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Tyson Fury aborda la salud mental mientras se prepara para la revancha con Deontay Wilder

Tyson Fury se sienta en un jacuzzi después de un entrenamiento temprano en la mañana en Las Vegas.
Tyson Fury mantiene a raya a sus demonios mientras se prepara para una revancha con su colega, el invicto boxeador, Deontay Wilder, quien batalló contra él en un empate en su primer encuentro.
(Wally Skalij / Los Angeles Times)

Tyson Fury mantiene a raya a sus demonios mientras se prepara para una revancha con su colega, el invicto boxeador, Deontay Wilder, quien batalló contra él en un empate en su primer encuentro

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Tyson Fury ha demostrado ser enigmático y complicado, pero rara vez duda en hablar sobre temas delicados. Es un boxeador que no tira golpes.

Por ejemplo, un día la semana pasada, le dice a los visitantes que ha estado deprimido desde el momento en que se despertó a las 6 a.m.

No puede explicar exactamente por qué su humor cambia tan violentamente como sus puños. Está rodeado de amigos, familiares y comodidad, pero no fue hasta que se realizó un entrenamiento tres horas después de que despertó que Fury se sintió bien nuevamente.

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El boxeador de 31 años indudablemente se ve relajado ahora. Él ha elegido dar una entrevista programada mientras se sumerge en la bañera de hidromasaje de su patio trasero, con los brazos estirados hacia atrás y los codos apoyados en la repisa.

El 22 de febrero en el MGM Grand en el Strip de Las Vegas, el invicto peso pesado se encontrará con Deontay Wilder en una revancha del polémico empate del 1 de diciembre de 2018, en el Staples Center. La pelea tendrá lugar a unas 10 millas de donde él está sentado, ante una multitud que llenará el lugar y una gran audiencia de Pago por Evento. Pero en lugar de hablar sobre Wilder, la conversación gira hacia otro oponente, uno que ha derribado a Fury y lo ha golpeado más de una vez.

Problemas de salud mental.

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Ene. 30, 2020

Durante un período entre 2015 y 2018, Fury fue una sombra de sí mismo debido a su personalidad adictiva. Poco después de alcanzar lo más alto de su carrera en 2015 al derrotar al rey de los pesados Wladimir Klitschko por varios títulos mundiales, el boxeador nacido en Inglaterra que había escalado su Monte Everest personal colapsó rápidamente. Él luchaba contra sus pensamientos diarios de suicidio, incluso cuando no tenía nada de qué preocuparse.

Con una victoria que definió su carrera en sus bolsillos, Fury sintió que no le quedaba ningún propósito en la vida. No había nada más para que él dominara o destruyera. Se deshizo mentalmente y se dobló cuando un camino hacia la grandeza estaba allí para apoderarse.

Para combatir su ansiedad y depresión, se desbarató abusando del alcohol y la cocaína y su peso se disparó a más de 400 libras. Sus indulgencias eran desastrosas y alocadas. Ganó tanto peso que ni siquiera podía atar sus zapatos.

Pensando que no tenía nada más que ofrecer, el padre de cinco hijos condujo su Ferrari a 190 millas por hora un día, directamente hacia un puente para terminar con su vida. De repente, escuchó una voz que le dijo que se detuviera. Se detuvo, temblando y llorando. Se prometió a sí mismo que nunca volvería a pensar en quitarse la vida.

Tyson Fury keeps his demons at bay while readying for a rematch with fellow unbeaten heavyweight Deontay Wilder, who battled him to a draw in their first bout.

“Depresión, ansiedad, problemas de salud mental: los he tenido toda mi vida, y probablemente los tendré hasta el día de mi muerte”, dijo Fury. “Cuando hayas alcanzado tus objetivos, la salud mental realmente entrará en juego porque ya no tienes nada en qué concentrarte”. Durante mucho tiempo, quería morir a diario. La [enfermedad] mental te pondrá de rodillas. El boxeo y el entrenamiento me trajeron de vuelta”.

Fury sintió que si alguna vez iba a sanar, primero tenía que ponerse en forma, no para luchar, sino por su propia salud y cordura. Fury no boxeaba hasta que tuvo 16 años, pero era una rata de gimnasio junto a sus hermanos y primos. Se dio cuenta de que el entrenamiento era, y sigue siendo hoy, su medicina, su terapia, su refugio.

Fury, que actualmente posee un récord invicto de 29 victorias, 20 por nocaut y ese empate contra Wilder, reconstruyó su vida, perdiendo casi 150 libras para reanudar su carrera en 2018.

Fury es hijo de una pareja de viajeros irlandeses de herencia gitana, nació ocho semanas prematuro y solo una libra de peso. John Fury, un exboxeador de peso pesado en la década de los 80s, nombró a su hijo en honor a su peleador favorito – Mike Tyson. El médico sugirió que el nombre no era una decisión acertada porque no creía que el bebé se convertiría en un hombre grande.

Fury tiene 6 pies y 9 pulgadas de altura. Ha reducido su peso a un poco más de 250 libras y acredita a su exentrenador de 27 años de edad, Ben Davison.

Boxers Deontay Wilder, left, and Tyson Fury face-off during a press conference in Los Angeles on Jan. 13 ahead of their re-match fight in Las Vegas on Feb. 22.
(Frederic J. Brown / AFP via Getty Images)

“Cuando estás batallando tu propia mente, esa es la pelea más dura que alguien pueda tener”, dijo Fury. “Boxear para mí es como ser un pez en el agua. Nací para hacerlo. No tengo otros intereses o pasatiempos fuera del boxeo”.

Después de dos combates de afinamiento en el verano de 2018, Fury se enfrentó a Wilder, el campeón del CMB, en diciembre y superó en gran medida al medallista de bronce olímpico de 2008, conectando 84 golpes y recibió 71. Sin embargo, sucumbió a la devastadora mano derecha de Wilder dos veces cayendo un par de veces, incluido uno de manera viciosa en la 12ava ronda.

Pero al igual que lo había hecho en su vida personal, Fury se levantó inesperadamente y continuó peleando hasta el campanazo final. Muchos creían que debería haber ganado por decisión, pero lo más importante, resucitó en el deporte.

Fury se verá nuevamente con Wilder (42-0-1, 41 KOs) el próximo mes en ESPN y en Pago por Evento de FOX, con la esperanza de ajustar cuentas para mantenerse lejos de las tarjetas de los jueces con un nocaut definitivo.

“No estoy preocupado por la pelea. Es solo otro combate de boxeo para mí”, dijo Fury. “Ser golpeado en la cara no es nada. Cuando has estado en donde he estado, me han golpeado más fuerte que cualquier hombre que me haya golpeado en su vida, con una enfermedad mental. El boxeo es fácil en comparación con eso”.

Desde su regreso, el franco y directo Fury se ha convertido en una figura identificable para aquellos que luchan contra los problemas de salud mental. Envía mensajes edificantes y alentadores en las redes sociales a otros que sufren.

Por otro lado, también entiende lo que es entretener, como lo son sus singulares travesuras y su reciente actuación como luchador de la WWE. Fury usa trajes con imágenes adornadas con su propia imagen. Lo apodan el ‘Rey Gitano’, pero nunca ha escuchado las canciones de la banda. Encanta a los espectadores con su personalidad gregaria sacando la lengua a los oponentes y cantando en el cuadrilátero a su esposa, Paris, después de las victorias. Luego se autodestruirá y [desalentará] a los fanáticos con comentarios ofensivos sobre las mujeres, la religión y la homosexualidad.

Boxer Tyson Fury sits in a jacuzzi following an early morning workout in Las Vegas.
(Wally Skalij / Los Angeles Times)

“Cualquier cosa convencional no es para mí”, dijo Fury. “Un día me levanto de buen humor, el otro bajoneado y deprimido. Estoy empezando a entenderme realmente ahora después de 31 años”.

La imprevisibilidad de Fury se mostró en diciembre cuando él y Davison se separaron repentinamente, solo unos días después de que el entrenador explorara la pelea más reciente de Wilder en persona en el MGM Grand.

Fury contactó al expeleador, confidente y actual asistente de entrenador Andy Lee, y expresó que ya no estaba satisfecho con Davison. En su última pelea, Fury tuvo un momento más difícil de lo esperado cuando ganó por decisión sobre el impredecible Otto Wallin, con que el que sufrió dos cortes en el ojo derecho que requirieron 47 puntos.

Después de considerar a más de una docena de entrenadores, Lee y Fury se centraron en Javon ‘SugarHill’ Steward, el sobrino y discípulo del difunto y gran entrenador Emanuel Steward. Emanuel entrenó a Lee durante toda su carrera y creía que Fury necesitaba la famosa mística, actitud y mentalidad de Kronk Gym.

El campamento de Fury estuvo de acuerdo en que ‘SugarHill’ era la figura autoritaria necesaria para dar forma a la ardiente personalidad y carrera del luchador – todo mientras ofrecía técnicas sobre cómo mejorar su poder, al igual que Emanuel hizo con Thomas Hearns y Lennox Lewis durante su apogeo.

La relación de Fury con los Stewards comenzó en 2010 en Detroit en Kronk, y continuó en el extranjero en Austria y Canadá. Se mantuvo en amistad con el dúo, pero nunca entrenó con ellos porque Emanuel estaba entrenando a Klitschko, el rival que luego derrocaría.

“Emanuel y yo nos conectamos como una casa en llamas. Me gustaba pasar tiempo con él. Traje a ‘SugarHill’ para agregar un poco más de azúcar al pastel”, dijo Fury. “No creo que me falte un ingrediente. Estoy invicto. Soy un producto terminado”.

El plan inicial era que Davison – con sede en el Reino Unido, permaneciera con el equipo en Las Vegas y Steward ocupara un asiento trasero como entrenador asistente, pero esa idea se desvaneció rápidamente. A pesar de que Davison había sacado a Fury fuera de los días oscuros, el luchador dijo que separarse de su entrenador no era difícil ni emocional.

“Ben y yo no hemos tenido una pelea de ninguna manera, aspecto o forma. No es personal”, dijo Fury. “Este es mi negocio y cómo gano dinero para mantener a mi familia. Tengo que tomar las decisiones correctas para mí”.

Boxer Tyson Fury, second from left, jogs with his team of trainers during a recent morning workout in Las Vegas.
(Wally Skalij/Los Angeles Times)
Tyson Fury, left, jogs with his trainers during a morning workout in Las Vegas.
(Wally Skalij / Los Angeles Times)

Davison aún se conecta con Fury en las redes sociales y tiene un collage de imágenes del luchador en sus perfiles recordando su pasado.

“Él es mi amigo y quiero mantenerlo respetuoso”, dijo Davison. “Solo estoy contento al decir que todo está bien”.

Fury también ha traído al nutricionista de Conor McGregor, George Lockhart, un exmarino estadounidense. Fury está bebiendo ocho litros de agua y comiendo cinco comidas al día, lo que representa la mayor cantidad de calorías que ha consumido.

“Trabajar con George ha sido una verdadera revelación”, dijo Fury. “Es un gurú de la comida. No estoy perdiendo peso. Ya estoy donde quiero estar. Me siento fuerte y en forma. Si eso significa algo, se mostrará en esta pelea”.

Mientras tanto, Steward tiene la tarea de preparar a Fury para respaldar su predicción de noquear a Wilder en la segunda ronda. Están evitando golpes en la cabeza durante el sparring porque temen que el corte pueda reabrir y poner en peligro la pelea.

“El estilo Kronk produce nocauts”, dijo Steward. “Queremos noquear al tipo que noquea a todos los demás – el más bully del patio de la escuela – para que todos los demás en la división se den cuenta. Eso es lo que Tyson quiere, lo que yo quiero y lo que Emanuel hubiera querido”.

Fury siente que siempre tuvo poder de nocaut, pero nunca lo aplicó en grandes peleas porque prefería quedarse y moverse alrededor de los oponentes. Esta vez, quiere pararse cara a cara en el medio del cuadrilátero y pelear con Wilder para evitar a los jueces por completo.

“Espero que el corte [sobre el ojo] no se mantenga. Espero que se abra en la primera ronda. Que sea un verdadero deporte de sangre “, dijo Fury. “Me levanté después de sus dos mejores golpes la última vez. Cuando te han aplastado, sacudido y dejado caer, el entrenamiento, la familia o millones de fanáticos no pueden ayudarte.

Another division-defining rematch is in store as Deontay Wilder will take on Tyson Fury in a rematch at the MGM Grand in Las Vegas.

Dic. 27, 2019

“Tienes que levantarte y luchar por lo que crees en la vida – por cada persona [mentalmente] enferma en el mundo, por las personas oprimidas, por todos los desanimados, vagos, alcohólicos, drogadictos y prostitutas – todos. Lucho por esas personas”.

Fury ganará decenas de millones de dólares por su pelea contra Wilder, pero dijo que el día de pago más alto de su carrera no lo cambiará. Simplemente está agradecido por el aire fresco que respira hoy y la bendición de mantenerse ocupado con la dulce ciencia. Lo que viene después de la jubilación de Fury, una fase con la que luchan muchos atletas, tal vez podría ser más difícil de superar que un golpe que cualquier peleador le pegue.

“Odio las vacaciones, odio los descansos, odio las temporadas festivas, odio todo”, dijo Fury. “Soy un adicto al trabajo. Me encanta mantenerme en régimen. Algunas personas quieren enriquecerse, retirarse en la playa y relajarse todo el día. Duraría aproximadamente una semana... haciendo ese tipo de cosas.

“La gente me pregunta, ‘¿Qué pasa después del boxeo?’. Realmente no lo sé. El boxeo y el entrenamiento es lo único que me motiva. Nada más importa. Si ya no puedo entrenar, ese es el día que muero. Solo estoy siendo honesto.”

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