Dispensarios de Los Ángeles venden abiertamente ‘hongos mágicos’ mientras el estado sopesa la despenalización
El dispensario de cannabis de un viejo centro comercial de la costa del condado de Los Ángeles ofrece lo habitual: cigarros, vaporizadores, una amplia gama de comestibles y una selección de accesorios para fumar.
Pero hay una clase adicional de artículos que distingue a esta tienda de la periferia suburbana del condado. Una vitrina exhibe “hongos mágicos” y una variedad de artículos que contienen psilocibina, el compuesto que proporciona dicha “magia” a quienes lo consumen.
Un compuesto que sigue siendo ilegal en todo el estado.
Mientras la Legislatura estatal estudia un proyecto de ley para despenalizar varios psicodélicos, incluida la psilocibina, algunos negocios de la zona de Los Ángeles venden abiertamente el potente alucinógeno. Aunque el cannabis es legal en todo el estado, ningún municipio o condado del sur de California ha seguido el ejemplo de Oakland, San Francisco y Santa Cruz despenalizando los hongos alucinógenos.
Sin embargo, existe un próspero mercado de hongos y otros psicodélicos en Los Ángeles. Los empresarios llevan mucho tiempo aprovechándose de la relativa escasez y la gran demanda para venderlos ilegalmente, en relucientes escaparates y estacionamientos.
Sólo en los últimos seis meses, el Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles ha emitido unas 50 órdenes de registro en dispensarios que venden hongos. Mientras tanto, entre psicólogos, investigadores, defensores de los veteranos y otras personas que han sido testigos de cambios en la salud mental tras un tratamiento psicodélico crece el apoyo a la legalización o despenalización de la psilocibina y otros alucinógenos.
A medida que aumentan las pruebas de sus beneficios terapéuticos y estados como Oregón y Colorado legalizan o despenalizan los hongos alucinógens, algunos demócratas de Sacramento presionan para que se produzca un cambio similar en California.
El proyecto de ley 58 del Senado, actualmente en trámite en la Asamblea Legislativa, pretende eliminar las sanciones penales por poseer, cultivar y compartir pequeñas cantidades de varias sustancias psicodélicas como la psilocibina, la ibogaína y la DMT.
El senador Scott Wiener (demócrata de San Francisco) presentó el año pasado una versión anterior del proyecto de ley, que fue aprobada por el Senado estatal, pero que, según él, fue “destrozado” por el Comité de Seguridad Pública de la Asamblea estatal y nunca llegó al pleno de la Asamblea.
Por ello, Wiener y otros defensores del proyecto de ley trabajaron con las fuerzas del orden y otras partes interesadas para abordar las preocupaciones que suscitaba, incluida la eliminación de algunas sustancias sintéticas, como el LSD y el MDMA, de la lista de drogas que se despenalizarían.
Wiener presentó la versión actualizada de la ley en diciembre. No legalizaría los psicodélicos; su venta seguiría estando penada. El proyecto de ley se dirige ahora al Senado. Si se aprueba allí, pasará a la Asamblea, donde Wiener dijo que “no está garantizada su aprobación, pero tenemos un camino para aprobar” la nueva versión de la legislación.
“El proyecto de ley es muy sencillo: despenaliza la posesión o el consumo de ciertos psicodélicos. No tiene ningún sentido detener a la gente por poseer psicodélicos”, dijo Wiener. “Estas sustancias no son adictivas y realmente ayudan a mucha gente con problemas de salud mental y adicción”.
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En otro dispensario de cannabis de la costa del condado de Los Ángeles, a pocos kilómetros del primero, los clientes entregan sus licencias de conducir a una recepcionista que les pide que guarden sus teléfonos celulares antes de tomar asiento en una pequeña sala de espera.
Cuando les llega el turno de comprar, se les hace pasar por una puerta cerrada a otra sala de techos altos para que examinen los productos psicoactivos.
La mayoría están allí por la amplia gama de productos y accesorios relacionados con el cannabis, pero en un rincón de la tienda, cerca de los frascos de racimos verdes de marihuana, hay un frasco de cristal más grande lleno hasta los topes de hongos, con tapones marrones y el característico tono azulado de la psilocibina. Las botellas de plástico transparente con líquido descrito en sus etiquetas como “infusión de hongos” brillan en las tiras de neón de las estanterías.
Las gominolas que contienen una “mezcla de setas” psicodélicas vienen en coloridas bolsitas con forma de hongo y sabores como Passion Tango Lemonade. Las tabletas de chocolate de dos fabricantes, uno de los cuales tiene su sede en Oakland, contienen una dosis de hongos en cada cuadrito.
En múltiples visitas a los dos dispensarios durante el mes pasado, The Times no fue testigo de la venta de ningún hongo o producto a base de psilobcibina.
“No sabía que vendían hongos”, dijo un cliente en el estacionamiento después de comprar un paquete de cannabis comestibles a principios de este mes. “Puede que regrese un día de estos”.
Aun así, un empleado dijo que “se venden rápido en cuanto las recibimos. A la gente le encantan”. Ambos declinaron dar su nombre.
Sin embargo, los propietarios y empleados de dispensarios locales son detenidos con frecuencia por vender hongos, productos de psilocibina y otras sustancias ilícitas.
En abril de 2022, el Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles tuiteó que durante el semestre anterior había realizado 277 arrestos e incautado “aproximadamente 4.000 libras de marihuana, 3.300 libras de comestibles de marihuana, 29 libras de hongos y 1.000 libras de fentanilo” de “dispensarios ilegales de marihuana” en las áreas no incorporadas del condado.
No está claro si los dos dispensarios venden drogas ilegales distintas a los hongos de psilocibina y sus derivados. Ninguna de ellas estaba claramente expuesta en ninguno de los dos locales, y los empleados no las mencionaron durante las conversaciones sobre sus ofertas.
Sin embargo, el teniente Jay Moss, de la oficina de narcóticos del Departamento del Sheriff, dijo que los hongos psicodélicos se venden comúnmente en los dispensarios de las zonas no incorporadas del condado de Los Ángeles, donde incluso los puntos de venta de cannabis son ilegales.
“Por lo general, no los venden abiertamente”, dijo. “Suelen tener una pequeña cantidad de hongos -de dos a cinco kilos, diría yo- y tienes que pedirlos porque no los tienen a la vista. Pueden estar en algún lugar fuera de la vista, como en la parte de atrás”.
Describiendo los dispensarios ilegales como “un problema realmente grande”, Moss dijo que a pesar de los esfuerzos del Departamento del Sheriff, la industria ilícita persiste porque es muy lucrativa.
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En febrero de 2017, Jesse Gould se encontró en una situación que nunca habría previsto: en las profundidades de la remota selva amazónica de Perú, bebiendo té de ayahuasca por cuarta vez en una semana.
No estaba allí para drogarse ni para ver la serpiente que se dice que aparece en las alucinaciones de muchos de los que consumen la planta psicodélica, que algunos indígenas de Sudamérica veneran como una poderosa medicina chamánica.
En cambio, participaba en un retiro de ayahuasca con la esperanza de encontrar alivio para la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático y la depresión que sufría tras tres misiones en Afganistán como Ranger del ejército.
La experiencia en Perú fue dura pero transformadora, afirma Gould, y “salí del retiro restablecido en muchos aspectos y con nuevos conocimientos y perspectivas sobre lo que me estaba pasando”.
Cada vez hay más estudios que demuestran que la terapia con psicodélicos puede ser una opción terapéutica muy eficaz para diversos diagnósticos de salud mental. Sin embargo, a algunos les preocupa que su fácil acceso pueda exponer a los consumidores a los daños potenciales de los psicodélicos, poco frecuentes, pero a veces graves, incluidos efectos secundarios como la confusión y la ansiedad, y experiencias negativas como los “malos viajes” y los ataques de pánico.
Gould, que vive en Nueva York, recalcó que los psicodélicos “definitivamente no son una panacea”. Pero desde su experiencia con la ayahuasca, dijo, “las cosas que desencadenaban ansiedad gravemente, ya no tienen ese mismo impacto”.
La ayahuasca tuvo una influencia tan positiva en su vida que ese mismo año fundó el Proyecto Corazones Heroicos, una organización nacional sin ánimo de lucro que ayuda a poner en contacto a veteranos que sufren PTSD con tratamientos seguros basados en psicodélicos y becas para ayudar a pagar retiros.
En la actualidad, Corazones Heroicos forma parte de una coalición de grupos y defensores de la legalización regulada de varios alucinógenos naturales, como la ayahuasca, la psilocibina y la mescalina, así como de otras drogas psicoactivas con un potencial terapéutico prometedor, como la ketamina y la MDMA.
En California, la organización ha trabajado para crear coaliciones de veteranos que apoyen la ampliación del acceso a dichos tratamientos, y ha hablado con los legisladores estatales sobre la ley SB 58. La sensación de Gould es que los ruegos han sido bien recibidos y que el proyecto de ley tiene muchas posibilidades de ser aprobado por la Legislatura este año.
“Simplemente les decimos: ‘Esta es mi historia. Por eso estoy a favor de cambiar la política sobre los psicodélicos. Y por eso creemos que es importante para el futuro’”, dijo. “Podemos mostrar el hecho de que la gente realmente se está curando con esto”.
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