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El coronavirus está matando a más californianos que nunca y las desigualdades están empeorando

Coronavirus testing at Dodger Stadium earlier this month
Pruebas de coronavirus en el Dodger Stadium a principios de este mes.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Los californianos de color tienen muchas más probabilidades de infectarse o morir por el coronavirus. El aumento más reciente de casos exacerba esas desigualdades.

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California alcanzó otro hito sombrío de coronavirus esta semana, registrando más de 150 muertes diarias en los peores números de decesos desde que comenzó la pandemia.

Pero igual de preocupante, dicen los funcionarios de salud y los expertos, es cómo el COVID-19 está acechando a ciertos grupos, como los trabajadores esenciales y aquellos en instituciones que incluyen hogares de ancianos y cárceles, a tasas mucho mayores que quienes tienen la capacidad de quedarse en casa.

Los californianos de color tienen muchas más probabilidades de infectarse o morir por el coronavirus.

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“La epidemia en el Oeste es particularmente entre la comunidad Latina... tanto en áreas urbanas como rurales, agrícolas”, dijo el Dr. George Rutherford, epidemiólogo y experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Francisco. “Hay una enorme cantidad de transmisión en el sur de California, en particular en los condados de Orange y Los Ángeles”.

El virus se está propagando a través de la comunidad latina a medida que los trabajadores esenciales se enferman y propagan la enfermedad en sus comunidades, han dicho Rutherford y otros.

Un total acumulado de 8.340 californianos infectados con el coronavirus han muerto.

El brote de coronavirus más grande del condado de Los Ángeles golpeó la fábrica de ropa Los Angeles Apparel, donde se enfermaron más de 300 y fallecieron cuatro personas.

Cientos de trabajadores agrícolas en el condado de Ventura han dado positivo por el virus. Un brote se produjo en un complejo de viviendas que proporciona a los empleadores agrícolas albergue temporal para sus trabajadores. En el condado Imperial, una región rural y empobrecida con una población mayoritariamente latina al este de San Diego, los hospitales estaban tan abrumados que al menos 500 pacientes de COVID-19 fueron trasladados fuera del condado.

Y aunque se dijo mucho al principio de la pandemia sobre cómo las zonas urbanas y densamente pobladas como la ciudad de Nueva York estaban preparadas para la catástrofe, ahora está claro que las áreas agrícolas y rurales también están sufriendo, con tasas altas de casos de coronavirus en todo el Valle Central de California, el Valle de Salinas y el Imperial Valley, todo parte del corazón agrícola del estado.

Los grandes brotes también están enfermando a los trabajadores agrícolas en los viñedos de los condados de Sonoma y Napa, algunos de los cuales viven en el condado de Solano, informaron las autoridades.

De los ocho hospitales de California que recibieron una infusión de personal médico del gobierno federal, cinco están en el Valle Central, con dos hospitales en el condado de San Joaquín y uno en los condados de Fresno, Kings y Tulare. Dos hospitales del condado de Los Ángeles recibieron equipos, al igual que uno en el Valle de Coachella del condado de Riverside.

Las reuniones sociales también están empeorando la propagación, dijeron funcionarios de salud pública. Las fiestas de verano en las fraternidades de UC Berkeley se han relacionado con 72 casos, un factor que el campus citó para determinar que comenzaría el semestre de otoño con instrucción totalmente en línea.

A medida que los casos y el número de víctimas mortales sigue aumentando en todo el estado, los funcionarios de salud también luchan contra la resistencia significativa al uso de mascarillas en algunos lugares. En Huntington Beach, algunos ven la pandemia como un engaño, y gran parte del público se niega a usar cubiertas faciales. El miércoles, había 690 personas con infecciones confirmadas por coronavirus en los hospitales del condado de Orange, un incremento del 157% con respecto a hace dos meses.

Algunos funcionarios han tenido que rogar a sus electores que usen mascarillas.

“Su decisión de no hacerlo le cuesta mucho a la comunidad. Cuando vea que los números aumentan, cerraremos los negocios. Y al final, todos saldremos lastimados”, dijo el jueves Clayton Chau, director de la Agencia de Atención Médica del Condado de Orange, a periodistas. “Por lo tanto, estoy suplicando, y espero que todos ustedes nos ayuden a defender a la comunidad”.

El COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, está en camino de cobrar más vidas en el condado de Los Ángeles este año que cualquier otra enfermedad, excepto la enfermedad coronaria.

“Está matando a más personas que la enfermedad de Alzheimer, otros tipos de enfermedad cardíaca, accidentes cerebrovasculares y [enfermedad pulmonar obstructiva crónica]”, dijo el miércoles Bárbara Ferrer, directora de salud pública del condado de Los Ángeles.

El COVID-19 ya mató a casi el triple del número de personas en el condado de Los Ángeles que fallecieron de gripe o neumonía durante la temporada de gripe más reciente. Entre octubre y mayo, 1.521 individuos murieron a causa de la gripe y la neumonía; hasta el viernes, 4.300 personas perdieron la vida por COVID-19 en el condado de L.A.

Particularmente preocupante en el condado más poblado de la nación es que la disparidad racial en las infecciones por coronavirus está creciendo. Los residentes latinos tienen más del doble de probabilidades de haber sido diagnosticados con el virus que los residentes blancos en el condado de L.A. Los residentes negros tienen un 25% más de posibilidades de infectarse con el virus que las personas blancas, expuso Ferrer.

Los residentes latinos y negros se ven desproporcionadamente afectados por el virus en muchas áreas. En el condado de Los Ángeles, los residentes latinos y negros tienen al menos el doble de probabilidades de morir por el coronavirus que los residentes blancos. Por cada 100.000 residentes latinos, 54 han fallecido por COVID-19 en el condado de L.A.; por cada 100.000 habitantes negros, 46 han muerto. Por cada 100.000 residentes asiáticoamericanos, 29 han perdido la vida; y por cada 100.000 habitantes blancos, 23 han fallecido.

Entre 15 niños en el condado de Los Ángeles infectados por un síndrome inflamatorio raro pero grave asociado con el coronavirus, el 73% son latinos. Y las mujeres latinas representan 3 de cada 4 casos de COVID-19 entre las mujeres embarazadas en el condado de Los Ángeles, aunque los residentes latinos son aproximadamente la mitad de la población del condado.

Muchas mujeres latinas o sus parejas son trabajadoras esenciales que pueden tener trabajos de bajos salarios, con poco control sobre sus condiciones de trabajo, señaló Ferrer. “Los trabajadores Latinos no solo se están infectando a un ritmo más alto que otros, sino que también tienen más probabilidades de transmitir la infección a sus familiares y esto, como acabamos de ver, incluye a sus parejas embarazadas”.

“Tenemos más pacientes que nunca en California”, dijo Rutherford.

Hay mayor evidencia de que los más jóvenes se están infectando y hospitalizando cada vez más. Los casos entre los adultos más jóvenes del condado de L.A., los menores de 30 años, aumentaron en un 109% entre mediados de junio y mediados de julio, pero solo incrementaron en un 53% entre las personas mayores hasta los 79 años.

En cuanto a los niños se vio que su tasa de hospitalizaciones por COVID-19 en el condado de Los Ángeles aumentó en un 50% durante el mismo período, mientras que solo tuvo un incremento de un 13% para las personas mayores de 65 años o más.

Algunos instaron a una acción mucho más agresiva. El senador estatal Steve Glazer (D-Orinda) pidió el jueves el regreso a una orden de refugio más estricta para los condados más afectados que reportan 200 casos por cada 100.000 residentes en los últimos 14 días, lo que incluiría Los Ángeles, los condados de San Diego, Orange, Riverside, San Bernardino, Santa Bárbara y Ventura, junto con los condados en los valles de Sacramento y San Joaquín, y los condados de Marín y Solano en el Área de la Bahía.

De los 15 condados de California con tasas de mortalidad per cápita peores que el promedio estatal en las últimas dos semanas, 13 de ellos están en el Sur de California o en el Valle Central. Las dos excepciones son los condados de Marín y Mendocino.

El condado Imperial ha registrado la peor tasa de mortalidad que cualquier otro condado en California, con 23.9 muertes por cada 100.000 residentes en las últimas dos semanas; muy por encima de la tasa estatal de 3.4 decesos por cada 100.000 habitantes.

En el Sur de California, el condado de Los Ángeles informó el viernes la quinta peor tasa de mortalidad por coronavirus de cualquier condado en el estado en las últimas dos semanas, registrando 5.7 muertes relacionadas con el coronavirus por cada 100.000 residentes. El condado de Orange informó 4.5; el condado de Riverside, 4.4; el condado de San Diego, 2.9; el condado de San Bernardino 2.5; y el condado de Ventura, 1.2.

Pero hubo algunos signos crecientes de optimismo. Ferrer, directora de salud pública del condado de Los Ángeles, descartó el miércoles la necesidad de una orden renovada de quedarse en casa al menos para esta semana.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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