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Considere sacar a los residentes de hogares de ancianos por el coronavirus, dice la directora de salud del Condado

Kensington assisted living facility
The Kensington, una residencia de vida asistida en Redondo Beach, ha tenido un brote del nuevo coronavirus.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)
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Con el coronavirus arrasando los hogares de ancianos a un ritmo mortal, la directora de salud pública del condado de Los Ángeles tomó el paso extraordinario de decirles a las familias que sería “perfectamente apropiado” sacar a sus seres queridos de las instalaciones a largo plazo por su seguridad.

Se sospecha que más de 120 centros de hogares de ancianos y otras instituciones de vida comunal en el condado de Los Ángeles tienen infecciones por coronavirus, incluida una casa en Redondo Beach donde cuatro personas murieron y otras 38 tienen casos confirmados.

También se han reportado brotes en hogares de todo California, alarmando a los funcionarios porque los residentes allí tienen un alto riesgo de problemas de salud graves o la muerte.

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La Dra. Bárbara Ferrer, directora de salud pública del condado de Los Ángeles que ofreció el consejo, dijo que algunas familias ahora pueden cuidar a un ser querido enfermo porque hay muchas personas que trabajan desde su casa. Pero ella reconoció la “elección horrible” que enfrentan las familias que no pueden cuidar a sus familiares en casa.

Una portavoz de Kensington en Redondo Beach, la instalación cuyo brote provocó los comentarios de Ferrer, estuvo de acuerdo en que algunos residentes podrían irse a casa con sus familias, pero a otros les conviene quedarse.

“En algunos casos, donde un adulto mayor es relativamente independiente y sólo necesita ayuda con las comidas y los medicamentos, sería perfectamente apropiado llevarlos a casa, y respetaríamos esa decisión”, manifestó Andrea Obston. “En otros casos, donde la persona necesita atención profesional, puede no ser apropiada y conlleva un riesgo significativo”.

Los hogares de ancianos, con sus concentraciones de residentes de edad avanzada que padecen problemas de salud subyacentes, se están convirtiendo en la zona cero en la batalla contra el nuevo virus mortal.

Ha habido cientos de brotes mortales en instalaciones en todo el país, y los expertos advirtieron que la tasa de mortalidad se acerca al 50% en los hogares donde el virus se propaga porque los residentes son muy vulnerables.

“Si mi madre o mi abuela estuvieran en un hogar de ancianos en este momento, y tuviera la capacidad y los medios para llevarla a casa, lo haría”, dijo el Dr. Michael Wasserman, director médico del centro de enfermería especializada de Eisenberg Village en Reseda y presidente de California Assn. of Long Term Care Medicine, que representa a médicos, enfermeras y otras personas que trabajan en hogares de ancianos.

“La mayoría de los hogares de ancianos en el país, no importa cuán buenos sean, enfrentarán un desafío por esto”, señaló Wasserman. “Algunos lo harán mejor que otros, pero tarde o temprano, el virus encontrará su camino”.

Cuando esto sucedió en el hogar de ancianos Life Care Center en Kirkland, Washington, el sitio de uno de los primeros brotes de COVID-19 en EE.UU, dos tercios de los residentes y 47 trabajadores se enfermaron y 37 personas murieron.

De los 173 decesos en el condado de Los Ángeles hasta el martes, 36 han sido residentes de centros de enfermería especializada y de vivienda asistida, reveló Ferrer. Eso es más del 20% de todas las muertes en el Condado hasta ahora.

Ferrer dijo que la gran mayoría de las instituciones que están siendo investigadas por tener residentes o personal positivo para COVID-19, más del 80%, han tenido menos de tres casos.

Pero Ferrer y otros funcionarios públicos advierten al público que espere más brotes a medida que el virus sigue su curso.

El ritmo de propagación puede ser explosivo. En el norte de California, el número de infecciones en un hogar de ancianos casi se ha duplicado en cuatro días.

El viernes, las autoridades de salud pública del condado de Contra Costa informaron que 27 personas en el Centro de Atención Orinda habían dado positivo por el virus. El martes, ese número había aumentado a 49, reveló Karl Fischer, portavoz de la agencia de salud del Condado. Un residente murió y cuatro fueron hospitalizados, dijo Fischer. Los otros que dieron positivo permanecen segregados en el centro.

El consejo de sacar a un ser querido de un hogar de ancianos, incluso temporalmente, crea un agonizante dilema para muchas familias. Nadie sugiere que la decisión sea fácil o que deba tomarse a la ligera.

El Dr. Edward Schneider, ex decano de la Facultad de Gerontología Leonard Davis de USC, dijo que era reacio a aconsejar a los miembros de la familia que llevaran a un ser querido a casa. Por lo general, las personas se encuentran en un centro de enfermería porque tienen problemas de salud complicados, incluida la demencia en muchos casos, que es lo que hizo que a sus familias les resultara tan difícil cuidarlos en primer lugar.

“Hay muchas preguntas que hacer”, señaló Schneider. “¿Está equipado? ¿Tiene la capacidad de hacer eso?”.

También está la cuestión de si cada miembro de la familia está dispuesto y puede seguir rigurosamente las recomendaciones de distanciamiento social, por lo que no será tan probable que infecte a su ser querido en riesgo.

“Sería reacio a recomendar a cualquiera que los lleve a casa a menos que piensen que el hogar [de atención] no lo estaba cuidando adecuadamente o no realizaba suficientes exámenes de detección”, observó Schneider. “Asegúrese de poder protegerlos mejor de lo que el hogar de ancianos los protege del virus”.

Una mujer, que pidió que no se usara su nombre para proteger su privacidad, le dijo a un periodista del Times que su abuela vive en Kensington y dio positivo por coronavirus. “Ella no puede, desafortunadamente, venir a mi casa”, reconoció la nieta. “Aquí también tenemos personas en riesgo”.

Entonces, por ahora, su abuela, que desde entonces se recuperó y dio negativo, permanece en Kensington, pero la familia está explorando otras opciones. Sin embargo, el proceso ha sido difícil porque otras instalaciones están tratando de limitar su propia exposición potencial al patógeno mortal. “Necesitamos otras instalaciones pero están bloqueadas. Dudan de que puedan entrar nuevos residentes”, señaló.

El resultado es una mezcla de incertidumbre y ansiedad para los seres queridos.

” Kensington nos aseguró que estaría continuamente aislada de los demás. Al día siguiente, ella se encontraba en el área común, así que no sé cuán aislada está”, dijo la nieta.

En un correo electrónico enviado a residentes y familiares el lunes, el director ejecutivo de Kensington, Robert May, reconoció los casos entre residentes y personal y confirmó que cuatro residentes habían muerto.

“Algunos tenían otras condiciones médicas complicadas, y no se ha determinado si estuvieron afectados por las comorbilidades o el virus, o una combinación”, escribió May.

También dijo que 16 de los 17 miembros del personal infectados se habían recuperado y dejado el período de cuarentena de 14 días, y muchos de ellos habían regresado a trabajar.

Charlene Harrington, profesora emérita de la Escuela de Enfermería de la Universidad de California en San Francisco que estudió hogares de ancianos desde la década de 1980, ha estado advirtiendo durante semanas que las familias deberían considerar sacar a sus seres queridos de las instalaciones.

“Una vez que el virus COVID está en una instalación, puede propagarse como un incendio forestal”, declaró Harrington el martes.

La falta crónica de personal capacitado convirtió el control de infecciones en muchos hogares de ancianos de California en un problema grave mucho antes de la pandemia de coronavirus. Pero con la llegada del nuevo virus mortal, la falta de equipos de protección y capacitación adecuados ha hecho que la vida en un hogar de ancianos sea aún más traicionera.

Harrington reconoció que muchos residentes de hogares de ancianos están demasiado discapacitados para ser atendidos por la familia, incluso de forma temporal, y una gran cantidad de ellos no tienen familia en absoluto. Entonces no les queda más remedio que quedarse donde están.

Wasserman, que está presionando a los funcionarios estatales para establecer instalaciones aisladas (hoteles vacíos, dormitorios, cruceros) para pacientes de hogares de ancianos que dan positivo por COVID-19, señaló que sacar a un ser querido de una instalación es una opción sólo para pocos afortunados.

“Yo estimaría que entre el 10% y el 20% de los residentes de hogares de ancianos podrían ser atendidos por sus familias en el hogar”, consideró Wasserman.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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