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¿Podría el coronavirus mitigar la temporada gripal?

Los expertos recomiendan ampliamente la vacuna contra la gripe.
(Carla Gottgens / Bloomberg)

El distanciamiento social que pretende someter al coronavirus también podría evitar que muchas personas contraigan la gripe.

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Entre las muchas preguntas que enfrentan los expertos en salud pública hay una que podría determinar el próximo giro de la pandemia de coronavirus: ¿Qué sucede cuando el COVID-19 se encuentra con la influenza?

El coronavirus ya mató más de 170.000 estadounidenses en seis meses. La temporada de gripe, que normalmente se extiende de octubre a abril, suele provocar decenas de miles de muertes. Si ambos virus comienzan a enfermar a los estadounidenses en simultáneo, eso podría generar lo que el director de los CDC, el Dr. Robert Redfield, llamó recientemente “la peor caída desde la perspectiva de la salud pública que jamás hayamos tenido”.

Pero, en verdad, nadie sabe qué va a pasar cuando se acerque el otoño. Es probable que la temporada de gripe se convierta en una parte más de la vida afectada por la pandemia, de formas extrañas e inesperadas.

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Los expertos remarcan que es posible que las medidas de distanciamiento social y los cierres generalizados de negocios debido al COVID-19 reduzcan la propagación de la gripe y podrían hacerla incluso menos frecuente que en una temporada típica, como parece haber sucedido en otros países. Pero les preocupa que, si las restricciones disminuyen, este aspecto positivo no perdure.

“Si las cosas van en la dirección correcta, entonces podríamos reiniciar actividades, y ello en realidad podría coincidir con la mitad de la temporada de gripe; de hecho, se puede aumentar la transmisión al hacerlo”, remarcó el Dr. Geoffrey Leung, director médico ambulatorio de Riverside University Hospital System. “Realmente nos corresponde hacer todo lo posible para prevenir cualquier caso de gripe que podamos con las herramientas tradicionales”.

La reapertura de escuelas en particular podría ser arriesgada. Aunque la susceptibilidad de los niños a un caso grave de COVID-19 parece relativamente baja, sí son particularmente vulnerables a la gripe. El virus corre de manera desenfrenada en las escuelas, y luego los niños lo trasladan a sus familias.

Leung y otros expertos recomiendan que las personas se vacunen contra la gripe para reducir sus posibilidades de enfermarse de influenza y para disminuir la gravedad de los episodios en quienes la contraigan. Además aconsejan adherir al uso de mascarillas y al distanciamiento social, medidas ordenadas para controlar el COVID-19, porque también podrían ayudar a mantener a raya la influenza.

El condado de Miami-Dade ha sido el epicentro del brote del estado con cerca de 2.000 muertes desde marzo, más del 20% del total del estado. Como los casos de Florida se dispararon este verano, los hospitales de Miami se sobrecargaron especialmente en la segunda mitad de julio.

Ago. 22, 2020

“Lo que más me asusta es que no sabemos cuál es la interacción si uno está infectado al mismo tiempo por la gripe y el COVID-19”, manifestó el Dr. Alexander Li, director médico adjunto de LA Care Health Plan, el plan de salud pública más grande del país. “Tener COVID en conjunto con la gripe probablemente sea una mala noticia”.

Un puñado de estudios de China y EE.UU identificaron a pacientes con influenza y COVID-19, pero con resultados mixtos. En algunos casos, los pacientes parecían más enfermos que quienes habían contraído COVID sin gripe; otros no encontraron diferencias.

Si un paciente se presenta en un hospital con ambas infecciones, es posible que los médicos no diagnostiquen rápidamente ambas, ya que sus síntomas son prácticamente idénticos. Si se detecta la afección, se sabe poco sobre cómo tratar a esos pacientes. Hay medicamentos que reducen la gravedad de una infección por influenza y otros que hacen lo mismo con el COVID-19, pero los fármacos son diferentes y es probable que no se combinen bien.

Cuando la pandemia de coronavirus comenzó a afectar a EE.UU, a principios de este año, la temporada de gripe estaba disminuyendo. Esta última generalmente alcanza su punto máximo en el país entre diciembre y enero.

Pero la temporada de gripe ocurre durante el invierno del hemisferio sur, que coincide con el verano en el hemisferio norte. La experiencia allí típicamente proporciona una indicación de qué tipo de temporada gripal podría verse en el norte a partir del otoño.

El camionero del condado de Riverside, Tommy Macías, murió de COVID-19 después de asistir a una barbacoa. Su último mensaje fue una advertencia llena de arrepentimiento.

Jul. 5, 2020

Este año, prácticamente no ha habido casos de gripe en países como Australia y Brasil. Los expertos dicen que los viajes aéreos limitados y las medidas de distanciamiento social pueden haber reducido la importación de la enfermedad a esos países, así como su propagación dentro de sus fronteras.

También se piensa que el coronavirus en sí mismo podría haber evitado que la gripe se afianzara y que solo un virus respiratorio puede dominar a la vez. Para los expertos, el fenómeno podría funcionar teóricamente en ambas direcciones, pero no confían en que ello sea totalmente cierto. “Por lo general, cuando uno de ellos está allí, el otro no; al menos ese es el dogma”, comentó el Dr. James Cherry, especialista en enfermedades infecciosas de UCLA. “Posiblemente, la gripe podría de alguna manera frenar el coronavirus, pero creo que estamos en agosto y faltan varios meses, así que cualquier cosa al respecto será especulación”.

Los expertos se apresuran a desalentar las suposiciones de que Estados Unidos tendrá una temporada con muy poca gripe solo porque esa fue la experiencia de Australia. Dicho país también logró mantener muy bajo su recuento de muertes por coronavirus, mientras que Estados Unidos no, señalan.

Cherry también advirtió que algunas cepas de gripe podrían ser más peligrosas que otras. Los investigadores informaron recientemente de una cepa que circula en los cerdos y que podría infectar a los humanos y causar una pandemia. Eso haría las cosas mucho más complicadas y mortales. “Creo que lo importante es mantener los dedos cruzados”, comentó.

Incluso en una temporada normal de gripe, muchas personas mueren a causa de ella. En 2018-2019, aproximadamente 34.200 individuos perecieron por la influenza en EE.UU, tres cuartas partes de ellos eran mayores de 65 años, un grupo etario que también es particularmente vulnerable al COVID-19, según los CDC.

Para prevenir estas muertes, los expertos recomendaron ampliamente aplicarse la vacuna contra la gripe, y el mejor momento para hacerlo es en septiembre y octubre. Aunque la gripe es más peligrosa para los niños, las mujeres embarazadas y los adultos mayores, se recomienda la inmunización para todos a partir de los seis meses de edad.

Desde el condado de Orange hasta el norte de California, la gente sigue reuniéndose en grandes ceremonias religiosas al aire libre sin seguir las reglas para frenar la propagación del coronavirus, lo que provoca severas reprimendas de los funcionarios de salud pública.

Jul. 26, 2020

Al igual que con el COVID-19, evitar que los jóvenes se enfermen protege a los demás. Una persona joven y sana que recibe la vacuna contra la gripe reduce sus propias probabilidades de infectarse, así como la posibilidad de transmitir el virus a alguien que podría no recuperarse tan rápido.

“Todo el mundo está esperando una vacuna para el COVID, y el problema con la influenza es que sí tenemos una vacuna. Es confiable y eficaz”, remarcó el Dr. David Bronstein, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de Kaiser Permanente.

En la temporada de influenza 2018-2019, la vacuna se consideró efectiva en un 29% y poco menos de la mitad de la población estadounidense se la aplicó, según los CDC.

Esos números pueden parecer bajos y disimulan el verdadero valor de la inmunización, señaló Bronstein. La inyección no solo reduce las posibilidades de que las personas se enfermen, sino también la gravedad de la condición, por lo cual es menos probable que terminen en el hospital.

Los CDC estiman que en la temporada 2018, la vacuna contra la gripe evitó no solo 3.500 muertes, sino también 58.000 hospitalizaciones.

Si el coronavirus escala durante este invierno, sacar a los pacientes de los sanatorios podría ser la diferencia entre la vida y la muerte, enfatizan los expertos. Entonces, la vacuna contra la gripe podría ser una herramienta para preservar los recursos para pacientes con COVID-19, una enfermedad para la cual hay menos tratamientos y una tasa de mortalidad más alta, destacó Bronstein. “No parece que el COVID vaya a desaparecer pronto”, comentó.

Muchos médicos reconocieron que les preocupa que las personas no se vacunen contra la gripe por temor a visitar clínicas o farmacias debido al COVID-19. La pandemia provocó una disminución de consultas de atención médica de rutina, incluso de aplicación de vacunas infantiles programadas, ya que los padres evitan los consultorios médicos.

En última instancia, la temporada de gripe puede evolucionar de manera muy similar a la pandemia: de forma desigual. Las muertes se han concentrado entre las personas de color y de bajos ingresos, en parte porque sus trabajos tienden a exponerlos más al virus, remarcó Brandon Brown, epidemiólogo de UC Riverside.

Cuando comience la temporada de influenza, los trabajadores esenciales que ya están expuestos al coronavirus en su lugar de trabajo estarán en riesgo de contraer dos virus. Y aquellos que puedan quedarse en casa -que de otro modo podrían haber contraído la gripe- tendrán menos probabilidades de enfermar de gripe y de COVID-19. “Resalta más las disparidades que ya existen”, concluyó Brown.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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