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Fracaso mundialista expone el progreso del futbol de Estados Unidos como un mito

(David Zalubowski / AP)
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¿Quién tiene la culpa del fracaso mundialista en Estados Unidos?

Bruce Arena, ¿el entrenador de Estados Unidos?

Sunil Gulati, ¿el presidente de la Federación de Estados Unidos?

O ¿los jugadores?, comenzando con veteranos como Michael Bradley o con nuevos jugadores como Darlington Nagbe.

Estados Unidos no pudo clasificar al Mundial de Rusia 2018 tras una derrota injustificable de 2-1 el martes en Trinidad y Tobago.

Muchas cosas serán escritas y habladas en los próximos días, lo que salió mal en este desastroso ciclo, pero al final de cuentas, se trata de esto: aunque el futbol haya mejorado en infraestructura en este país en las últimas tres décadas y el número de jugadores seleccionables haya mejorado, los futbolistas de mejor calidad no son considerablemente mejores que esos que jugaban en Major League Soccer en 1996.

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El mito del progreso fue creado y nutrido por la industria deportiva de este país, la cual ha invertido mucho promoviendo el futbol en Estados Unidos como el “deporte del futuro”. Pero esa realidad no va de acuerdo con esta historia.

Después de que Eric Wynalda rindió en la Bundesliga a inicio de los noventas, muchos estadounidenses se mudaron a Europa en los siguientes años, pero ninguno llegó al nivel de ser estrella- no hasta que Christian Pulisic resurgió como una figura de la Bundesliga con el Borussia Dortmund.

Pulisic tiene solamente 19 años, pero ya es el mejor jugador que este país ha producido. La Federación de Estados Unidos ha tratado de colocar a Pulisic como un símbolo del desarrollo futbolístico del sistema de este país, pero puede ser engañoso, y hasta deshonesto. El sistema no ha producido jugadores como él.

Pulisic no es un Xavi de España. Es más lo que George Weah fue para Liberia, un talento de clase mundial que salió de un país por suerte, sin rima o razón alguna.

Considerando que el futbol profesional ha existido en este país por más de dos décadas, la falta de progreso es impresionante. Estados Unidos básicamente es un equipo de un hombre, Pulisic, y una colección de jugadores que trabajan fuerte pero no son destacables. Los goleadores son muy limitados, la defensiva un desorden. No había un portero que compitiera y le quitara el puesto a Tim Howard, de 38 años.

(Ashley Allen / Getty Images)

El despido de Jurgen Klinsmann y la contratación de Arena no cambiaron nada. Al equipo le siguió faltando talento. Las decisiones de Arena reflejaron eso: o reemplazaba la defensiva al sacrificar el ataque o mejoraba el ataque y sacrificaba su defensa.

Estados Unidos no tuvo un delantero capaz de jugar arriba por sí solo. Con Bradley, un jugador ya cansado de 30 años, el equipo también no tuvo un medio defensivo que le diera una protección buena a la última línea.

Arena tenía que decidir en cada juego si quería una alineación con dos delanteros y Pulisic un poco atrasado, o dos medios defensivos y Pulisic tirado a un costado o con un delantero de punta. Cuando Arena optaba por ser defensivo, Pulisic se veía solo y sumergido en una zona defensiva del rival que lo limitaba.

La formación ofensiva- un 4-4-2 con una media tipo diamante- creó muchos problemas que se vieron el martes por la noche. Hubo un espacio abierto en el mediocampo para los rivales y la línea de atrás fue expuesta.

Arena tampoco es genio de la táctica pero sí es un motivador que le faltó la creatividad para sacar al equipo de este problema. Aceptó la responsabilidad de esta derrota y ciertamente, el regreso de Arena como entrenador nacional dejó en claro otro problema: Estados Unidos tiene problemas en desarrollar entrenadores, tal como tiene dificultades para desarrollar jugadores. ¿Cómo un entrenador se supone que debería ganar un juego de mucha presión sin una liga con descenso y ascenso en la MLS o algo competitivo como una Liga de Campeones?

El otro lado de la moneada es que la intervención de un entrenador no debió ser necesaria para obtener un empate ante Trinidad y Tobago. Los jugadores debieron de encargarse de eso. Y hay les va otro pensamiento que da miedo: esta generación de jugadores supuestamente era mejor que las anteriores, o por lo menos muy cerca en talento. Si eso es cierto, eso significa que los anteriores equipos nacionales, los mismos que ayudaron a incrementar la popularidad del futbol en este país, estuvieron cerca del desastre también.

(Ashley Allen / Getty Images)

Es por eso que es necesario examinar el trabajo de Gulati y la Academia de Desarrollo de Estados Unidos, donde juegan la mayoría de los mejores equipos juveniles. El programa busca exponer el mejor talento bajo una misma organización y en teoría, exponer a los prospectos a los mejores entrenadores y competencias. Suena a una buena idea, excepto que no está funcionando. Hay muchas teorías para nombrar aquí y será una columna para otro día.

Wynalda, quien ahora es comentador de televisión y un crítico activo del desarrollo del futbol en este país, ya ha dado algunas pistas de que quiere ser presidente de la Federación de Estados Unidos el año siguiente. Algunos piensan que es una idea loca. Pero lo único loco será mantener todo igual. El cambio es necesario. El fracaso de llegar a la Copa del Mundo ha dejado esto muy claro.

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