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Se contagió de coronavirus en un funeral y murió. Su familia la honró con un servicio especial dadas las circunstancias

A casket at a cemetery
El ataúd de Wanda DeSelle es llevado a su tumba en Madera, California.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)
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El miércoles por la tarde, cinco autos llenos de afligidos miembros del grupo de amigos y familiares de Wanda DeSelle llegaron al cementerio Arbor Vitae de Madera.

DeSelle murió por complicaciones del coronavirus. Al parecer, ella había contraído el COVID-19 cuando asistió a un funeral.

Nadie bajó de sus autos cuando el ataúd de la enfermera de 76 años fue transportado por cuatro trabajadores de funerarias desde una carroza fúnebre Cadillac blanca hasta la tumba. No se escuchó ningún sonido, excepto el zumbido de los motores de los vehículos y un cortacésped distante, mientras el ataúd bajaba al suelo.

Si alguien lloraba, el sonido de sus gritos permanecía contenido en sus autos.

Maureena Silva asiste al funeral de su madre, Wanda DeSelle. No se le permitió salir de su auto en el cementerio o ver a su madre en el hospital cuando estaba gravemente enferma.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)
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A medida que el coronavirus se extiende por todo el país, no sólo las personas mueren solas en sus habitaciones de hospital, incapaces de decir adiós a sus seres queridos, sino que también las entierran, cuando es posible, solas. (En muchos lugares, los departamentos de salud locales han retrasado los funerales hasta que la pandemia haya disminuido).

Y a los funerales a menudo asisten miembros de la familia y compañeros de trabajo que también portan el virus.

El ataúd de Wanda DeSelle es llevado a su tumba.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

El miércoles, cuando las nubes grises se movieron hacia el oeste sobre el cementerio, algunos de los asistentes habían estado expuestos en el mismo tiempo, y a la misma persona, que probablemente contagió a DeSelle. Mientras que otros, incluida la hija y la nieta embarazada de DeSelle, estuvieron igualmente expuestas como resultado de cuidar y estar cerca de DeSelle.

“Estaba cuidando de ella”, dijo Maureena Silva, la hija de DeSelle. “Así es como me contagié. Y luego se lo pasé a mi hija”.

Según las hijas de DeSelle, Silva y Tonya Moe, así como Mohammed Ashraf, el médico cardiovascular con el que trabajó DeSelle durante 40 años, contrajo el virus en el funeral de una compañera de trabajo, al igual que otras 14 personas.

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El 29 de febrero, María Rodríguez, una joven enfermera que trabajaba en la clínica de Ashraf en Madera, murió en un accidente automovilístico.

El 10 de marzo, sus colegas se reunieron en el funeral para presentar sus respetos a su familia y despedirse.

Según Ashraf, el pequeño equipo de su oficina, incluido DeSelle, compartió una mesa con un hombre que luego dio positivo por el virus. El hombre estaba asintomático en ese momento, dijo Asharaf.

Los trabajadores de la funeraria siguieron protocolos estrictos en el manejo del ataúd.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

“Esa persona estaba comiendo [en] nuestra mesa. Todos quedamos expuestos a eso”, señaló. “Ni siquiera reconocí que estuviera enfermo. No estaba tosiendo”.

Sara Bosse, oficial de salud pública del condado de Madera, no confirmó la historia de Ashraf, citando leyes de privacidad, tampoco si DeSelle fue una de las dos muertes por coronavirus registradas en el Condado.

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Hasta el miércoles, hubo 28 casos confirmados en el condado de Madera.

El lugar de descanso final de Wanda DeSelle.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

Ashraf reveló que DeSelle comenzó a mostrar síntomas cuatro días después del funeral y que el sábado 14 de marzo, se quejó de diarrea y dolor de estómago. “Ella pensó que había comido algo en mal estado”, dijo.

No estaba demasiado preocupado, inicialmente, admitió. Ella no tenía fiebre ni tos. Pero para el jueves de la siguiente semana, estaba cada vez más alarmado. Él la instó a ir a la sala de emergencias, y el viernes 13 de marzo, se sometió a análisis de sangre y le dieron líquidos por vía intravenosa.

Una semana después, el 20 de marzo, las cosas realmente comenzaron a deteriorarse, dijo. Fue hospitalizada el 24 y una semana después, el 31 de marzo, fue intubada. Ella murió el 3 de abril.

En un sedán Toyota, a unos 80 pies de la tumba de DeSelle, Silva y Franchesca Montgomery, la nieta de DeSelle, vieron cómo bajaban el ataúd.

Silva contrajo el virus mientras cuidaba a DeSelle, y luego se lo pasó a su hija embarazada, Montgomery, que ahora tiene cinco días de retraso de su fecha de parto.

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Montgomery expuso que sus médicos la están dejando que espere el embarazo hasta que pueda hacerse la prueba nuevamente, lo que será en los próximos días.

“Tendré que tener al bebé aislada si no obtengo un resultado negativo”, señaló. Ella ya ha sido examinada dos veces, pero los médicos quieren ver dos pruebas negativas antes de que la dejen dar a luz fuera del aislamiento, agregó.

Los informes de noticias sugieren que aproximadamente el 30% de las pruebas negativas de COVID-19 son falsas.

Según Silva, Montgomery espera una niña.

Desea que esta nueva vida traiga consigo la compasión y el amor que encarnaba su madre, DeSelle.

“Se preocupaba mucho por la gente. Ella hizo todo lo posible por ayudar”, aseguró.

Everett Bradford, un paciente de DeSelle, se detuvo en el cementerio para presentar sus respetos. Comentó que había llamado a la oficina de Ashraf esa mañana y escuchó que estaba cerrado por un funeral.

“Sabía que era Wanda”, dijo, lloroso. “Ella era una persona tan increíble. La amo”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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