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Este especialista ayudó a un hombre, en un vuelo de United Airlines hacia LAX, que estaba muriendo de COVID-19

An airplane on the tarmac
A United Airlines plane.
(Mel Evans / Associated Press)
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El viaje aéreo comenzó con tanta normalidad como es posible en estos días durante una pandemia.

El vuelo 591 de United Airlines, que transportaba a 164 personas, despegó de Orlando, Florida, el 14 de diciembre pasado, para un viaje de rutina, de cinco horas y media de duración, a Los Ángeles.

Pero cuando el avión se deslizaba sobre Louisiana, un pasajero sintió que le faltaba el aire. Pronto, Isaías Hernández, un residente de Los Ángeles, de 69 años de edad, yacía en el pasillo, inconsciente.

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Los auxiliares de vuelo hicieron una llamada por el intercomunicador, preguntando si había algún médico o enfermero a bordo.

Dos pasajeros ya habían comenzado a realizarle maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) cuando Tony Aldapa, ocho filas por delante de Hernández, se ofreció a ayudar.

Aldapa es un veterano de la Marina y técnico médico de emergencia, que trabaja en un centro médico de Asuntos de Veteranos en el oeste de Los Ángeles, por lo cual estaba bien capacitado para manejar una crisis semejante.

“Independientemente del COVID... Él necesitaba de RCP para salvarse”, comentó Aldapa, de 31 años. “Sabía que estábamos bastante lejos de nuestro destino, y la RCP es agotadora con una o dos personas. Incluso con tres o cuatro disponibles, no es fácil de hacer”.

Los pilotos realizaron un aterrizaje de emergencia en Nueva Orleans. Hernández fue trasladado a un hospital, donde fue declarado muerto, según un comunicado de United Airlines.

En ese momento, los profesionales médicos les dijeron a los funcionarios de la aerolínea que estaba experimentando problemas cardíacos, según United Airlines.

Los pasajeros tuvieron la opción de tomar otro avión a Los Ángeles, según el comunicado, pero todos eligieron continuar en el vuelo.

Al menos una persona a bordo sospechaba por qué había enfermado Hernández. El forense de Jefferson Parish, Louisiana, confirmó esa sospecha una semana después, detallando “insuficiencia respiratoria aguda y COVID-19” como causa de muerte.

La tragedia del vuelo provocó una serie de preguntas y acusaciones. Desde entonces, Aldapa ha desarrollado síntomas leves similares al COVID, que incluyen dolor de cabeza, fatiga, dolores corporales y una tos leve, aunque dio negativo en tres ocasiones.

United lo llamó el domingo, pero los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC) no se comunicaron con él.

El Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles tampoco se ha puesto en contacto con él, comentó. En una declaración a The Times, el departamento se negó a comentar sobre su participación en la investigación y el esfuerzo de rastreo de contactos, y solo dijo que “continuará trabajando con los CDC para notificar a los pacientes según corresponda”.

Los CDC no respondieron a las solicitudes de información.

United señaló que está compartiendo información sobre el incidente con los CDC. “La salud y seguridad de nuestros empleados y clientes es nuestra máxima prioridad, por lo cual contamos con varias políticas y procedimientos, como el uso obligatorio de mascarillas y la exigencia a los pasajeros de completar una lista de verificación ‘Listo para volar’ antes del viaje, donde deben reconocer que no han sido diagnosticados con COVID-19 en los últimos 14 días y que no tienen síntomas relacionados con el COVID”, expuso el comunicado de United Airlines.

Como todos los pasajeros de United, Hernández firmó la lista de verificación antes de abordar. Pero su historia subraya que la medida de seguridad no es infalible.

Aldapa no culpa a la aerolínea. Incluso las precauciones como los controles de temperatura, que no se han implementado, no pueden detectar todos los casos de COVID-19, explicó.

En el avión, Aldapa y los otros dos pasajeros se turnaron para realizar compresiones torácicas y usar una máscara con válvula de bolsa para proporcionar oxígeno. No hubo reanimación boca a boca, comentó. La tripulación se mantuvo cerca y ofreció suministros, incluidos guantes, desinfectante y agua.

Después de un par de turnos haciendo compresiones en el pecho, Aldapa se dio cuenta de que había estado sentado junto a la esposa del hombre durante sus descansos. Comenzó a conversar con ella y le preguntó sobre el historial médico de su esposo, si tuvo exposición reciente al COVID-19 y cualquier prueba del virus. Ella le dijo que a su esposo le faltaba el aire y que planeaba hacerse la prueba cuando llegaran a casa, relató Aldapa.

Cuando el avión aterrizó de emergencia en Nueva Orleans, un dispositivo médico utilizado por los voluntarios registró que habían pasado 47 minutos desde el inicio de las maniobras de RCP, precisó Aldapa. Él pensó en la posibilidad de haber contraído coronavirus a partir de esa experiencia; su trabajo en la sala de emergencias lo preparó para asumir que cualquiera puede tener COVID-19.

Es lamentable que el hombre que sufrió una emergencia médica en el vuelo 591 esté siendo criticado en las redes sociales por haber abordado el avión a pesar de los posibles síntomas de COVID-19, agregó el médico. Aún así, dijo, todos somos responsables de protegernos unos a otros tanto como a nosotros mismos.

“Hacerse la prueba no es un permiso para andar por allí”, agregó. “Si se siente mal, debe tenerlo en cuenta”.

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