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La pérdida de empleos por COVID-19 agravará la falta de vivienda en Los Ángeles para 2023, señala un nuevo informe

A homeless encampment on the banks of Echo Park Lake.
Partes del centro de Los Ángeles lucen desgastadas nueve meses después de la pandemia de COVID-19. Arriba, un campamento para personas en situación de calle a orillas del lago Echo Park.
(Luis Sinco / Los Angeles Times)
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Las pérdidas masivas de empleos causadas por la pandemia de COVID-19 en todo el país, dejarán a decenas de miles de trabajadores con bajos salarios sin techo durante los próximos tres años, según pronostica un informe publicado el martes por un grupo de investigación con sede en Los Ángeles.

El condado, que ya está luchando con una de las poblaciones en condición de calle más grandes del país, se verá especialmente afectado, sobre una base per cápita, debido a su gran fuerza laboral con bajos salarios y altos costos de vivienda.

Sobre la base de los efectos de la recesión de 2008, el informe de la Mesa Redonda Económica “Locked Out” concluye que el desempleo relacionado con la pandemia iniciará un ciclo brutal de personas sin hogar. Subraya que el repunte comenzó como un goteo en 2020, pero se triplicará este año y alcanzará su punto máximo en 2023.

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Para entonces, el número adicional de adultos en edad laboral sin un lugar propio para dormir llegará a más de 52.000 en Los Ángeles, 131.000 en California y 600.000 en todo el país, expuso. La estimación federal más reciente, para 2019, calculó que había 568.000 personas en estas condiciones a nivel nacional y 129.000 en el estado. El recuento de 2020 para el condado situó el número en poco más de 66.000, lo que significa que la proyección casi lo duplicaría.

La mayoría permanecerá en gran parte invisible, “yendo de sofá en sofá” con amigos o familiares. Pero para muchos, ese será el comienzo de un camino que conduce a las calles.

El análisis pronostica un aumento en Los Ángeles de alrededor de 14.000 personas crónicamente sin hogar, es decir, aquellas que tienen una discapacidad y han vivido en la calle durante más de un año, duplicando aproximadamente el número actual.

La terrible perspectiva refleja los tipos de empleos más afectados por la pandemia: los ocupados por trabajadores con bajos salarios y los de tiendas minoristas, restaurantes y bares, trabajos de oficina, cuidado de niños, cuidado personal y, sorprendentemente, en instituciones sin fines de lucro.

“Eliminamos capas de riesgo”, señaló Dan Flaming, presidente de la Mesa Redonda Económica. “¿Quiénes son esas personas? Jóvenes, menos educados, y no ayuda si eres afroamericano o mujer”.

Flaming dijo que los hallazgos respaldan gastos adicionales y nuevas políticas a nivel federal, estatal y local.

“No estamos ganando esa batalla”, manifestó Flaming. “Tal vez sea hora de empezar a probar nuevos planes de acción”.

Tras señalar el apoyo del presidente electo Joe Biden a los nuevos fondos de estímulo, Flaming explicó que este presupuesto debe centrarse en “los inquilinos de bajos ingresos y los propietarios más pequeños que tienen menos recursos para sortear la crisis y, por lo tanto, corren el mayor riesgo de desalojo y ejecución hipotecaria”.

Una forma de hacerlo, comentó, sería con un proyecto de ley de infraestructura. Además de construir algo que la sociedad necesita, podría ayudar a capacitar a los subempleados con el aprendizaje.

El informe también respalda propuestas estándar de ayuda del gobierno: un salario mínimo para cubrir las necesidades básicas, más fondos federales para programas que financian la construcción de viviendas para personas en situación de calle, una reforma local de las regulaciones de uso de la tierra, representación legal para todos los inquilinos que enfrentan el desalojo y financiamiento total del programa federal de asistencia para el alquiler de la Sección 8.

Incluso, antes de que la pandemia empujara a más personas a la pobreza, los subsidios federales de alquiler estaban disponibles solo para aproximadamente 1 de cada 4 hogares de Los Ángeles que calificaban, según las pautas de ingresos.

“Esta asignación de fondos poco confiable es cruel y arbitraria, lo que hace imposible que las familias de bajos ingresos encuentren la estabilidad y la asequibilidad que necesitan para administrar sus finanzas”, indica el informe.

También aprobó una práctica, utilizada en ciudades como Atlanta y Cincinnati, que permite a los inquilinos comprar un seguro en lugar de depósitos de seguridad para distribuir el costo entre varios pagos de primas.

La Mesa Redonda Económica, que surgió como una unidad de Los Ángeles, es una organización de investigación sin fines de lucro que analiza datos demográficos, económicos, de vivienda y ambientales para respaldar las políticas públicas.

Para sondear los efectos de la pérdida anticipada de empleos sobre la falta de vivienda, la Mesa Redonda Económica tomó datos sobre la Gran Recesión de 2008 del Departamento de Trabajo de Estados Unidos, el Departamento de Desarrollo del Empleo de California, el Departamento de Servicios Sociales de Los Ángeles, el censo y el conteo anual de las personas en situación de calle, lo que permitió calcular que un individuo se quedó sin hogar por cada 10.3 que perdieron su trabajo. Pero la falta de vivienda siguió al desempleo y continuó aumentando varios años después de que terminó la recesión.

“Es probable que la gente se defienda de la falta de hogar tanto tiempo como sea posible renunciando a otros gastos y endeudándose para permanecer alojados”, señala el informe. “Sin embargo, sin dinero para pagar el alquiler o una red social de apoyo, es probable que las personas sean desalojadas y carezcan de un lugar propio para dormir”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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