Que los humanos puedan escalar una pared de 50 pies, corriendo de una pequeña bodega de escalada a la siguiente, y tocar el timbre en unos seis segundos hace que este nuevo evento olímpico sea sorprendente.
Para aquellos que aún no han visto el deporte de escalada de velocidad, el concepto es bastante simple.
Imagina a Spider-Man trepando, a gran velocidad, por la ladera de un edificio de cuatro pisos. Ahora imagina a otro Spiderman compitiendo con él, uno al lado del otro, hasta la cima.
El hecho de que simples humanos -sin los poderes de la araña radiactiva- puedan escalar un muro de competencia estándar de 15 metros, corriendo de un pequeño soporte de escalada al siguiente, y tocar el timbre en unos seis segundos, hace que esta nueva prueba olímpica sea aún más sorprendente. Incluso para los atletas.
“En el momento, parece lento”, dice Colin Duffy, miembro del equipo estadounidense que se dirige a Tokio. “Pero después ni siquiera registras lo que ha pasado, porque fue muy rápido”.
Cuando se añadió el montañismo de velocidad o escalada al programa olímpico de este verano, su federación internacional decidió combinar los resultados de tres pruebas -boulder, plomo y velocidad- en una sola puntuación final.
Esto representa un cambio para los atletas que tradicionalmente se habían especializado en una o dos de las disciplinas. Como dice el escalador checo Adam Ondra en un video de YouTube, “todos somos nuevos en este formato y nos la jugamos con resultados muy imprevisibles”.
El segmento de boulder presenta una pared de 4 metros o “problema” con una complicada serie de agarres para manos y pies, pequeños nudos atornillados. Los atletas deben descifrar inmediatamente este rompecabezas y elegir el mejor camino, conocido como “beta”. Pueden hacer repetidos intentos, estirando y saltando y haciendo equilibrios, intentando llegar a la cima en cuatro minutos.
En la escalada en plomo, la pared es mucho más alta, con casi 15 metros, y tiene un voladizo en ángulo. No hay reintentos: cuando un competidor se cae, el punto más alto que haya alcanzado es la puntuación registrada.
Ambas disciplinas implican la resolución de problemas, con acciones que tienden a ser deliberadas. La escaladora estadounidense Kyra Condie dice: “Tienes que evaluar mientras lo haces”.
Estas cautelosas partidas de ajedrez probablemente no llamarán tanto la atención como las carreras cara a cara y el caos hecho para la televisión del tercer segmento.
En la escalada de velocidad, los “agarres” se colocan en lugares estandarizados: la pared tiene exactamente el mismo aspecto en cada competencia desde hace unos 15 años. Solo hay unas pocas betas comunes, y los escaladores seleccionan la vía que se ajusta a su tamaño y a sus fuerzas.
“En el búlder o en el plomo quieres estar en un lugar abierto, no enfadado, no demasiado competitivo, feliz de estar allí para poder ser creativo”, dice el escalador estadounidense Nathaniel Coleman. “En velocidad, sabes lo que vas a hacer y puedes adoptar un enfoque más agresivo”.
Para los no iniciados, hay que tener en cuenta un par de factores al principio de cada carrera.
El tiempo de reacción en la salida es importante: cualquier cosa entre 0.1 y 0.2 segundos es buena, cualquiera por encima de 0.3 no tanto.
“Me gusta pensar en ello como si estuviera flotando. Cuando me siento ligera, es cuando voy más rápido”.
— Brooke Raboutou, atleta de escalada de velocidad
Luego viene la posibilidad de un par de maniobras espectaculares. El “Salto de Tomoa” fue inventado por la escaladora japonesa y favorita a las medallas Tomoa Narasaki, quien, con una formación en gimnasia, encontró la manera de saltarse una de las primeras zonas de agarre y tomar una línea más recta hacia la pared.
El “Reza” es otra de las primeras derivaciones popularizadas por el escalador iraní Reza Alipour Shenazandifard.
El recorrido se divide en dos, con la mitad inferior que implica largos alcances y grandes movimientos, seguida de una segunda mitad en la que los agarres están más juntos, por lo que las manos y los pies deben trabajar más rápidamente.
“Esta disciplina requiere un atletismo increíble”, dice Ondra. “Mucha potencia dinámica, sobre todo en las piernas, y una buena coordinación”.
Los mejores escaladores siempre mirarán hacia arriba, concentrándose en su próximo agarre con las manos mientras confían en la memoria muscular para poner los pies en los lugares adecuados. Y no se quedarán demasiado tiempo en ningún sitio, tratando de agarrar y soltar lo más rápido posible.
“Me gusta pensar en ello como si estuviera flotando”, dice Brooke Raboutou, miembro del equipo y estudiante de la Universidad de San Diego. “Cuando me siento ligera, es cuando voy más rápido”.
Otra cosa que distingue a la escalada de velocidad es la competencia cara a cara. A Raboutou le motiva tener a alguien en su visión periférica; le impulsa a ir un poco más rápido. Para Coleman, esa situación puede ser un problema.
“Puede empujarte a ir más rápido”, dice. “Pero definitivamente también puede empujarte a ir demasiado rápido y resbalarte”.
La decisión de unir las tres disciplinas de escalada en una única puntuación multiplicada ha creado un revuelo dentro del deporte. Onda dice que “las especulaciones sobre si es bueno o malo podrían ser eternas”.
La federación internacional de escalada espera que sea una combinación ganadora entre los espectadores. El intenso segmento de velocidad, en particular, podría convertirse en una versión de los Juegos Olímpicos de Verano del curling, un evento lo suficientemente extravagante como para atraer a muchos fieles seguidores de esta disciplina.
“Puede ser realmente estresante poner todo lo que tienes en un lapso de seis segundos”, dice Duffy. “Un resbalón y hasta ahí llegaste”.
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