El Mundial de Clubes finalmente comienza, y el fútbol podría no volver a ser el mismo
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MIAMI GARDENS, Florida, EE.UU. — Después de más de un año de incertidumbre y críticas, el Mundial de Clubes comenzó en Miami el sábado. Y puede ser que el fútbol nunca vuelva a ser el mismo.
Al menos eso es lo que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha estado diciendo a cualquiera que quiera escuchar.
“Este torneo será el comienzo de algo histórico que cambiará nuestro deporte para mejor”, dijo Infantino esta semana como parte de una agotadora agenda de compromisos públicos para generar interés en el torneo de un mes de duración que se lleva a cabo en 11 ciudades de Estados Unidos.
El partido fue ganado por México con un marcador apretado de 3-2 sobre República Dominicana con una entrada anunciada de 54,309 aficionados en el inmueble mundialista
El certamen más nuevo del fútbol es lo que el deporte ha estado esperando, dice Infantino. Y el sábado, a pesar de una considerable resistencia y obstáculos, convirtió su proyecto personal en una realidad.
El abogado suizo, que ocupa una de las posiciones más poderosas del mundo como jefe del organismo rector del fútbol, estuvo presente en un Hard Rock Stadium casi lleno para ver cómo el Inter Miami de Lionel Messi empataba 0-0 con el equipo egipcio Al Ahly en el partido inaugural de su ampliado Mundial de Clubes.
Influencia
El partido pudo haber sido decepcionante, pero la ocasión —iniciada con una lujosa ceremonia de apertura con música, rutinas de baile y fuegos artificiales— fue un momento de inmenso orgullo para Infantino y una prueba concluyente de su influencia sobre el deporte más popular del planeta.
A pesar de sus afirmaciones, no está claro cuánto realmente deseaba el fútbol otro torneo de elite. Pero este era su proyecto —tanto que su nombre está grabado no una, sino dos veces, en un trofeo gigante de oro elaborado por Tiffany & Co. que será levantado por el ganador el 13 de julio.
Ha seguido adelante en medio de desafíos legales en Europa, amenazas de huelga por parte de los jugadores y temores de lesiones y agotamiento de las principales estrellas.
Han surgido preocupaciones sobre la intromisión de la FIFA —que tradicionalmente se ha centrado en el fútbol de selecciones nacionales— y el impacto perjudicial que una nueva competencia de clubes tendría en las ligas domésticas.
Pero nada iba a interponerse en los planes de Infantino para expandir la Copa Mundial de Clubes, de su forma anterior como un minitorneo a la mitad de la temporada entre siete equipos, a un espectáculo de 32 conjuntos que algún día podría rivalizar con la Liga de Campeones y la Liga Premier inglesa como una de las competiciones más populares y ricas del mundo.
El torneo ahora está asegurado
El tiempo dirá si cumple con las expectativas de Infantino, pero ha superado el mayor obstáculo de todos al poner en marcha esta edición inaugural.
Está asegurado en el calendario —cada cuatro años— y equipos como el Paris Saint-Germain, flamante monarca de la Liga de Campeones, ya se han clasificado para la próxima edición en 2029.
“Quizás no ahora en su primera edición, pero se convertirá en una competencia increíblemente importante para ganar”, opinó el entrenador del PSG, Luis Enrique.
Puede que tenga razón. Curiosamente, y a pesar de la naturaleza global del fútbol, el juego de clubes se ha restringido en gran medida a la competencia continental, salvo por la variante anterior de la Copa Mundial de Clubes, que a menudo era considerada por las escuadras europeas como poco más que una exhibición.
¿Realmente los aficionados lo quieren?
No está claro cuánto apetito hay por otro torneo de fútbol en un calendario que ha alcanzado el punto de saturación.
Así que una multitud de más de 60,000 en el Hard Rock Stadium probablemente fue un alivio para la FIFA, aunque no se sabe cuántos de los asistentes pagaron algo parecido a los 349 dólares en que se cotizaban para los asientos en diciembre.
La FIFA no ha ofrecido cifras definitivas sobre la cantidad de entradas vendidas para el torneo en su conjunto y los precios se redujeron a medida que se acercaba el partido inaugural. Pero solo había algunos asientos vacíos en las gradas.
Estaban presentes muchos aficionados de Al Ahly con camisetas rojas.
“Hemos estado esperando esto durante mucho tiempo”, dijo Peter Sadek, un aficionado originario de Egipto y ahora residente en Orlando. “Han venido al menos 50 más, sólo de nuestra área. Esto ha estado gestándose durante mucho tiempo y se puede ver cuántos están aquí”.
Otros aficionados de Al Ahly habían viajado directamente desde Egipto. Las camisetas rojas superaron en número a las rosadas de Miami en partes del estadio.
Magia de Messi
Si tan sólo Messi hubiera podido coronar la gran noche de Infantino con un momento de magia.
Ciertamente lo intentó.
Su impresionante disparo curvado desde larga distancia en el descuento habría sido el final perfecto. En cambio, el portero de Al Ahly, Mohamed Elshenawy, desvió el balón al travesaño para negarle al crack argentino y a Infantino ese momento de júbilo.
Parece que ni siquiera Infantino puede tenerlo todo.
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