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Los docentes reportan un aumento en las amenazas, peleas y mala conducta escolar, y culpan por ello al COVID

Foto exterior de la escuela secundaria Hamilton.
El superintendente del Distrito Escolar Unificado de Santa Mónica-Malibú, Ben Drati, envió un mensaje a su comunidad escolar aclarando que se investigó una amenaza en las redes sociales en Santa Monica High School, que no se relacionó con las amenazas ocurridas en otras escuelas, incluida Hamilton High School, en Los Ángeles.
(Al Seib/Los Angeles Times)
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Un joven de 14 años en el Valle Central fue arrestado el lunes después haber supuestamente amenazado con matar a dos compañeros de clase. El domingo por la noche, la policía arrestó a un estudiante de Buena Park High School luego de que éste, al parecer, hubiera compartido la foto de una persona sosteniendo un arma, subtitulada con una advertencia a los compañeros de clase para que se mantuvieran alejados de la escuela “si quieren vivir”.

Después de que se investigó una amenaza por redes sociales en Santa Monica High School y el campus fue considerado seguro, el superintendente Ben Drati envió un mensaje a su preocupada comunidad para aclarar una reciente serie de intimidaciones en preparatorias: “Hubo otras amenazas en el área que se confundieron con la de la preparatoria de Santa Mónica, que finalmente se determinó como un incidente aislado, no relacionado con ninguna otra amenaza de la que se haya oído hablar en Palisades, Hamilton o Fairfax High School”.

Meses después de que los estudiantes regresaran a los campus, y una semana más adelante de que cuatro murieran en un tiroteo en una preparatoria de Michigan, varias escuelas en el sur de California y en otros sitios informaron haber recibido amenazas de violencia, lo cual agravó las tensiones en los campus en un momento en que, según administradores escolares y docentes, los alumnos están peleando cada vez más en clase y mostrando un comportamiento agresivo.

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Después del tiroteo en Michigan del 30 de noviembre por el que un alumno de 15 años fue acusado de asesinato, más de una docena de distritos escolares en el estado cancelaron clases, citando amenazas potenciales publicadas en línea. Muchas veces, tras tiroteos escolares, el comportamiento de imitación puede seguir durante semanas o meses, remarcó Tyrone Howard, profesor de educación en UCLA.

En Buena Park, la policía comenzó a recibir llamadas y correos electrónicos el domingo por la noche sobre un alumno que había publicado una amenaza en línea, comentó el sargento Chad Weaver, oficial de información pública del departamento. El estudiante fue arrestado pocas horas después y trasladado a un centro de detención juvenil.

Si bien no hay datos actuales de denuncias entre los educadores y las fuerzas del orden sobre aumentos reportados en amenazas, peleas escolares, asaltos o problemas de comportamiento, Howard y otros educadores afirmaron que los estudiantes están experimentando ansiedad, ideas suicidas y depresión, todos signos problemáticos.

“Los jóvenes no saben cómo afrontar la situación cuando están deprimidos y enojados”, comentó Howard. Añadió que los niños que experimentan un trauma a menudo responden de una de estas tres maneras: se vuelven agresivos, solitarios o se desconectan del mundo.

Communities In Schools of Los Angeles, una organización sin fines de lucro que colabora con varias escuelas del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) para brindar apoyo académico, señaló que el personal de las escuelas notó un aumento en la agresión y la mala conducta entre los estudiantes. Los alumnos de segundo a cuarto grado que muestran un comportamiento similar a los de jardín de infantes y los estudiantes más jóvenes tienen problemas para aclimatarse a las reglas y normas culturales, probablemente debido al tiempo que estuvieron sin clases presenciales, expuso Elmer Roldán, director ejecutivo de la organización. “Nuestro personal notó un aumento en las peleas entre estudiantes y [están] preocupados por incidentes de acoso sexual entre ellos, a menudo derivados de desafíos en las redes sociales”, comentó.

El Cirujano General de EE.UU, Vivek H. Murthy, emitió esta semana un inusual aviso de salud pública sobre la crisis que enfrenta la situación mental de los jóvenes. Si bien los niños y adolescentes han informado sentirse cada vez más angustiados en los últimos años, las dificultades provocadas por la pandemia agravaron el dolor, concluyó el especialista.

“Todas esas señales nos dicen que los niños no están bien, y lidian con los efectos de la pandemia”, destacó Howard. “Solo la desconexión de sus amigos y círculos sociales -aunque ahora esté volviendo-, es una ausencia que puede tener un efecto enorme”.

Si bien las personas tienden a abordar la salud mental, el comportamiento violento y factores estresantes como la inseguridad alimentaria y de vivienda durante el aislamiento, es importante considerar cómo se agravan los problemas, expresó Ron Avi Astor, profesor de educación y bienestar social en UCLA.

En Los Ángeles, un docente de preparatoria afirmó que notó un “aumento enorme en la cantidad de peleas, graffitis y vandalismo”, así como de crisis de salud mental en el campus este año. El profesor, que pidió no ser identificado, vinculó el comportamiento con las redes sociales. Han aparecido cuentas anónimas en Instagram perjudiciales para la salud mental de los estudiantes, incluidas algunas que toman fotos de los traseros de los jóvenes y otra que se dedica a publicar fotos de los zapatos de los alumnos en los baños.

“Los estudiantes están provocando conflictos en línea y cuando tienen que verse cara a cara no saben cómo resolver sus problemas”, destacó el maestro. El personal escolar ha intentado que Instagram elimine las cuentas, pero fue en vano, dijo.

Astor señaló que este comportamiento en las escuelas existía mucho antes que las redes sociales, pero ha fragmentado aún más las relaciones para los niños que pasan varias horas al día en línea, en “ausencia de tiempo dedicado a otros seres humanos reales”.

“No están haciendo deportes, no están participando en un grupo de jóvenes, no están conociendo a los niños del vecindario. Lo que significa que están aislados”, remarcó.

Sin embargo, tanto Howard como Astor señalaron que las escuelas pueden desempeñar un papel fundamental en la provisión de “atención radical”, que es la idea de brindar lo que los estudiantes necesitan más allá del aprendizaje académico, como alimentos, refugio y apoyo para su salud mental.

“Históricamente, las escuelas también han jugado el papel de crear una sociedad y un mundo mejor”, enfatizó Astor. “Este es el momento adecuado para volver a esa idea”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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