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Iker Casillas, de los “frangos” iniciales a ídolo de los “portistas”

Porto goalkeeper Iker Casillas, center, celebrates with the supporters.
(Manuel Araujo/)

El portero español colgó los guantes y le da paso a la “leyenda”

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Iker Casillas, que llegó al Oporto en 2015 tras una amarga despedida del Real Madrid, ha forjado durante su quinquenio en la ciudad “Invicta” una leyenda que comenzó con muchas dudas tras algunas cantadas (“frangos”, en portugués) iniciales, aunque se consagró como un líder del vestuario de “los dragones”.

Su despedida oficial la ha alargado una temporada más, a pesar de que se presuponía que no volvería ponerse los guantes, después de aquel infarto que sufrió el 1 de mayo de 2019 cuando entrenaba con sus compañeros del Oporto en las instalaciones del Olival.

Tras dejar el Real Madrid con la vitola de Campeón del Mundo y ejemplo de experiencia en Europa, la afición del Oporto cuestionó la llegada de Casillas y presumieron que se trataría de un retiro dorado, más aún cuando en algunos encuentros de Liga propició algún error bajo palos.

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Sin embargo, siempre imperó su condición de veteranía y poco a poco se hizo con la afición, primero con Julen Lopetegui en el banquillo y más tarde con Nuno Espírito Santo.

Con Sérgio Conceiçao en el banquillo, Iker Casillas tuvo que volver a resurgir de sus cenizas, después de que en noviembre de 2017 fuera relegado al banquillo y hubiera un distanciamiento entre el jugador y el entrenador, que lo acusaba de falta de implicación.

Pero las aguas volvieron a su cauce, ya que el internacional José Sá propició algunas intervenciones bastante cuestionadas por los adeptos del Oporto, por lo que Conceiçao volvió a darle la titularidad a Casillas.

La última suplencia de Iker fue el 14 de febrero de 2018 en el partido de ida de octavos de la Champions League frente al Liverpool, que le endosó un 0-5, con graves errores de José Sá.

En el partido de vuelta, Casillas protagonizó aquellas paradas que le valieron el sobrenombre de “San Iker” y toda la grada de Anfield despidió al guardameta madrileño con una sonora ovación.

En la recta final de Liga, Iker se consagró como ese portero decisivo y, además, fue clave con algunas de sus intervenciones para que el Oporto ganara el campeonato luso y acabara con la hegemonía de las últimas cuatro temporadas impuesta por el Benfica.

Fue entonces cuando se fraguó un idilio entre el técnico y el cancerbero, que, incluso, aprovechaba la experiencia de “San Íker” para que arengara a los compañeros antes de los encuentros.

Casillas renovó un año más, a pesar de las maltrechas arcas económicas del Oporto, y en marzo de 2019 el guardameta y el presidente del club, Jorge Nuno Pinto da Costa, anunciaban a bombo y platillo la renovación de un año más para la temporada 2020-2021, con opción a otro segundo año.

Pero el primero de mayo de 2019 todo cambió en vida de Iker Casillas, debido al infarto de miocardio que sufrió entrenando.

Le salvó la vida, como ha comentado en más de una ocasión, el doctor del Oporto Nelson Puga y su lucha pasó por recobrar la normalidad, aunque aferrado a una posible vuelta a los terrenos de juego, que con el paso de los meses se hacía cada vez más inviable.

En el Oporto ha logrado fraguar una leyenda y se ha ganado el respeto del staff técnico, de sus compañeros de vestuario y de toda la afición, que lo considera un ídolo.

Tal es así que hace unas semanas, cuando el Oporto ganó el partido que le daba el título liguero, el club quiso que fuera Iker el que levantara la Copa.

Incluso, días antes se había fraguado un movimiento que pedía que Casillas jugara unos minutos con el Oporto.

En el día de hoy, Casillas anunció el secreto a voces, cuelga los guantes, pero su leyendo permanecerá para siempre en su segunda casa, Oporto.

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