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Opinión: Por qué los mandatos de uso de cubrebocas para todos deberían volver a plantearse

A "no mask, no service" sign at a Chinatown business.
Un letrero en un negocio de Chinatown les recuerda a los clientes que deben usar cubrebocas el fin de semana pasado. El mandato de uso de mascarillas sanitarias de Los Ángeles entró en vigor a las 11:59 p.m. del sábado.
(Myung J. Chun / Los Angeles Times)
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La semana pasada, casi todas las entidades de Estados Unidos experimentaron un aumento en los casos diarios de COVID-19. Impulsado por la variante Delta, este incremento y el consiguiente ascenso de las hospitalizaciones han provocado un debate sobre el regreso a los mandatos de uso de cubrebocas en interiores para todos, independientemente del estado de vacunación.

El condado de Los Ángeles anunció el jueves pasado que se requerirán mascarillas sanitarias en interiores para personas inoculadas y no vacunadas. Hawái ha mantenido un requisito similar en medio del aumento de casos. Sin embargo, los funcionarios tanto de la ciudad de Nueva York como de Chicago rechazaron recientemente la idea de una nueva disposición universal de uso de cubrebocas para interiores.

¿Son necesarios nuevamente los requisitos de uso de mascarilla en Estados Unidos? Nuestra investigación muestra por qué la respuesta es sí en muchos lugares: hay menos probabilidades de que las personas no vacunadas utilicen cubrebocas.

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Podríamos evitar las disposiciones de uso de mascarilla si todas las personas elegibles se vacunan. Casi la mitad de la población de Estados Unidos está completamente inoculada y alrededor del 70% de los adultos (y cerca del 90% de los mayores de 65 años) han recibido al menos una dosis. Pero estas tasas de vacunación varían sustancialmente según el condado. Los gobiernos federales y locales deben continuar encontrando formas creativas de fomentar, o exigir, la inmunización. Francia introdujo recientemente nuevos requisitos de vacunación y, a pesar de cierta controversia, se produjo una avalancha de inoculaciones.

Hasta que aumenten las tasas de vacunación, podría parecer que la solución más simple es exigir que quienes no están inoculados usen cubrebocas, y varios estados han adoptado esta política. Las mascarillas no solo ayudan a evitar que las personas con COVID propaguen la enfermedad, sino que también ofrecen protección a los individuos que utilizan la cubierta facial. Pero ese enfoque no funciona bien si es poco probable que la gente no inoculada siga los requisitos de uso de tapabocas cuando los que sí están inmunizados ya no necesitan usarla. Los no inoculados también son los menos preocupados por la variante Delta.

Para comprender el comportamiento de la falta de uso de cubrebocas de la población no inmunizada, seleccionamos a una muestra representativa a nivel nacional de 939 adultos en Estados Unidos del 11 al 14 de julio. Recordamos a los entrevistados que han utilizado mascarillas sanitarias para limitar la propagación del coronavirus y luego les preguntamos si usarían una cubierta facial en una variedad de entornos donde se les pidió a las personas no inoculadas que lo hicieran: en la fiesta de un amigo, en una tienda de comestibles, en la oficina de correos y en su trabajo. Como seguimiento, le solicitamos a cada encuestado que nos diga si ha tomado la vacuna contra COVID-19. De esta forma, podemos analizar los hábitos de uso de tapabocas de quienes han sido inoculados, así como de quienes no han recibido una dosis.

Los resultados son sorprendentes: en cada escenario, los encuestados que no han sido inoculados eran más propensos a decir que no usarían cubrebocas, en comparación con aquellos que habían recibido al menos una inyección del antígeno. Casi la mitad de los no vacunados sostienen que no se pondrían mascarilla en una fiesta (49%) o en una tienda de comestibles (48%), a pesar de que se les solicita explícitamente que lo hagan.

Las tasas de rechazo al uso de cubrebocas entre los no vacunados fueron ligeramente menores cuando preguntamos sobre la oficina de correos (43%) y el trabajo (37%), pero aún mayores que entre los encuestados inoculados. Además, el sondeo mostró que alrededor del 15% de todos los adultos no están inmunizados y se niegan a usar mascarillas sanitarias en público cuando se les pide. Se trata de una población importante que podría permitir la propagación de nuevas mutaciones peligrosas, como la variante Delta.

Dada la resistencia al uso de cubrebocas, un requisito universal puede ser el único enfoque eficaz. Cuando se requiere que todos usen mascarilla, las empresas, las oficinas gubernamentales y los patrones no deben preocuparse por la verificación de vacunación y las personas no inoculadas no pueden evitar fácilmente el uso de esta protección.

Puede parecer injusto que las personas que rechazan la vacuna y los cubrebocas puedan hacer que todos tengamos que volver a usar mascarilla. Pero hasta que los antígenos sean más requeridos, políticas como la disposición federal para que todos utilicen cubrebocas en aviones, trenes y autobuses es la opción más viable.

Más de 608.000 personas han muerto por el coronavirus en Estados Unidos. Para prevenir más enfermedades y muertes, más condados necesitarán exigir nuevamente que todos porten mascarilla.

Peter K. Enns es cofundador de Reality Check Insights, profesor de gobierno y director del Centro de Ciencias Sociales de Cornell en la Universidad de Cornell. @pete_enns. Jake Rothschild es científico de datos en Reality Check Insights. @jake_rothschild

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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