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Algunos superintendentes dicen que el plan de reapertura escolar de Newsom se queda corto

Steven Gortani, 6, and other children work on their laptops with several feet of space separating the desks.
Steven Gortani, de 6 años, y otros niños trabajan en sus computadoras portátiles en la escuela primaria Chase Avenue en El Cajón en mayo.
(Eduardo Contreras/The San Diego Union-Tribune)
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Los superintendentes de siete de los distritos escolares más grandes de California señalaron el miércoles que el plan del gobernador Gavin Newsom de reabrir los campus no establece un estándar claro para juzgar las condiciones de COVID-19, y busca utilizar recursos de los contribuyentes que, de otra manera, se destinarían a programas educativos existentes.

La crítica, delineada en una carta de siete páginas a Newsom, arroja dudas sobre si existe un amplio apoyo entre los educadores hacia la propuesta del gobernador de reabrir algunas aulas el próximo mes. También destaca el desafío al que se enfrentan el mandatario estatal y los legisladores para encontrar una manera de pagar el enorme esfuerzo, que incluiría pruebas frecuentes de coronavirus y otros costosos mandatos relacionados con la salud.

“Nuestras escuelas están listas para reanudar la instrucción en persona tan pronto como las condiciones de salud sean seguras y apropiadas. Pero no podemos hacerlo solos”, escribieron en la carta los superintendentes de las escuelas de Los Ángeles, Long Beach, San Diego, San Francisco, Oakland, Fresno y Sacramento. “A pesar de los heroicos esfuerzos de los estudiantes, maestros y familias, será necesario un esfuerzo coordinado de todos en el gobierno estatal y local para reabrir las aulas”.

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Un obstáculo clave para los líderes escolares es el llamado de Newsom para pagar el esfuerzo —incluidas las pruebas de coronavirus, las mejoras de ventilación centradas en la salud para los campus y la compra de equipo de protección personal— con dinero ya asignado a programas educativos por la Constitución de California. El anuncio del gobernador la semana pasada puso el precio de la enseñanza en el aula en $2 mil millones.

La mayoría de los fondos para las escuelas K-12 y las universidades comunitarias se proporcionan a través de un conjunto de fórmulas constitucionales que determinan cuánto dinero —una combinación de ingresos fiscales estatales e impuestos locales a la propiedad— recibirá cada escuela. El sistema fue aprobado por los votantes en 1988, y los niveles de financiamiento anual se basan en un porcentaje de los ingresos del fondo general del estado o en la cantidad que se proporcionó el año anterior.

El presupuesto bajo ese sistema cubre la instrucción en el aula y una variedad de necesidades escolares. Pero algunos educadores han expresado su preocupación de que el plan de Newsom, anunciado el 30 de diciembre, resulte en un recorte al financiamiento de esos servicios tradicionales, al destinar dinero para gastos de reapertura relacionados con la pandemia. No está claro si el gobernador hará propuestas adicionales de financiamiento para las escuelas. El viernes presentará un plan presupuestario estatal completo a la Legislatura.

La oficina de Newsom no hizo comentarios inmediatos sobre la carta.

Los superintendentes también plantean la posibilidad de que los estudiantes de los centros urbanos más grandes de California puedan sufrir más bajo este plan. En Los Ángeles y otras ciudades, la transmisión del coronavirus está aumentando y es poco probable que las condiciones cumplan con el nuevo margen del gobernador para que algunos alumnos de primaria regresen a las aulas el próximo mes —no más de 28 casos confirmados por cada 100.000 personas.

Eso podría significar que los recursos que normalmente se gastarían en esas escuelas, utilizados por algunas de las familias más necesitadas de California, se gastarían en reabrir escuelas en comunidades más prósperas.

Eso revertiría “un compromiso de una década con el financiamiento basado en la equidad” de las escuelas, escribieron los superintendentes, probablemente una referencia al esfuerzo de largo alcance defendido por el ex gobernador Jerry Brown para priorizar el financiamiento K-12 y brindar servicios educativos a los niños de familias de bajos ingresos, junto con aquellos que aprenden inglés.

“Los recursos adicionales que se destinan solo a distritos escolares en comunidades con niveles bajos de COVID reforzarán el impacto desproporcionado del virus”, escribieron los superintendentes. “Las zonas adineradas donde los miembros de la familia pueden trabajar desde casa verán que las escuelas se abran con un mayor presupuesto. Las comunidades de bajos ingresos que soportan la peor parte del virus verán que los campus permanecerán cerrados con menos fondos”.

Los líderes de los distritos escolares más grandes del estado también expresaron su preocupación sobre lo que sucede si los directivos educativos o los empleados se niegan a abrir los campus, una vez que las tasas de transmisión del virus local alcancen el nivel establecido en el plan de Newsom.

El sindicato de maestros más grande del estado manifestó el mes pasado que quiere cierto nivel de toma de decisiones local para determinar cuándo reabrir las escuelas para el aprendizaje presencial. En la carta enviada el miércoles, los superintendentes advirtieron al gobernador sobre permitir que cualquier grupo local tenga un “veto efectivo” sobre la apertura de los campus cuando las condiciones de salud pública cumplen con su estándar.

Aún así, instaron a Newsom a ofrecer más detalles sobre cómo se calculó dicho estándar.

“Nuestros estudiantes, padres y personal necesitan pautas claras, consistentes y bien entendidas para mantener la confianza en el proceso”, escribieron.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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