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Columna: La rica historia del boxeo filipino, revivida por Manny Pacquiao, brilla en los Juegos Olímpicos

Boxer Nesthy Petecio of the Philippines holds her silver medal.
La boxeadora filipina Nesthy Petecio sostiene su medalla de plata en la división de peso pluma femenino mientras sube al podio en los Juegos Olímpicos de Tokio el martes.
(Luis Robayo / Associated Press)

El boxeo sigue siendo muy popular en Filipinas, y la influencia de Manny Pacquiao ha revivido los esfuerzos olímpicos del país en este deporte.

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Mientras su oponente sollozaba cerca, en los brazos de su entrenador, Nesthy Petecio permaneció en el ring y tiró de una correa del hombro izquierdo de su camiseta roja para llamar la atención sobre la bandera de Filipinas.

Con una pequeña multitud de boxeadores filipinos y miembros de la delegación ondeando banderas y coreando su nombre desde la segunda cubierta del estadio Ryogoku Kokugikan, Petecio caminó lanzando puñetazos al aire en señal de celebración.

Había ganado una medalla de plata, pero sonreía como si fuera de oro, y toda una nación lo celebraba con ella.

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“Esta medalla”, dijo Petecio, “es para mi país”.

Estos son los Juegos donde nadie le da importancia al boxeo, luego de los esfuerzos equivocados por incluir a gente como Manny Pacquiao en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, con una extraña mezcolanza de profesionales y amateurs. La crisis de identidad ha mermado aún más el boxeo olímpico, que experimentó un fuerte descenso de popularidad tras el robo de Roy Jones Jr. en el combate por la medalla de oro en los Juegos de 1988.

La ola de indiferencia no llegó a las costas de Filipinas, donde Pacquiao y otros han hecho de ese deporte un medio en el que se muestra lo mejor de su cultura.

Los filipinos consideran el baloncesto como su deporte nacional, ya que su país alberga la segunda liga más antigua del mundo, por detrás de la NBA. Pero si el baloncesto es su pasión, el boxeo es su orgullo.

Una cantidad desproporcionada de los triunfos deportivos internacionales de Filipinas se ha producido en el boxeo.

El país ganó la primera medalla de oro olímpica de su historia en estos juegos, de la mano de Hidilyn Díaz en levantamiento de pesas. Pero de las 12 medallas que ha ganado Filipinas, seis son en boxeo, incluida la plata de Petecio el martes. Dos más están garantizadas en estos juegos, ya que el peso medio Eumir Marcial y el peso mosca Carlo Paalam han pasado a las rondas de medallas de la competencia masculina.

Nesthy Petecio exchanges punches with Japan's Sena Irie during their women's featherweight division title match.
Nesthy Petecio, a la izquierda, intercambia golpes con la japonesa Sena Irie durante su combate por el título de la división de peso pluma femenino.
(Frank Franklin II / Associated Press)

Las tres medallas supondrían la primera vez que Filipinas gana varias de ellas en boxeo en unos mismos Juegos Olímpicos.

La importancia de este deporte para Filipinas se remonta al menos a un siglo atrás, cuando se legalizó el boxeo.

Filipinas ha producido 44 campeones mundiales en las filas profesionales del boxeo, empezando por Francisco Guilledo en 1923. El peso superpluma Flash Elorde fue campeón en la década de 1960. Y luego, por supuesto, está Pacquiao, que convirtió su fama de campeón en ocho categorías de peso distintas en un escaño en el Senado de Filipinas. Pacquiao sigue siendo un boxeador activo a sus 42 años; se enfrentará a Errol Spence, el gran favorito, a finales de este mes.

“No puedo decir lo mismo de los demás, pero para mí siempre han sido las historias de fondo”, dijo Francis Ochoa, editor de deportes del Philippines Daily Inquirer en inglés. “La gente se siente inspirada cuando ve a estos chicos salir de la pobreza a golpes”.

Petecio, la medallista de plata femenina solía recoger excrementos de pollo con sus hermanos y venderlos como abono. Paalam, que pasó a las semifinales del torneo de peso mosca masculino con una victoria por decisión dividida sobre el medallista de oro de 2016, Shakhobidin Zoirov, se dedicaba a hurgar en los basureros.

Manny Pacquiao raises his arms in victory.
Manny Pacquiao celebra una victoria sobre Keith Thurman en una pelea por el título de peso welter en julio de 2019.
(John Locher / Associated Press)

Los filipinos se vieron reflejados especialmente en Pacquiao, que vivió en las calles de Manila cuando era adolescente. Podían identificarse con su esfuerzo por aprender inglés.

“Creo que representa la resistencia”, dijo Ochoa. “Si te fijas, es tanto malo como bueno para nuestra cultura que podamos sobrevivir. Aprendemos a sonreír cuando nos llegan las dificultades. Puedes ver a Manny de la misma manera. Al principio de su carrera, no era este boxeador perfecto y de récord limpio. Perdía y ganaba. No era Floyd [Mayweather]. Pero cada vez que subía al ring, lo daba todo. Los filipinos son así”.

Pacquiao tenía 37-2-1 cuando desafió a Marco Antonio Barrera en su primera pelea de alto nivel. Perdió la primera pelea de su trilogía con Érik Morales. Podría decirse que perdió sus cuatro combates contra Juan Manuel Márquez. El actual grupo de boxeadores olímpicos creció viendo a Pacquiao, que ganó su primer campeonato mundial hace más de dos décadas.

“Manny Pacquiao es el máximo ídolo de todos los filipinos”, dijo Paalam.

Pacquiao ha influido en toda una generación de boxeadores, no solo para que le sigan hasta el ring, sino para que sepan cómo pelear una vez que están allí. Al igual que Pacquiao, muchos de ellos dan prioridad a la velocidad de las manos, incluido Paalam.

A Marcial lo promueve Pacquiao y ha entrenado en el mismo gimnasio Wild Card de Hollywood que es la base de operaciones de Pacquiao.

Ese talento ya estaba en el país. Lo que ha producido los resultados récord, según el entrenador de boxeo filipino Don Abnett, es un aumento de la financiación. El programa de boxeo recibe ayuda financiera de la Comisión de Deportes de Filipinas y de una fundación deportiva creada por el empresario Manny V. Pangilinan.

Los grupos ya han recibido un retorno de sus inversiones. Y mientras que destacados estadounidenses como Keyshawn Davis y Duke Ragan son ignorados en gran medida en su país de origen, Petecio, Paalam y Marcial se han convertido en héroes en Filipinas, haciendo que la próxima generación de púgiles sea consciente de lo que es posible, tal y como hizo Pacquiao con ellos.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí.

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