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Dos incendios amenazan al condado de Orange. Casi 100.000 personas han sido evacuadas de sus hogares

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El condado de Orange permaneció en alerta máxima el martes mientras un par de incendios forestales provocados por el viento continuaban su marcha hacia las zonas pobladas, obligando a casi 100.000 residentes a evacuar y asfixiando gran parte de la región con humo.

El más grande de los incendios, el de Silverado, estalló poco después de las 6:45 a.m. del lunes en la maleza alrededor de las carreteras del Cañón Santiago y del Cañón Silverado. Ha quemado más de 11.199 acres, empujado hacia el oeste por los vientos de Santa Ana hasta el borde suburbano de Irvine y Lake Forest. El martes por la mañana, más de 90.000 personas estaban bajo órdenes de evacuación en las cercanías de esa zonas. El fuego está contenido en un 5%.

La causa del fuego, que está ardiendo en terreno montañoso, no está clara. Pero en un informe a la Comisión de Servicios Públicos del estado, Southern California Edison dijo que estaba investigando si su equipo eléctrico podría haber causado el incendio. El reporte indicó que al parecer un “cable de amarre” podía haber golpeado a una línea conducta de energía, y que se estaba investigando.

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Al menos dos bomberos resultaron con quemaduras graves mientras luchaban contra las llamas, según el jefe de la Autoridad de Bomberos del Condado de Orange, Brian Fennessy.

Los bomberos, de 26 y 31 años, fueron puestos en respiradores después de sufrir quemaduras de segundo y tercer grado en la mitad de sus cuerpos, dijo Fennessy.

“Esto es difícil para mí, difícil para todos mis bomberos y ciertamente para las familias de mis dos bomberos heridos”, manifestó Fennessy durante una conferencia de prensa fuera del Centro Médico Global del condado de Orange, donde los bomberos estaban siendo atendidos.

“Están gravemente heridos”, afirmó. “Estamos haciendo todo lo que podemos por ellos”.

No hubo actualizaciones oficiales sobre sus condiciones el martes por la mañana, dijo el Capitán Thahn Nguyen de la autoridad de incendios.

Nguyen comentó que sus quemaduras eran “bastante graves” y no pudo decir si se esperaba que se recuperaran completamente.

El incendio de Blue Ridge estalló más tarde el lunes en el Cañón de Santa Ana, un famoso túnel de viento que se dice, le dio su nombre a los temidos vientos de Santa Ana.

Las llamas se extendieron rápidamente cuando el fuego se dirigió al oeste hacia Yorba Linda, amenazando a la comunidad de Hidden Hills. El martes por la mañana, el fuego había devastado 8.000 acres y estaba contenido al 0%. Al menos una casa había sido dañada. Se ordenaron evacuaciones el martes temprano en el campo de golf Diamond Bar en Golden Springs Drive.

Los peligrosos vientos del lunes - que vieron ráfagas de hasta 80 mph alimentando las agresivas llamas - comenzarán a disiparse el martes por la tarde, dijo el Servicio Meteorológico Nacional.

“No serán tan fuertes como ayer”, subrayó Casey Oswant, meteorólogo del Servicio Meteorológico de San Diego.

Oswant dijo que las ráfagas del martes deberían alcanzar un máximo de alrededor de 30 mph y podrían empezar a esparcir un poco de humedad cuando cambien de dirección y vuelvan a fluir hacia la costa a medida que pase el día.

Una advertencia de bandera roja permanecerá en efecto en el condado de Orange hasta las 6 p.m., señaló, mientras que las advertencias de vientos fuertes expirarán a las 2 p.m.

Pero la gente no debe “relajarse completamente”, ya que la falta de humedad sigue siendo una preocupación en toda la región.

“Definitivamente eviten el peligro, y si ven un incendio, llamen a las autoridades”, indicó Oswant. “La amenaza sigue ahí, aunque los vientos estén disminuyendo”.

Firefighter Vince Valdivia is surrounded by heavy smoke as he battles the advancing Silverado fire
El bombero Vince Valdivia se ve rodeado por una densa capa de humo mientras lucha contra el avance del fuego en la autopista de peaje 241 y Portola Parkway en Irvine.
(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)

El lunes, la combinación de vientos intensos y baja humedad se consideraba una de las condiciones climáticas más peligrosas del año para los incendios. El servicio meteorológico informó de ráfagas de 96 mph en las montañas de San Gabriel, justo al sur de Santa Clarita.

Los vientos también arrastraron cenizas y hollín que quedaron del incendio de Bobcat a principios de este mes, asfixiando aún más al sur de California con una muy mala calidad de aire.

Las condiciones obligaron a Southern California Edison a advertir a sus clientes de los condados de Los Ángeles y Ventura, excepto en Antelope Valley, que la energía podría ser cortada para disminuir las posibilidades de que se produjeran incendios por líneas eléctricas caídas.

Hasta el martes por la mañana, unos 20.537 clientes estaban sin electricidad, la mayoría en el condado de San Bernardino. Otros 18.500 seguían bajo consideración para un corte preventivo, según el sitio web de Edison.

Un ciclista observa el fuego en Vía Lomas de Yorba durante el incendio de Blue Ridge en Yorba Linda.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)

Los fuertes vientos también obstaculizaron los esfuerzos contra el fuego el lunes: Los aviones tanque tuvieron que ser retirados del incendio de Silverado alrededor de las 10:30 a.m. El avión permaneció en tierra durante toda la tarde.

El jefe de bomberos del condado, Nguyen, dijo que esperaba que los equipos aéreos volvieran al aire el martes.

En total, 700 bomberos lucharon contra el fuego de Silverado, y 200 estuvieron en la escena del incendio de Blue Ridge, dijeron los oficiales.

En Irvine, muchos parques permanecen cerrados. UC Irvine dijo que suspendía las operaciones del campus hasta el martes porque el humo y las cenizas hacían que el aire fuera peligroso.

El lunes se produjo una escena espantosa al ser barridos los basureros y las hojas de palma a lo largo de las calles vacías de los barrios evacuados.

Lana Salameh, de 45 años, acababa de dejar a sus dos hijos menores en la escuela y regresó a su casa en la comunidad de Irvine en Eastwood cuando se dio cuenta de que el cielo era de un color naranja obscuro. Los árboles caían por los fuertes vientos y el humo se filtraba en la casa, pero no había sido informada de que la escuela hubiera sido cerrada.

Se apresuró a regresar a la escuela primaria de Eastwood para recoger a su hija de 9 años, Farah Abdelbari. Luego recogió a su hijo de 11 años, Omar.

“Estaban asustados. No fue fácil”, dijo Salameh. “Mis hijos estaban llorando, pero tuvimos que irnos”.

Agarraron sus pasaportes y algunos plátanos antes de llegar a un centro de evacuación instalado en el Centro Comunitario de Quail Hill, que rápidamente se estaba llenando.

A fire spotter plane, left, peels off after marking the drop location for an air tanker while fighting the Blue Ridge fire
Un avión de reconocimiento de fuego en el incendio de Blue Ridge en Yorba Linda.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)

Dentro, unas 30 personas se sentaron en escritorios socialmente distantes mientras que los perros permanecían atados a las patas de las mesas. Muchos buscaban en las computadoras portátiles los informes de los incendios. Los niños de Salameh se pusieron a trabajar en las tareas de la escuela.

Esther Lee, de 55 años, y docenas de otros esperaban en el estacionamiento mientras se abrían nuevos espacios dentro del refugio.

Horas antes, Lee había estado empacando en su casa en Lake Forest cuando recibió un aviso de evacuación obligatoria a las 9:30 a.m. Mirando afuera, vio palmeras doblándose por la fuerza del viento y humo bajando desde la colina. Sabía lo que tenía que hacer.

Lee se apresuró a poner los documentos importantes en su auto y condujo hasta un parque cercano para coordinarse con otros miembros de la familia.

“No teníamos mucho tiempo y no quería quedarme ahí”, dijo Lee. “Los vientos pueden ser muy impredecibles”.

Pat McGrath, de 78 años, estaba haciendo el desayuno cuando un extraño golpeó su puerta para informarle de las órdenes de evacuación. La mujer de Irvine no tiene familia en la Costa Oeste.

“Me entró el pánico. Empecé a llorar”, dijo McGrath. “Tengo frío, tengo hambre, estoy estresada y no sé qué hacer”.

Su voz era débil mientras se reclinaba en su asiento en el Centro Comunitario de Quail Hill.

“Esperaba que hubiera comida o agua, pero solo recibí una botella de agua de una mujer de aquí”, dijo. “Hay una fuente al final del pasillo, pero olvidé mi bastón y mis piernas no funcionan muy bien. Creo que tu cuerpo no funciona tan bien cuando estás estresado”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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