testimonio, deseo que sepan que sí hay esperanza, no es fácil, pero como bien dicen, sí se puede”.

Al escuchar su experiencia, las cosas parecen fáciles, su entusiasmo es contagioso y su compromiso enorme, es todo un ejemplo de vida; pero según su relato, se lo llevaron arrastrando a un centro de vida, de donde salió hace más de 9 años.

Desde aquí nuestro reconocimiento a Guillermo y aprovechamos para invitar a todo aquel que esté luchando con las adicciones, les animamos a que busquen ayuda.

Escríbame, recuerde que su testimonio puede ayudar a otros. Mi email es: cadepbc@gmail.com

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