Newsletter: ¿Qué sigue para los Lakers? Un poco de descanso, seguro

La temporada de la NBA está a punto de llegar a su momento más interesante, pero los Lakers no son parte de ella, su lucha a través de este calendario pandémico ha terminado después de una actuación mediocre en la primera ronda contra Phoenix.

Tras ganar un campeonato de la NBA en circunstancias extremas y recuperarse para competir en una de las temporadas más duras de la historia, se han ganado el descanso.

Deshechos por las lesiones y agobiados por el cansancio, los Lakers lucharon para alargar su temporada la semana pasada contra los Suns. Pero por cada momento en que LeBron James salía a la cancha tratando de levantar a los Lakers por su cuenta, había momentos en que ni siquiera intentaba volver a la defensa.

Eso indicaba varias cosas. Una, que estaba cansado. Todos lo estaban. Todos los que han estado en el equipo desde la burbuja del verano pasado están cansados. Y dos, James sabía que, con Anthony Davis lesionado de nuevo, no iba a ser capaz de ser la superestrella que es.

Como alguien que ha cubierto a numerosos equipos que han fracasado en los playoffs, la escena suele ser (y comprensiblemente) difícil, el último día cae encima todo de forma inesperada. Normalmente, se produce una depresión y un vacío: todo lo que has hecho durante los últimos ocho meses se ha ido, y no hay nada inmediatamente por delante.

Sin embargo, esa no es la sensación que tuve de los Lakers tras la eliminación de la semana pasada, y a medida que he visto cómo continúan los playoffs, estoy aún más convencido.

¿Esa cosa extraña que noté mientras me sentaba en el interior de un Staples Center vacío el pasado jueves por la noche? Fue un alivio.

No me malinterpreten. Los Lakers querían ganar, creían que si las cosas se hubieran dado a su manera podrían haber ganado. Pero los playoffs exponen verdades, y la verdad era que los Lakers no habían sido una amenaza creíble durante meses debido a la forma en que los jugadores se resquebrajaron.

Eso no quiere decir que no hubiera otros problemas. El equipo nunca integró del todo al pívot Andre Drummond y tuvo que lidiar con las consecuencias de intentar añadir un titular a mitad de temporada (con dos jugadores ya establecidos en la plantilla en su posición). Dennis Schroder nunca llegó a sentirse cómodo (según sus palabras) jugando con James y Davis. Algunas de las decisiones de la lista en la parte trasera del banquillo acabaron siendo costosas, como la falta de un tercer base, crucial a finales de la temporada.

Pero, sobre todo, se trataba de salud mental y física.

No es una excusa: los Lakers no fueron el único equipo que tuvo que lidiar con las lesiones y la fatiga del año pasado. Simplemente parecían más susceptibles de aceptarlo.

Tras la derrota en el sexto partido ante Phoenix, en la que fue su última comparecencia ante los medios de comunicación con los redactores de los Lakers esta temporada, James habló sobre el descanso.

“Durante la temporada, no hablo de descanso. No me gusta poner mi mente en eso. Me debilita”, dijo. “Pero en la temporada baja, tengo la oportunidad de descansar. Tengo como tres meses para recalibrar, recuperar mi tobillo al 100% donde estaba antes del partido de Atlanta, y eso es lo más importante para mí”.

Los Lakers sabían que estaban gastados, y si no lo sabían, la energía con la que los Suns les golpearon en los Juegos 5 y 6 les convenció de ello. Sin la salud física ni la capacidad emocional de algunos jugadores para dar más, la temporada terminó con un encogimiento de hombros.

Canción de la semana

“Rest My Chemistry”, de Interpol.

Vi a Interpol tocar en un festival callejero en Chicago alrededor de 2003, y fueron increíbles. En su mejor momento, son unos rockeros maravillosamente malhumorados, inspirados en Joy Division. Esta canción me hace querer sentarme en mi patio medio dormido con los pies en alto, lo cual suena increíble.

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Hasta la próxima...

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