Anuncio

California sigue debatiendo los estudios étnicos en la educación pública; ¿podrá el estado hacer las cosas bien finalmente?

A pair of "Project Safe Zone" T-shirts pinned to a wall espouse equality.
Un par de camisetas, en una pared dentro de un aula de estudios étnicos en Santa Monica High, con leyendas que defienden la igualdad.
(Los Angeles Times)
Share

Después de más de un año de turbulentas controversias sobre cómo enseñar estudios étnicos desde K-12 hasta las aulas universitarias, la discordia estalló nuevamente en un debate, la semana pasada, sobre el contenido del curso y cómo cumplir con los requisitos legales. Muchos ahora se preguntan: ¿California podrá hacerlo bien esta vez?

Los principales responsables de la política de instrucción estatal para la educación primaria debatieron minuciosamente cientos de cambios en un proyecto modelo para los estudios étnicos, el miércoles y jueves pasados, solo meses después de un veto tajante del gobernador Newsom, quien se negó a firmar un proyecto de ley que exigía dictar estudios étnicos en la preparatoria sin pautas claras de cómo sería la instrucción.

En el centro de las tensiones actuales está cómo crear un plan que sea fiel a la disciplina de los estudios étnicos -que se centre en las experiencias y contribuciones de los estadounidenses asiáticos, negros, latinos y nativos/indígenas-, adaptándose a la vez a una miríada de grupos adicionales que exigen inclusión y dicen que sus historias han sido marginadas.

Anuncio

En la Universidad Estatal de California, donde ahora la ley del estado exige un curso de estudios étnicos para todos los estudiantes de pregrado, los profesores discuten actualmente con la administración cuál es la mejor manera de cumplir con tal requisito. “Esto es más que un simple plan de estudios, es más que solo estudios étnicos”, comentó Julia Jordan-Zachery, presidenta de la Asociación para Estudios Étnicos. “Estas son […] cuestiones más importantes, con las que estamos lidiando a nivel social, que no hemos descubierto aún cómo gestionar y que simplemente se están desarrollando en esta escala”.

La discusión sigue siendo polémica porque se trata esencialmente de cuestiones de poder y representación, expuso Jordan-Zachery, quien también es presidenta del departamento de estudios africanos de la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.

La ley requiere que California cree un “plan modelo” de estudios étnicos antes del 31 de marzo de 2021, para que lo utilicen como guía las escuelas en nivel K-12 y distritos que deseen ofrecer el curso. Un proyecto de ley separado para exigir que todos los alumnos de preparatorias públicas completen al menos un semestre de estudios étnicos fracasó con el veto de Newsom en septiembre pasado, pero el autor prometió volver a presentarlo. El mandato del curso y el plan de estudios modelo podrían servir de ejemplo para el resto del país.

Tradicionalmente se definió la materia de estudios étnicos como basada en las experiencias, historias y contribuciones de los cuatro grupos raciales/étnicos antedichos, que han sido marginados y oprimidos en Estados Unidos. El trabajo del curso enfatiza la investigación y alienta a los educandos a “contar sus propias historias” y participar en la justicia social.

Desde que se publicó el primer borrador del plan modelo, en 2019, ha sido atacado desde múltiples rincones, incluso por aquellos que objetaron lo que consideraban su postura anticapitalista, otros que sintieron que el contenido era demasiado político y lleno de jerga y otros -judíos, armenios y sikhs, entre los más expresivos- que pidieron su inclusión junto con la de los árabes estadounidenses.

El superintendente estatal de Instrucción Pública, Tony Thurmond, invirtió un capital político considerable y apostó parte de su legado en la creación de un plan modelo sólido, pidiendo públicamente que los estudios étnicos mantengan su enfoque en las cuatro disciplinas tradicionales y oponiéndose a la decisión de Newsom de vetar la obligatoriedad para el nivel de preparatoria.

Thurmond está “tratando de lidiar con muchas personas con opiniones muy fuertes, a menudo en conflicto, y la gente siente estas cosas de forma muy profunda”, comentó el miembro de la Asamblea Jesse Gabriel (D-Encino), presidente entrante del Caucus Legislativo Judío de California, que se opuso al primer borrador del plan de estudios. “Eso es una tarea difícil”.

Después de revisar miles de cartas de comentarios públicos, el Departamento de Educación de California recomendó alrededor de 200 cambios al último borrador del plan.

“Estamos haciendo un balance de cómo contar historias de lo que llamaríamos estudios étnicos generales, pero también es un guiño a otros grupos que experimentaron opresión, y una forma de que los distritos tengan […] máxima flexibilidad”, remarcó Thurmond en una entrevista antes de la reunión.

En repetidas ocasiones el funcionario enfatizó que el plan de estudios no era prescriptivo. “Es un menú de opciones a considerar”, explicó. “La guía […] no dice que se debe tomar estas secciones o estos planes de lecciones, o que hay que hacerlo en este orden”.

Los miembros de la Comisión de Calidad de la Instrucción, principales responsables de las políticas de instrucción del estado, escucharon horas de comentarios públicos en una reunión virtual la semana pasada, donde padres, educadores, judíos estadounidenses, armenios estadounidenses, árabes estadounidenses y académicos de estudios étnicos, entre otros, se opusieron a porciones del trabajo.

Ofrecieron argumentos a favor y en contra de las definiciones de antisemitismo que incluían críticas a Israel, abogaron por la inclusión de más grupos e imploraron a los legisladores que honren la lucha de medio siglo por la incorporación de estudios étnicos en las escuelas.

Los comisionados revisaron exhaustivamente las ediciones, considerando, por ejemplo, cómo definir mejor el concepto de “raza” y qué fuentes citar, si el capitalismo pertenece correctamente a una lista de formas de opresión y cómo incorporar terminología específica de campo sin un glosario.

Discutieron extensamente agregar a un apéndice -o “puente”, siguiendo los capítulos principales del plan de estudios- ejemplos de planes de lecciones sobre estadounidenses árabes, armenios, judíos, coreanos y sikhs, una medida que apaciguó a algunos y enfureció a otros por considerar que quedaban relegados a las márgenes.

Algunos expresaron su preocupación por añadir lecciones centradas en grupos étnicos que no tenían un vínculo explícito con los cuatro grupos raciales/étnicos principales. “Es una decisión muy política la que se está tomando, no necesariamente académica”, señaló la asambleísta Shirley Weber (D-San Diego), una veterana profesora de estudios africana. “No me importa la política, pero al mismo tiempo […] deberíamos ser capaces de mostrar académica y honestamente la conexión que existe”.

Otros argumentaron que enmarcar el lenguaje en el plan de estudios y el apéndice garantizaría que cualquier lección de este tipo se ubicara dentro del contexto académico apropiado, y la mayoría de los comisionados finalmente votó a favor.

Con las ediciones e incorporaciones aprobadas, el borrador del plan de estudios pasará a su último período de comentarios públicos a partir de diciembre, y luego a la Junta de Educación del Estado para su revisión final.

En CSU, la cuestión de cuán amplios deberían ser los estudios étnicos se resolvió de alguna manera por ley este verano, pero los profesores y administradores continuaron debatiendo en una reunión de la junta de fideicomisarios dónde debía encajar este curso entre los otros requisitos de graduación de los estudiantes y quién debería decidir qué cursos califican.

Los funcionarios anticipan que los debates continuarán. Jordan-Zachery consideró que habría que hacer concesiones, aunque advirtió en contra de diluir lo que se enseña.

La presidenta de la Asociación para Estudios Étnicos aconsejó a los legisladores que enmarquen la materia no como un juego de suma cero, sino como una forma de contribuir a la comprensión de los alumnos.

“Tendremos estudios étnicos como una iniciativa simbólica pero no sustancial si no tenemos cuidado”, expuso Jordan-Zachery. “Encontremos una manera de mostrar las complejidades de la vida estadounidense […] y no rehuyamos al hecho de que estas cosas suelen ser impugnadas, que no hay una única respuesta correcta”.

El redactor de planta de The Times Howard Blume contribuyó con este artículo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio