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Nuevo negocio celebra la cultura creando velas literalmente con olor latino

Una enfermera de Downey encuentra su futuro de empresaria en las velas.
Una enfermera de Downey encuentra su futuro de empresaria en las velas.
(Selene Rivera)
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Marcella Gómez asegura que la primera vez que probablemente se vio atraída por los aromas, fue cuando era una niña de escasos cuatro años. Su madre tenía que estarla cuidando de muy cerca porque a la menor le gustaba tomar perfume.

A esa edad, su madre la atrapó llevándose una botella de perfume a la boca para tomarse un trago antes de arrebatárselo.

Los aromas la siguieron Gómez en su niñez en los dulces que le compraban, los champús que usaba, los olores comida que emanaban de la cocina y las veladoras que su madre utilizaba en el hogar.

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Para ella, todos los aromas entonces eran una celebración a la familia, la vida y la paz.

Pero lo que sucedería décadas después en su vida, era algo que nadie ni ella misma podrían olfatear; la creación de su propia mano de aromas a través de veladoras que celebran la cultura latina.

Gómez trabajaba en la industria del diseño de modas, pero decidió convertirse en enfermera cuando su segundo hijo fue diagnosticado con autismo.

“Mi niño tenía casi dos años. Escuchar el diagnóstico y saber lo que eso podría significar en el futuro de mi hijo Tony fue devastador”, dijo Gómez.

Escuchar a los expertos hablar sobre términos desconocidos relacionados a la condición de su hijo, y el deseo de poder entenderlo y ayudarlo, la motivaron a hacer el cambio en su profesión en el 2003.

Para el 2005, Gómez ya se había terminado unos cursos de enfermería en East Los Ángeles College y se había graduado de una escuela San Francis Hospital, en aquel entonces en la ciudad de Lynwood.

Gómez se enamoró de la enfermería. Su trabajo era ir a los hogares de sus pacientes y curar sus heridas o llagas. En esa labor, ella se hizo de amistades al mismo tiempo que podía cuidar a los más vulnerables, pero también empezó a sentir el peso de la muerte.

“Me agoté poco a poco al ver cómo algunos de mis pacientes morían, como otros estaban muy enfermos y yo no podía hacer nada. La tristeza empezaba a apoderarse de mí de nuevo. El trabajo se hizo estresante”, dijo Gómez.

Para poder aliviar el estrés, la enfermera compraba veladoras para el hogar. La felicidad llegaba al escoger las velas de mejor calidad, con los mejores colores y olores.

En cualquier momento, se podrían encontrar hasta 15 velas en su closet personal, lugar en el que su esposo Tony no las vería y no se burlaría de su adicción. En cualquier día también se podrían encontrar velas aromatizantes en la cocina, su cuarto y el baño.

No obstante, en una ocasión Gómez tuvo la curiosidad de investigar cómo se hacían las veladoras, y decidió hacer las suyas.

Gómez compró los productos, empezó a leer más libros y ver la Internet para conocer el proceso.

“Al llegar a la casa después del trabajo, hacia las tareas del hogar y luego me ponía a crear mis velas en la cocina… mi primera vela fue horrenda”, ríe Gómez.

“Hice mi vela, me fui a la cama orgullosa y al otro día al despertar mi vela tenía un agujero enorme en medio. Me pregunté que había hecho mal y regresé a los libros”, dijo.

A Gómez le tomaría 16 meses crear la vela perfecta. Diseñar velas se convirtió entonces en su terapia. La enfermera se dio cuenta que sus creaciones le traían felicidad y paz, especialmente si las creaba con aromas que había tenido muy de cerca en su niñez.

“Quería crear no solo velas, sino recrear memorias y estados de amino, evocar confianza, calma y hasta provocar una risa, todo aquel sentimiento que fuera terapéutico, que se alejara del estrés y la tristeza”, dijo.

El pasatiempo de Gómez se fue convirtiendo poco a poco en un reto que ella tomaba con gusto.

Para junio 2016, Gómez tuvo la idea de abrir una website, misma donde vendería sus velas con olor a horchata, una bebida a base de arroz y canela; el churro, un tipo de masa frita de la cocina española y portuguesa, así como la cocina latinoamericana; el mazapán, una pasta dulce (similar al fondant), hecha con almendras molidas, azúcar en polvo, extracto de almendras y clara de huevo, así como velas con olor a Cancún, aquellas playas mexicanas que muchos sueñan con escapar.

La enfermera empezó a vender sus velas de manera virtual entre la familia, amistades y algunos conocidos de las redes sociales, pero para ella eso no era un negocio sino un proyecto para pasar el tiempo. La visión de Gómez era celebrar la vida con sus productos, celebrar su cultura y hacer a la gente feliz.

El negocio creció de tal forma que hace tres años, Marcela decidió dejar el trabajo de enfermería, y dedicarse de lleno al negocio. No obstante, poco tiempo después la pequeña empezaría fue diagnosticada con cáncer de mama en octubre del 2020.

“Fue algo muy difícil conocer mis resultados. Tuve que cerrar mi tienda en linea por varios meses, pero no deje que la depresión me venciera”, dijo Gómez.

La madre de familia optó por quimioterapia, y para marzo 2021, el cáncer entró bajo en remisión.

En diciembre del 2021, Marcela se embarcó con más fuerza a abrir su negocio de nombre Oh Comadres Candles, en la ciudad de Downey y donde radica desde hace 15 años.

Aquella tiendita de paredes rosas y estantes blancos fue una inversión de 10,000 con decenas de velas con más de 100 aromas para escoger. Entre los más sobresaliente se encuentran los aromas que aluden a los antojitos latinos más dulces para niños y adultos como agua de melón, agua de pina, pastel tres leches, el pan de concha y el hot chocolate del abuelito.

Pero los aromas no se detienen en la cocina. La diseñadora también ha creado velas con olor a Antigua para los Chapines, olor a La Habana para los cubanos y San Juan Puerto Rico para los puertorriqueños. Y como buena hija de salvadoreños, no pudo faltar la vela con olor a Soda de Champaña.

Sus veladoras también provocan la sonrisa de los compradores con nombres como “el chisme” y “la poderosa” y por supuesto “la novela”.

La señora Margarita, madre de Gómez, dijo estar orgullosa de que su hija ha logrado, ya que desde que ella era pequeña, “ella sabia que la cabeza no era solo para peinarla”.

“Ella siempre estaba creando manualidades. De hecho, sus muñecas eran modelos a las que les confeccionaba vestidos. Cuando algo se le mete a la cabeza debe de hacerlo”, dijo.

Gómez nunca ha tomado una sola clase de negocios, por lo que confiesa que abrir su negocio llega con miedo. Sin embargo, admite que su corazón le dice que sus ideas son originales, así como sus velas son de buena calidad y lindas al ojo.

“Lo que he aprendido es que si quieres abrir un negocio cualquiera que sea, debes amar lo que haces, tomar clases de negocios y ser original con el producto que vendas”, dijo Gómez.

Las velas de Gómez no son producidas en masa, ella misma las hace, y sostiene que las hará mientras pueda.

Entre risas, Gómez cree que algunos la pueden tachar como loca, pero sostiene que ella puede sentir la energía que las velas emanan.

“Las velas son como un almuerzo bueno o malo. Hay comida que te satisface, te hace sentir feliz al verla, olerla y comerla. No obstante, hay comida que solo se come porque tienes hambre”, dijo asegurando que sus velas son como un buen almuerzo hecho con amor.

Para ella, la vela perfecta debe hacer sentir a la persona feliz, acogida y segura. Esta debe llenar su alma.

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