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En medio de nuevas muertes infantiles, renuncia otro director del Departamento de Servicios para Niños y Familias de L.A.

A woman stands in front of a set of microphones at a news conference.
Eva Hernández habla sobre la muerte de su bisnieto, Noah Cuatro, en una conferencia de prensa en la oficina del Departamento de Servicios para Niños y Familias del condado de Los Ángeles, en julio de 2019. Bobby Cagle, quien dirige el Departamento de Niños y Familias del condado de L.A., anunció esta semana que dejará su cargo a partir del 31 de diciembre.
(Liz Moughon / Los Angeles Times)
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La repentina renuncia de Bobby Cagle como jefe del Departamento de Servicios para Niños y Familias del condado de Los Ángeles (DCFS, por sus siglas en inglés) esta semana pone fin a un período tumultuoso para la agencia de protección infantil más grande del país, que obligará a los líderes del condado a lidiar con importantes cuestiones de políticas sobre cómo los trabajadores sociales responden a las denuncias de abuso y negligencia, y optan por intervenir en las familias.

El DCFS enfrenta un escrutinio cada vez mayor luego de una serie de muertes y lesiones de niños bajo su supervisión, que fueron muy publicitadas, incluido un pequeño de cuatro años en cuidado de crianza que fue hospitalizado en coma, el mes pasado.

La agencia todavía está lidiando con el efecto de la pandemia de COVID-19, mientras que los maestros y otros tuvieron mucho menos contacto con los niños y los cierres de tribunales llevaron a un aumento vertiginoso de los casos atrasados.

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La salida de Cagle, que entrará en vigor el 31 de diciembre, se produce cuando los líderes del condado y una serie de grupos cívicos intensificaron los pedidos para que el DCFS aborde las disparidades raciales y étnicas, incluida una representación excesiva de niños negros en hogares de crianza. Aunque el 7.5% de los pequeños en el condado de Los Ángeles son negros, representan más del 27% de los menores en hogares de crianza.

Los líderes del condado deben encontrar un nuevo director para supervisar un personal en expansión de 9.000 empleados en aproximadamente 20 oficinas y un presupuesto de más de $2.4 mil millones, pero también llevar a cabo reformas en medio de una maraña de presiones políticas y cívicas.

“No es un trabajo para los débiles de corazón”, remarcó Charity Chandler-Cole, directora ejecutiva de CASA de Los Ángeles, que une a defensores designados por el tribunal con niños en hogares de crianza. Chandler-Cole describió a la agencia como en una encrucijada: “Hay bastantes problemas con nuestro pasado. Se presta mucha atención a cómo el condado de Los Ángeles y el DCFS van a responder a estos desafíos de abordar la equidad y la justicia racial”. Además, agregó: “Sentí que Bobby hacía eso y estaba preparada para apoyar todas estas iniciativas; para mí, fue impactante que decida irse”.

Cagle rechazó una solicitud de entrevista a través de una portavoz del DCFS. Una persona familiarizada con su decisión, que habló bajo condición de anonimato, lo describió como “agotado” y dijo que su salida no fue forzada por ningún caso en particular.

El DCFS no ofreció ninguna explicación sobre el momento de la renuncia, pero en un comunicado, la agencia señaló que Cagle planeaba ingresar al sector privado después de tres décadas en el servicio público. “Ha sido un honor liderar este importante trabajo y servir junto a todos ustedes, las miles de personas comprometidas con el bienestar infantil en el DCFS del condado de Los Ángeles”, escribió Cagle en un correo electrónico a los miembros del personal el martes por la noche.

“Es algo impactante para mí”, remarcó Michael Nash, el juez retirado que dirige la Oficina de Protección Infantil del condado de Los Ángeles. El exmagistrado señaló que Cagle cumplió cuatro años, que es más tiempo del que muchos de sus predecesores han durado: “Parece que la esperanza de vida de los directores no es tan grande. Es un reflejo de lo difícil que resulta el trabajo, y lo importante que es. Los riesgos son tan altos: estamos lidiando con las personas más vulnerables de nuestra población, nuestros niños”.

David Green, un trabajador social que también es presidente de Service Employees International Union Local 721, que representa a más de 9.000 empleados del DCFS entre sus 95.000 miembros, remarcó que vio a Cagle como un socio y colaborador, especialmente durante la pandemia.

Green recordó haber estado en “comunicación constante” con Cagle mientras buscaban proteger al personal del DCFS, que todavía realizaba visitas al lugar y precisaba equipo de protección crucial, así como a las familias vulnerables. “Él creció en el sistema de bienestar infantil y fue trabajador social; no se olvidó de ello en su estilo de liderazgo y alcance”, destacó Green. “Lamentamos que se vaya”.

Cagle se hizo cargo de la gestión del aparato de servicios de protección infantil del condado de Los Ángeles en 2017 después de liderar la División de Servicios para la Familia y los Niños en Georgia.

En ese momento, el DCFS se estaba recuperando de la muerte de Gabriel Fernández, de ocho años, el niño de Palmdale que fue abusado y torturado por su madre y su novio. El caso de Gabriel pareció cristalizar las fallas del condado en el cuidado de niños vulnerables. Cuatro trabajadores sociales del condado de Los Ángeles fueron acusados de abuso infantil y falsificación de registros públicos en relación con su trabajo en ese caso, aunque el año pasado una corte de apelaciones lo desestimó.

Cagle también asumió el cargo sin el respaldo total de la Junta de Supervisores, de cinco miembros. La junta votó por tres a dos a favor del nombramiento de Cagle, y el entonces supervisor Mark Ridley-Thomas y la supervisora Janice Hahn prefirieron a un abogado que trabajó en la administración Obama, JooYeun Chang.

Cuando Cagle asumió el cargo, tuvo que lidiar con un creciente retraso en el proceso de aprobación de los padres de crianza temporal y los parientes cuidadores. “Puso manos a la obra e hizo una buena labor al reducir significativamente la acumulación de trabajos pendientes”, remarcó Nash.

La supervisora Sheila Kuehl elogió la dedicación de Cagle para desarrollar programas para jóvenes de crianza LGBTQ, implementar políticas para mantener a los niños con familiares y desarrollar un plan estratégico que la agencia usará incluso después de su partida.

Cagle también abogó para que los padres de crianza temporal y los cuidadores familiares recibieran fondos suficientes antes de iniciar el proceso, remarcó Nash.

Chandler-Cole le dio crédito por brindar apoyo, escuchar y reconocer las quejas de las personas de color vinculadas con el DCFS. “No se puso a la defensiva ni dio excusas”, destacó Chandler-Cole. “Escuchaba constantemente y quería ser parte del cambio”.

Otras muertes infantiles de alto perfil continuaron afectando a la agencia y destacaron las oportunidades perdidas por los trabajadores y el personal de la agencia. En 2018, Anthony Ávalos, de 10 años, murió después de soportar torturas y abusos prolongados. Al año siguiente, Noah Cuatro, de cuatro años, murió a pesar de que los trabajadores sociales del DCFS obtuvieron una orden judicial para sacarlo la casa de sus padres, pero decidieron no hacerlo.

Una investigación de The Times/UC Berkeley realizada a principios de este año encontró grandes señales de alerta en el manejo del caso de Noah Cuatro, quien fue asesinado a pesar de toda una vida de monitoreo e intervenciones de los trabajadores sociales.

El apoyo a Cagle pareció disminuir este otoño a raíz del presunto abuso de un niño por parte de su madre adoptiva. El menor, identificado como Andrés F., fue hospitalizado con lesiones potencialmente mortales, y su madre adoptiva, Gabriela Casarez, de 26 años, fue acusada de dos cargos de abuso infantil y un cargo de agresión que derivó en un estado de coma o parálisis.

Los líderes del condado de Los Ángeles buscaron la investigación sobre el manejo del caso por parte del DCFS, también sobre cómo los trabajadores sociales sortearon las barreras culturales y lingüísticas. El niño y su madre biológica hablan un idioma indígena maya, y su tía le dijo al periodista Alberto Godínez que los trabajadores sociales no se habían comunicado de manera efectiva con la familia antes de sacarlo y derivarlo a un hogar de acogida.

Hahn fue notablemente crítica con la agencia después de que los detalles del caso se hicieran públicos. “Esta historia es espantosa”, enfatizó a principios de este mes, cuando pidió la investigación. “Se suponía que debíamos proteger a este niño cuando lo separamos de su familia”.

Ningún miembro de la junta accedió a una entrevista sobre el DCFS y fueron prudentes en sus comentarios sobre Cagle. En cambio, destacaron las cualidades que debe tener el próximo líder del departamento: “Es un gran trabajo, que requiere visión, responsabilidad y dedicación para asegurar que cada niño tenga un hogar estable”, detalló la supervisora Kathryn Barger.

La supervisora Hilda Solís remarcó que desea un director “que ejemplifique la diversidad lingüística y cultural de los residentes de este condado, comprenda cómo prevenir el abuso y la negligencia y se comprometa a abordar las desigualdades en nuestro sistema de bienestar infantil.

“Espero que las aportaciones de aquellos que tienen experiencia estén a la vanguardia de este proceso, lo que nos permitirá contratar a un director que reinvente lo que significa servir a los niños y las familias”, destacó Solís en un comunicado.

El ex supervisor del condado de Los Ángeles Zev Yaroslavsky destacó que los desafíos prácticos del trabajo se vieron agravados por presiones más amplias. “El problema es que se espera que el condado intervenga en la brecha causada por el tejido social deshilachado de nuestro país”, comentó. “Si uno de los padres o los padres o tutores no pueden hacer el trabajo, imaginemos cómo una agencia del gobierno que puede intervenir y convertirse en un padre sustituto no es algo que se encuentre diseñado para el éxito”.

También señaló a los cinco supervisores que controlan el puesto, en lugar de a un solo director ejecutivo. “Cada supervisor -o la mayoría de ellos- tiene una filosofía diferente sobre cómo manejar los temas, y desafortunadamente los políticos, cuando las cosas se ponen feas, buscan a alguien a quien culpar”, señaló Yaroslavsky.

Después de que Cagle se retire del cargo, a fines de diciembre, su segunda al mando, Ginger Pryor, asumirá de forma interina. Una subdirectora retirada del DCFS, Dawna Yokoyama, también regresaría como subdirectora jefa interina mientras el condado de Los Ángeles busca un nuevo director.

El redactor de The Times James Queally contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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