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Los Ángeles es menos cauteloso que el Área de la Bahía en la reapertura por coronavirus. He aquí por qué las dos regiones divergieron

Una sección de Sixth Street en San Pedro se cerró para ofrecer servicio de comida con mesas en el exterior el 29 de mayo.
(Kent Nishimura / Los Angeles Times)

A pesar de que hay más casos de coronavirus y muertes per cápita, Los Ángeles se ha movido más rápido para relajar los requisitos de distanciamiento social que el Área de la Bahía.

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Durante la pandemia de gripe de 1918, Los Ángeles fue mucho más agresivo que San Francisco para combatir el virus y bastante más lento para reiniciar su economía.

Durante la catástrofe viral actual, los roles se invirtieron.

La semana pasada, Los Ángeles anunció que había recibido permiso estatal para reabrir peluquerías, salones de belleza y cenas en restaurantes, a pesar de que su tasa de infección per cápita y las muertes diarias eran mucho más altas que las del Área de la Bahía. Al menos un experto en enfermedades infecciosas estaba perplejo.

“Lo último que se desea hacer cuando aumenta el número es relajar la orden de permanecer en casa”, dijo el Dr. John Swartzberg, experto en enfermedades infecciosas de UC Berkeley. “Esa es la base. Sabemos que refugiarse en el hogar funciona”.

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En la pandemia actual, el Área de la Bahía cerró tres días antes que Los Ángeles, ayudando a detener rápidamente el coronavirus allí, a pesar de que Silicon Valley fue uno de los primeros puntos críticos en todo el estado. Su reapertura más lenta ha sido criticada por algunos negocios y residentes del Área de la Bahía, pero su cautela revela mucho sobre las diferencias políticas entre las dos historias de las zonas metropolitanas más grandes de California.

En el Área de la Bahía, los funcionarios de salud pública han trabajado estrechamente y disfrutan del apoyo de los líderes electos, lo que facilita la decisión de la estrategia de salud como región. El Área de la Bahía está compuesta por múltiples condados, cada uno con su propio oficial de salud, lo que les da una fuerza colectiva.

Los Ángeles enfrenta diferentes presiones. Sus vecinos tienen menos casos de coronavirus y procedieron rápidamente para reabrir. El condado de Los Ángeles tiene un único funcionario de salud, que debe asumir solo los deseos y el cabildeo de 88 ciudades diferentes, cada una con distintas agendas.

Cuando un condado se mueve más rápido para reabrir, los condados vecinos enfrentan presión para hacer lo mismo.

“¿Cómo le dices a alguien en Long Beach, que está sufriendo, que todos los que viven en esta cuadra pueden cruzar la calle en el condado de Orange y cortarse el cabello, pero tú como peluquero no puedes volver a trabajar, cuando hay formas seguras de hacer eso?”, preguntó Eric Garcetti, el alcalde de Los Ángeles.

La alcaldesa de San Francisco, London Breed, aludió a esa presión en una reciente conferencia de prensa, sugiriendo que la reapertura de restaurantes en el condado de Napa había provocado preguntas sobre por qué San Francisco se movía más lentamente. Cada condado se encuentra en una situación diferente, dijo. San Francisco es la ciudad más densa de California, y el virus prospera en lugares densos.

Algunos han sugerido que el Área de la Bahía puede refugiarse más fácilmente en casa debido a su gran industria tecnológica, que involucra a decenas de miles de empleados que pueden laborar más fácilmente en casa, en lugar de los trabajadores de manufactura y servicios.

Pero esa teoría no se confirma necesariamente, según Chris Thornberg, un economista que dirige Beacon Economics, una firma de investigación y consultoría, el cual comentó que no creía que las diferentes economías de las regiones afectaran las diversas órdenes de refugio en el lugar.

Además, dijo que debido a que las primeras estimaciones de hasta 1 millón de muertes en todo el país resultaron ser demasiado altas, las órdenes de cierre en retrospectiva probablemente fueron innecesarias.

“Los datos muestran que fue una reacción exagerada”, señaló. “No sabíamos esto hace dos meses y actuamos con mucha precaución, y les doy crédito por eso. Pero para mí, los datos dicen que esto es innecesario”.

Las personas mayores, que tienen más probabilidades de morir por COVID-19, pueden querer quedarse en casa, pero los más jóvenes deberían volver a trabajar con mascarillas y distanciamiento social, indicó.

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Muchos expertos en salud dicen que la acción más agresiva del Área de la Bahía y una orden más dura y temprana de quedarse en casa han jugado un papel en limitar la propagación de la enfermedad altamente contagiosa. El uso rápido y efectivo de una orden de refugio en el hogar parecerá una reacción exagerada si se implementa con éxito, dejando a los hospitales con una amplia capacidad para atender a los enfermos.

El Dr. Tomás Aragón, Oficial de Salud del Condado de San Francisco, dijo que el Área de la Bahía pudo cerrar temprano y mantener los cierres porque las autoridades de salud disfrutaron del respaldo de los funcionarios electos y el público.

“Realmente sentimos que teníamos el apoyo de los funcionarios electos y también de la población”, manifestó Aragón durante un foro en línea con Breed, quien confesó que estaba frustrada con el lento ritmo de reapertura de la ciudad.

En el condado de Santa Clara, la oficial de salud, la Dra. Sara Cody, criticó recientemente al estado por reabrir demasiado rápido. Al mismo tiempo, ha sido criticada por algunos líderes empresariales y tecnológicos por ser excesivamente cautelosa.

“Su departamento de salud pública está operando como si nada se hubiera aprendido y nada haya cambiado”, expuso un reciente anuncio de página completa en el Mercury News, firmado por el ex ejecutivo de tecnología Paulette Altmaier. “Mientras tanto, el daño económico de [refugiarse en el hogar] es temible y creciente”.

Cuando el condado de Contra Costa no pudo reabrir tan rápido como algunos de sus vecinos, los residentes acudieron al foro en línea Nextdoor para criticar a su oficial de salud, el Dr. Chris Farnitano.

“Sé que hay mucha frustración”, dijo Farnitano en un comunicado de prensa el miércoles, “pero es importante tener en cuenta que medidas como el distanciamiento social han salvado vidas”.

En Los Ángeles, el impulso para reabrir la ciudad y el condado provino en gran medida de la Junta de Supervisores, pero la supervisora Kathryn Barger aseguró que no estaba influenciada por la presión política. Señaló que todos los condados vecinos del condado de Los Ángeles avanzaron con un cronograma de reapertura acelerada en la semana anterior al avance del condado de Los Ángeles.

“Todo lo que hemos hecho se ha basado en los datos mostrados por la salud pública. Y eso se ha presentado según los criterios establecidos por el estado. Esta junta ha sido muy cuidadosa para asegurarse de que lo hagamos de manera deliberada y meticulosa basada en la salud pública”, expuso Barger en una entrevista.

Barger dijo que el hecho de que el condado cumplió con el umbral de reapertura del estado y actuó una semana después de que se abrieran los condados circundantes muestra que la decisión “se basó en la salud pública, no en otra cosa”. Pero el estado permite que los condados tengan reglas más estrictas para la reapertura.

La medida más significativa para decidir cuando comenzar una reapertura es la cantidad de casos de coronavirus por cada 100.000 personas, indicó Swartzberg. El condado de Los Ángeles tiene la segunda tasa más alta en el estado, después del condado de Imperial.

Bárbara Ferrer, directora de salud pública del condado de Los Ángeles, dijo en una reciente reunión de la Junta de Supervisores que era “hora de que las personas puedan volver a trabajar”.

Aún así, dijo, era su labor preocuparse por un posible aumento en los casos.

“Siempre hemos sabido que a medida que más y más personas vayan a salir de sus casas, corremos el riesgo de que haya un aumento”, subrayó Ferrer. “Una cosa sería ver un ligero aumento -lo que anticiparíamos si hubiera más gente por ahí- que un gran aumento que causa una amenaza a nuestro sistema de salud”.

El condado de Los Ángeles recibió la aprobación estatal, en parte, al cumplir con dos puntos de referencia: tasas de hospitalización estables o decrecientes de pacientes con COVID-19 y una tasa de no más del 8% de los residentes que dieron positivo por el virus. Del 18 al 24 de mayo, el condado de Los Ángeles informó que de las personas que se sometieron a pruebas, el 6.7% dio positivo. Durante ese mismo período de tiempo, el número de pacientes en hospitales con diagnóstico confirmado del coronavirus disminuyó en un 1%.

Al defender el enfoque lento de San Francisco, Aragón notó que los condados de Lassen y Sonoma vieron un aumento en los casos después de tomar medidas para reabrir. Lassen tuvo que dar marcha atrás, señaló.

Durante la pandemia de gripe de 1918, expuso Aragón, los lugares que reabrieron lentamente mejoraron económicamente porque no tenían grandes segundas oleadas de infección.

Los oficiales de salud del Área de la Bahía creen que la reapertura debe hacerse por fases, comenzando con la reanudación de las actividades de menor riesgo. Según Aragón, se necesitan de dos a cuatro semanas para observar el impacto de cada reapertura en nuevas infecciones y hospitalizaciones.

Los condados de Contra Costa y Santa Clara han anunciado recientemente restricciones más flexibles, incluido el permiso de compras minoristas, aunque mucho permanece cerrado debido a las preocupaciones por el saqueo y las violentas protestas desencadenadas por la muerte de George Floyd en Minneapolis.

“Estas no son decisiones fáciles de tomar”, manifestó Garcetti en Los Ángeles. “Y siempre he dicho: no haríamos las cosas un día antes de necesitarlo, o un día después de lo necesario. Pero está muy claro. Tenemos un desempleo mayor que la Gran Depresión en Los Ángeles”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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