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Destruidos por un incendio forestal, los pueblos del norte de California ahora temen inundaciones

Deer walk through a burn scar from the Dixie fire in the Greenville area.
Los ciervos caminan a través de una cicatriz de quemadura del incendio de Dixie en el área de Greenville, en el norte de California.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)
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En la ciudad incendiada de Greenville, en lo profundo de la ladera de una montaña del condado de Plumas, las tormentas que ahora azotan el norte de California son otro trauma en un año de angustia.

“Tenga cuidado con lo que desea”, comentó el jueves el supervisor del condado de Plumas, Kevin Goss, justo después de una reunión informativa con los funcionarios estatales de respuesta a emergencias. Se espera que las precipitaciones torrenciales atenúen la sequía del estado este fin de semana, pero la lluvia también trae el riesgo de flujos de escombros e inundaciones en lugares afectados por incendios forestales.

Corrección:

8:05 a.m. oct. 24, 2021An earlier version of this article indicated Donner Summit is on Highway 50. It is near Interstate 80.

“Vamos a tener algunos problemas”, mencionó Goss. “Era inevitable que esto sucediera de esta manera. Pero nos ocuparemos de eso. Somos fuertes y resistentes”.

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Un gran sistema de baja presión que se cierne frente a la costa del noroeste del Pacífico está provocando repetidas rondas de precipitación en la parte norte de California. Lo que marcó el comienzo de la primera gran tormenta de la temporada el jueves, informaron los expertos del Servicio Meteorológico Nacional, junto con los temores de que los lugares ya afectados por el desastre de las llamas puedan ahora estar preparados para la destrucción de las lluvias.

Las tormentas se producen después de que las autoridades anunciaran el año más seco de la entidad en un siglo, pero las condiciones no son del todo sorprendentes. Los científicos han advertido durante mucho tiempo que el cambio climático podría afectar a Occidente con variaciones rápidas de aridez a humedad, y viceversa.

El Servicio Meteorológico Nacional en Reno emitió una alerta de inundación repentina para una parte del noreste de California hasta el viernes por la mañana alrededor de las cicatrices de quemaduras de los incendios de Dixie, Sheep, Walker y Beckwourth. Se espera que otra tormenta se mueva horas después de que termine: Las peores lluvias se esperan el domingo, cuando lugares como Plumas pueden ver hasta 10 pulgadas en un período de 24 horas.

Lo que se denomina como un “río atmosférico” está bombeando humedad continua sobre la región, indicó Ryan Kittell, un meteorólogo de la estación de Oxnard del servicio meteorológico, y podría provocar un “ciclón bomba”, un patrón meteorológico intenso y cargado de humedad caracterizado por una caída rápida y significativa de la presión barométrica. También llamado bombogénesis, es un evento meteorológico familiar en las tormentas del noreste de la costa este y es propenso a ocurrir en esta época del año.

Se espera que la tormenta sea de Categoría 5, el nivel más alto en una escala basada en fuerza y duración, señaló Marty Ralph, director del Centro de Clima Occidental y Extremos del Agua en el Instituto de Oceanografía Scripps, un departamento de UC San Diego. Ralph es el líder del equipo que desarrolló el sistema de clasificación.

Goss indicó que más allá de las preocupaciones sobre la vida y la propiedad, los funcionarios también están angustiados por la contaminación del agua potable del estado por escorrentías tóxicas. Con incendios recientemente contenidos en muchas áreas, no ha habido tiempo suficiente para limpiar casas y negocios quemados, donde las cenizas pueden llenarse de contaminantes. La escorrentía de esos sitios podría llegar al río Feather, que fluye a través de la cicatriz de quemaduras de Dixie y alimenta la presa de Oroville al este de Sacramento, donde se pueden almacenar más de un billón de galones de agua.

Se han planteado preocupaciones similares para las vías fluviales que alimentan a Lake Tahoe.

Brian Ferguson, portavoz de la Oficina de Servicios de Emergencia de California, señaló que los equipos han estado ocupados fortaleciendo las protecciones para el río Feather y otros afluentes desde que la contención parcial del fuego permitió ese trabajo de restauración. Esos esfuerzos han incluido la construcción de barreras a lo largo de arroyos y ríos, la reparación, así como la construcción, de muros de contención y la creación de medidas temporales como cercas sobre laderas inestables para evitar deslizamientos.

Ferguson agregó que las autoridades estatales también han colocado vehículos de rescate en aguas profundas en áreas de alto riesgo, y han posicionado equipos en la cima de Donner Summit de la autopista 80 en caso de cierres de carreteras.

El incendio de Caldor ardió en los bosques a los costados de esa carretera montañosa de dos carriles en un tramo de varias millas de largo, desde las colinas hasta Tahoe, dejando cientos de árboles muertos que podrían caerse con el viento y la lluvia. También hay tramos de laderas empinadas donde los deslizamientos ya eran un problema, además donde los equipos de bomberos han tenido pocas posibilidades de completar el trabajo de mitigación con el incendio contenido hace solo unas semanas.

“Esa es una quemadura más fresca y sucedió más tarde en la temporada que el fuego de Dixie”, explicó Ferguson.

Detalló que los equipos que trabajan en la cicatriz de la quemadura se han estado concentrando en elevaciones más altas, con la esperanza de avanzar antes de que la nieve cierre las operaciones durante el invierno, dejando las elevaciones más bajas aún en riesgo.

Michael Davis, oficial de información pública del Equipo de Comando de Incidentes Tipo Uno del Área de la Gran Cuenca a cargo del incendio de Dixie, comentó que el equipo produjo un análisis más esperanzador para el área de Plumas, sin encontrar lugares específicos donde la amenaza de un deslizamiento fuera alarmante.

Señaló que el equipo de comando de bomberos de Dixie no está involucrado en ningún trabajo específico para el clima, pero continúa con la limpieza y contención planificadas, esperando, como los equipos de Caldor, manejar algunas de las peores áreas antes de que inicie el invierno.

Los funcionarios estatales y locales también han proporcionado a los residentes sacos de arena y otros materiales de prevención de inundaciones para su propiedad privada. Ferguson mencionó que la entidad está animando a los propietarios de viviendas a verificar sus pólizas de seguro. Agregó que, a medida que el valor de las viviendas se ha disparado en los últimos años, muchos propietarios no han podido aumentar su cobertura a los precios actuales, lo que podría dejarlos con un seguro insuficiente.

“Le estamos comentando a la gente que necesitan verificar su cobertura”, enfatizó.

Goss destacó que, en Quincy, la sede del condado de Plumas, las estaciones de servicio estaban haciendo un buen negocio y las tiendas de comestibles estaban llenas de clientes. Explicó que, en un área donde los deslizamientos de rocas pueden cerrar carreteras durante semanas, incluso en las mejores circunstancias, los residentes se estaban preparando para que les cortaran los suministros.

“He visto inundaciones aquí que simplemente arrasan con carreteras enteras”, detalló. “Y no hay mucho que podamos hacer para atenuarlo”.

La preocupación se extendió hasta el sur de Santa Cruz. Aunque los incendios no alcanzaron esos bosques montañosos este año, todavía se están recuperando de los fuegos forestales del pasado año.

Mark Bingham, jefe del Distrito de Protección contra Incendios de Boulder Creek, indicó que está observando de cerca la situación y trabajando activamente con su departamento para asegurarse de que la comunicación, así como la logística, estén listas para funcionar en caso de que la situación “se deteriore”.

“Hemos continuado todo el año refinando nuestras comunicaciones y planes de respuesta, preparando a nuestros socorristas con nuevos equipos y conjuntos de habilidades” para los deslizamientos de tierra, así como los flujos de escombros que se desarrollaron después de los incendios de 2020.

“No queremos causar un síndrome de ‘Chicken Little’ de que se cae del cielo”, comentó. “Pero estamos en ese borde tambaleante, donde, si esperamos demasiado, también tendremos gente gritando que no recibieron suficiente advertencia”.

Si las personas no tienen tiempo para salir, eso también puede causar peligro, explicó.

Nate Armstrong, subdirector del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California, informó que los bomberos completaron la mayor parte del trabajo de preparación el otoño pasado, en previsión de las lluvias invernales que nunca se materializaron.

“Ahora solo estamos monitoreando”, señaló Armstrong. Agregó que Cal Fire, los funcionarios del condado, así como los departamentos del sheriff de los condados de Santa Cruz y San Mateo, han hablado por medio de una llamada y tendrán otra a medida que avance la tormenta.

“Es muy temprano en la temporada y queremos asegurarnos de que, antes de emitir cualquier advertencia u orden de evacuación, haya una alta probabilidad de que suceda algo”, explicó. “No queremos que la gente se sienta fatigada por la evacuación”.

“Habiendo dicho eso”, agregó, “también queremos hacer esa llamada lo antes posible” para que la gente tenga tiempo de salir. Indicó que llegaría una advertencia 48 horas antes del evento previsto y una orden 24 horas antes.

Aunque la mayor parte de la lluvia será hacia el norte, el sistema de tormentas también se desplazará hacia el sur de California. Las autoridades meteorológicas predicen que las áreas metropolitanas del condado de Los Ángeles podrían recibir alrededor de media pulgada de lluvia y de 1 a 1 ½ pulgadas en las montañas.

Las preocupaciones son menores en el sur de la entidad, donde algunas cicatrices de quemaduras son más antiguas y, por lo tanto, son menos propensas a deslizamientos e inundaciones, informaron las autoridades meteorológicas.

Pero los funcionarios están “moderadamente preocupados” por el área quemada por el reciente fuego de Alisal en el oeste del condado de Santa Bárbara, que se encendió el 11 de octubre.

“Es realmente nuevo”, comentó Kittell, el meteorólogo. “Hay algunas áreas vulnerables en las que cualquier tipo de flujo de lodo y escombros podría causar algunos problemas”.

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