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Ante la gravedad de la sequía, imponen restricciones de agua sin precedentes a zonas agrícolas de California

Dry, cracked mud surrounds a lake that gleams in the sun
El descenso de los niveles de agua en el lago Folsom, que forma parte de la cuenca del delta de Sacramento-San Joaquín, mostraba un lecho lacustre seco y agrietado a principios de julio.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)
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En medio de la intensificación de la sequía, los reguladores estatales del agua votaron el martes para promulgar una drástica orden de emergencia que prohíbe a miles de californianos -principalmente agricultores- el uso de agua de arroyos y ríos.

El complejo sistema de derechos de agua de California está diseñado para asignar el uso del agua en épocas de escasez y tales restricciones, aunque poco frecuentes, no son inéditas. Sin embargo, el alcance de la orden del martes -que incluye miles de derechos de agua en una amplia franja del estado- no tiene precedentes, según las autoridades.

Si bien la medida ha sido rechazada y cuestionada por algunos agricultores, distritos de riego y otros, la secretaria del Departamento de Alimentación y Agricultura de California, Karen Ross, calificó la decisión como “un paso necesario”, diciendo que el hecho de que los titulares principales de derechos de agua fueran incluidos “habla de la gravedad de la hidrología y de lo que el cambio climático ha presentado este año”.

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“Es un momento doloroso. Sabemos que los impactos son reales”, dijo Ross durante la reunión del martes.

Tras varias horas de comentarios públicos, la Junta Estatal de Control de los Recursos Hídricos votó por unanimidad aprobar la orden de “restricción de emergencia” para la cuenca del Delta de Sacramento-San Joaquín. La orden entrará en vigor dentro de unas dos semanas, sujeta a la aprobación de la Oficina Estatal de Derecho Administrativo y tras el envío de los avisos formales de restricción.

Según Erik Ekdahl, subdirector de la División de Derechos de Agua de la Junta Estatal del Agua, la orden se aplicará a unos 5.700 titulares de derechos de agua del norte de California y del Valle Central, que en conjunto poseen unos 12.500 derechos de agua.

La orden afectará en gran medida a los titulares de derechos que utilicen el agua para el riego agrícola, aunque también se verán perjudicadas algunas entidades municipales, industriales y comerciales. El reglamento establece una exención por motivos de salud y seguridad humana, lo que significa que el agua para beber, bañarse y con fines domésticos no estará sujeta a la restricción.

La junta de agua publicó previamente una versión preliminar de la orden propuesta a mediados de julio, después de un aviso de indisponibilidad de agua - que insta, pero no ordena, a la gente a dejar de desviar el agua. Esta notificación se envió a muchos titulares de derechos a mediados de junio.

“Es el tema de conversación en todas partes, ya sea en la tienda o en el supermercado o cuando estoy en el trabajo como asesor de ganado”, dijo Josh Davy, un pequeño productor de ganado en el condado de Shasta.

Los derechos de agua anteriores a 1914 de su distrito de riego local fue un componente clave en la decisión de Davy de comprar su rancho hace dos años. Actualmente está planeando vender sus terneros antes de tiempo con pérdidas y teme tener que subdividir su propiedad para pagar su hipoteca. Davy dijo que sin agua para regar su rancho, los pastos para alimentar sus vacas se secarán rápidamente y el precio actual de la alfalfa invalida la compra de heno como una opción sostenible.

“La mayoría de los que invertimos en propiedades con estos derechos de agua lo hicimos por razones muy similares, ya que había seguridad en la disponibilidad del agua”, dijo Davy. “Y ahora, al ver que esa seguridad ha desaparecido, estamos realmente asustados”.

“El estado solo ha restringido los derechos de agua tres veces antes de esta sequía - del año 76 al 77, 2014 y luego 2015”, dijo Jay Lund, codirector del Centro de Ciencias de las Cuencas de la UC Davis. Lund cree que los recortes se convertirán en una práctica mucho más habitual en el estado a medida que se intensifiquen los efectos del cambio climático. El lunes se emitió otra orden de restricción en la cuenca del río Ruso. La junta también ha emitido avisos de no disponibilidad de agua en el río Scott, en el condado de Siskiyou.

Karrigan Börk, profesor interino de derecho en la Escuela de Derecho de la UC Davis que se centra en los derechos de agua, dijo que creía que la forma en que la junta estatal de agua había manejado el proceso para la regulación de emergencia de este año eludiría las cuestiones legales planteadas en 2015, cuando varios distritos de riego demandaron al estado sobre los recortes de ese año.

“De la forma en que lo están haciendo ahora, creo que no enfrentarán problemas”, dijo Börk. “Estoy seguro de que alguien los desafiará de todos modos, porque esto es California y eso es lo que hacemos”.

Las condiciones de sequía en el estado empeoraron rápidamente esta primavera, cuando la escorrentía esperada del manto de nieve hacia la cuenca disminuyó en casi 800.000 acres-pies -una cantidad casi equivalente a la capacidad del embalse de Folsom- entre abril y mayo.

El 10 de mayo, el gobernador Gavin Newsom declaró la emergencia por sequía en 41 de los 58 condados de California. Ese mismo mes, muchos agricultores fueron advertidos de que recibirían poco o nada de dos grandes sistemas de asignación, el Proyecto Federal del Valle Central y el Proyecto Estatal de Agua.

“La manera más sencilla de explicarlo es que la nieve estaba ahí y luego desapareció”, dijo David Rizzardo, jefe de la rama de hidrología del Departamento de Recursos Hídricos del estado.

Según Rizzardo, no es raro que se pierda entre el 10% y el 20% del manto de nieve debido a los procesos hidrológicos normales, sobre todo después de un año seco. ¿Pero perder casi el 80% en un período tan corto?

“Es algo sin precedentes”, dijo Rizzardo. Las condiciones hidrológicas presenciadas este año se han previsto en los modelos de cambio climático, pero según Rizzardo, se esperaba que esos escenarios se produjeran dentro de varias décadas.

Rizzardo caracterizó las temperaturas más elevadas, los suelos más secos y el efecto de los incendios a gran escala en la cuenca como tres de los principales factores que impulsan la pérdida de la escorrentía prevista. (El efecto de los incendios es doble, según Rizzardo. La pérdida de cobertura arbórea y de matorrales hace que la nieve reciba mayor radiación solar directa, lo que provoca que se derrita más rápidamente. Los restos de hollín de los incendios también crean superficies oscuras, que absorben -en lugar de reflejar- la radiación solar, provocando aún más deshielo).

El Delta en sí está formado por la convergencia de los ríos Sacramento y San Joaquín en el oeste del Valle Central, pero la extensa cuenca del Delta se extiende desde la frontera con Oregón en la esquina noreste del estado hasta el norte de Fresno, abarcando gran parte de Sierra Nevada, al igual que ciudades como Redding, Chico, Sacramento y Stockton.

A grandes rasgos, la escorrentía del manto de nieve de la Sierra, que alimenta los principales embalses del norte de California y decenas de ríos, recorre la cuenca y llega al Delta, que luego conecta con la bahía de San Francisco. El agua del Delta contribuye al suministro de agua para más de dos tercios de los californianos y también se utiliza para regar millones de acres de tierra de cultivo.

La posibilidad de que se produzca una intrusión de agua salada -una especie de tira y afloja entre la marea que entra por la bahía de San Francisco y el agua dulce que fluye por la cuenca hacia el Delta y sale hacia la bahía- se cierne sobre los debates en relación a la sequía en el Delta.

Si no hay suficiente flujo de salida del Delta, las mareas pueden llevar el agua del mar hacia el Delta, amenazando el delicado equilibrio de esta zona clave del sistema hídrico de California. Según Ekdahl, en el peor de los casos, si la salinidad se adentra demasiado en el Delta y llega a las bombas, podría poner en peligro el suministro de agua de 25 millones de californianos y el riego de 3 millones de acres de agricultura. Los funcionarios están preocupados por retener suficiente agua para mantener los flujos de salida del Delta si el próximo año también es seco.

Los recortes crearán dificultades para muchos agricultores, sobre todo los que no tienen acceso a agua de pozo. Pero la carga puede ser menor por la época del año. Las necesidades de riego varían mucho de una región a otra y de un cultivo a otro. Sin embargo, en términos generales, las mayores demandas de riego agrícola en la cuenca del Delta tienden a producirse a finales de la primavera y el verano, lo que significa que el grueso del uso del agua durante el año ya pasó para muchos agricultores.

“Se está acercando el final de la temporada aquí, ya que todo se está acortando en un año muy seco, las reducciones pueden no hacer una gran diferencia para una considerable cantidad de tipos de cultivos”, dijo Chris Scheuring, consejero principal de la Oficina Agrícola de California.

“Para algunos agricultores, puede ser bastante difícil cumplir con esto, pero también han sido informados con antelación”, expuso Jeffrey Michael, un pronosticador económico y director del Centro de Investigación de Negocios y Políticas de la Universidad del Pacífico en Stockton. “La mayoría de los agricultores tienen cierta capacidad para sustituir el suministro de agua, a veces recurriendo a las aguas subterráneas o a un suministro alternativo”. Pero ambas opciones conllevan sus propias complicaciones.

Debido a la falta de suministro, comprar agua a los que todavía tienen acceso podría ser prohibitivo, y la aprobación en 2014 de la Ley de Gestión Sostenible de las Aguas Subterráneas de California impone reglas sobre el uso de las aguas subterráneas.

Michael dijo que dudaba que la decisión de la junta tuviera un impacto significativo en los precios de los alimentos a corto plazo.

“Creo que muchos sectores de la agricultura californiana van a poder salir adelante este año”, manifestó Scheuring. “La verdadera pregunta es qué pasará el año que viene si también es seco. Esa es la gran incógnita que asusta a todo el mundo. Y no creo que sea solo la agricultura la que tenga que preocuparse el año que viene si ese es el caso”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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