Hondureños plantean a Xiomara Castro los desafíos sobre las caravanas y los consulados en EE.UU.
La migración hondureña se ha disparado exponencialmente. Desde suelo catracho se originaron las llamadas caravanas en el 2018 con madres que cargaban a sus hijos en brazos y a la fecha es un fenómeno que no se ha podido controlar; ante esa realidad, la diáspora en Estados Unidos plantea los desafíos en este tema y el rol que deben tener los consulados en la administración de la presidenta Xiomara Castro.
Mirian Carías, residente en Los Ángeles, considera que la ola migratoria se puede atenuar si el nuevo gobierno pone especial énfasis en la seguridad, ya que a su juicio las extorsiones de las pandillas no dejan a los emprendedores prosperar y la violencia en general también incide para que la población abandone su tierra de origen.
“La presidenta tiene que trabajar en combatir la delincuencia, porque muchas personas quieren poner sus negocios y no pueden. A los dos meses tienen que cerrar”, comentó Carías, oriunda de San Pedro Sula, asegurando que de esa forma sus connacionales van a mantenerse en Honduras y no se expondrán al peligro que representa cruzar tierras desconocidas para llegar a suelo estadounidense.
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En cambio, Cecilia Rodríguez, presidenta de la Alianza Hondureña de Los Ángeles (AHLA), plantea que la presidenta Castro debe enfocarse en la generación de empleo e inversiones, para que sus compatriotas tengan alimentos en sus hogares y puedan salir de la pobreza, la cual se ha elevado y golpeado a muchas familias que utilizan la migración como una solución a sus problemas.
“Lo primero que tiene que hacer es generar más fuentes de empleo para que los hondureños no se vengan”, aseguró Rodríguez, manifestando que la gente no solo emigra a Estados Unidos. “Es una de las cosas muy importantes, porque los hondureños que quieren trabajar se van hasta a El Salvador y a los países vecinos para salir adelante”.
La respuesta a estos problemas no se tendrán de la noche a la mañana, pero se debe empezar por algo, sostiene Porfirio Quintano, coordinador de la Diáspora Hondureña Internacional, organización que representa a inmigrantes radicados en Estados Unidos, Canadá y México, entre otras naciones, quienes han hecho sus propuestas al nuevo gobierno.
Quintano, residente en San Francisco (California), sostiene que la administración de la presidenta Castro deberá atacar de manera frontal las causas de la migración y eso implica ampliar el acceso a la educación y facilitar la atención en centros de salud, generar oportunidades a los jóvenes y crear proyectos de desarrollo alternativos.
“Detener las caravanas no se va a lograr en los primeros 100 días, es algo de mediano y largo plazo”, admitió el activista catracho, pero sostiene que el nuevo gobierno debe dar un giro al abandono en el que han estado los sectores más pobres, por esa razón Quintano sugiere a Castro que no pierda tiempo y vaya directo “a los problemas estructurales que generan la migración”.
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De acuerdo al Pew Center, con base en datos de la Oficina Censo, en el 2017 vivían en Estados Unidos 940 mil personas de ascendencia hondureña. Sin embargo, con las caravanas que comenzaron a salir en octubre de 2018 y la ola de menores no acompañados, esta comunidad creció todavía más, razón por la que los consulados en esta nación han sido exigidos para ampliar su atencion a esta población.
“Tienen que cambiar”, manifiesta Quintano en relación al rol que desempeñan los consulados en suelo estadounidense.
En las semanas previas al traspaso, la presidenta Castro convocó a diferentes sectores y las organizaciones pro-inmigrantes transmitieron sus insumos sobre las necesidades que deben atenderse en estas instituciones gubernamentales.
En ese sentido, Quintano asegura que él y otros líderes hondureños expusieron que se debe mejorar la atención que brindan los consulados, eso implica revisar el manejo de las citas y evitar que sigan operando solo como oficinas tramitadoras de documentos, sino que sean también instancias en donde se promueva la cultura, se conecte a la comunidad y brinden un trato con sensibilidad humana.
“Se propuso que los consulados no sean empresas económicas que solo generan fondos de los servicios que prestan”, dijo el activista.
“Esperamos que haya esa conexión con la comunidad”, dijo Quintano.
En la misma línea, Cecilia Rodríguez apuntó que en el consulado en Los Ángeles debe enviarse a un funcionario que trabaje con toda la comunidad y que no haga excepción de personas ni de organizaciones por el simple hecho de pertenecer o representar una ideología diferente a la del partido en el poder; asimismo, espera que no venga a hacer proselitismo por un instituto político.
La cónsul general, María Fernanda Rivera, convocó a líderes locales a eventos con el candidato Nasry Asfura y antes de las elecciones expresó su apoyo públicamente
En las pasadas elecciones presidenciales, tal como lo informó Los Angeles Times en Español, la cónsul general María Fernanda Rivera utilizó su cargo para eventos proselistas disfrazados de actividades comunitarias para apoyar al candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura. De igual forma, la funcionaria a pocos días de los comicios publicó en sus redes sociales su respaldo para el candidato Asfura.
“El consulado es del pueblo hondureño, sirve para ayudar y no es de un partido”, subrayó Rodríguez.
“El cónsul que venga que trabaje con todas las organizaciones a favor de los inmigrantes hondureños, que les den un buen trato, que los atiendan, les den información, y no los manden por un tubo. Espero que se trabaje en conjunto con todos y que no hagan excepción de nadie”, concluyó la activista.
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