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Científicos advierten a los coros: El canto grupal puede propagar el coronavirus, a pesar de lo que digan los CDC

Los miembros de Skagit Valley Chorale Mark Backlund y su esposa, Ruth, se abrazan en su casa de Anacortes, Washington.
Los miembros de Skagit Valley Chorale Mark Backlund y su esposa, Ruth, se abrazan en su casa de Anacortes, Washington, el 27 de marzo durante su convalecencia de COVID-19, que cobró la vida de dos miembros del coro pocos días después de un ensayo.
(Karen Ducey / For The Times)
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Los científicos que estudian pequeñas partículas exhaladas que podrían transmitir el coronavirus dicen que la decisión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de abandonar las advertencias contra el canto coral es peligrosa, con el riesgo de más “eventos de superdifusión”, como la que sucedió en una práctica de un coro del estado de Washington vinculada a dos muertes.

Los investigadores dicen que el coronavirus puede propagarse en aerosoles respiratorios, que podrían permanecer en el aire durante una hora o más, flotando más allá de los seis pies comúnmente prescritos para el distanciamiento social. Señalan que los miembros del coro son particularmente vulnerables a la infección por partículas en el aire, porque exhalan e inhalan profundamente para cantar, a menudo en espacios cerrados en habitaciones con poca ventilación.

Los CDC generalmente descartan la posibilidad de transmisión en el aire más allá de seis pies, aunque un estudio que publicó recientemente señaló que el “acto de cantar” probablemente contribuyó a que 53 de 61 personas que asistieron a un ensayo del coro en marzo se enfermaran, dos de las cuales murieron de COVID. 19. Desde ese incidente al norte de Seattle, han surgido informes de otros brotes después de las actuaciones del coro, incluido uno en Amsterdam que cobró cuatro vidas.

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Sin previo aviso en su sitio web el 23 de mayo, los CDC alteraron la orientación para reabrir las casas de culto, eliminando una advertencia publicada el día anterior que decía que el acto de cantar puede contribuir a la transmisión de COVID-19. La advertencia desapareció cuando el presidente Trump consideró que las instituciones religiosas eran esenciales, y pidió a los gobernadores que las reabrieran.

“Quitar esa guía es extremadamente peligroso e irresponsable”, manifestó José Jiménez, un profesor de química de la Universidad de Colorado que estudia aerosoles, y agregó que “pondrá a las personas en riesgo de eventos adicionales de súper propagación y ralentizará la contención de la epidemia”.

Donald Milton, investigador de bio-aerosoles de la Universidad de Maryland, habló durante un seminario web el 5 de mayo patrocinado por varias organizaciones musicales nacionales, y desde entonces visto por más de 100.000 individuos, que sorprendió al mundo de los coros musicales. Los expertos aconsejaron a los coros y grupos de artes escénicas que no se reunieran nuevamente para cantar en persona hasta que una vacuna o tratamiento para COVID-19 esté ampliamente disponible, incluso si eso lleva dos años o más.

“Las recomendaciones anteriores de los CDC fueron acertadas, y lamento ver que las hayan cambiado”, comentó Milton en una entrevista. “Esto es muy peligroso, y realmente necesitamos que no se reúnan para cantar”.

El nuevo coronavirus apareció hace poco más de cinco meses en Wuhan, China, por lo tanto, es de esperar cierto grado de incertidumbre sobre el patógeno, ya que los científicos estudian sus características. Pero los consejos contradictorios de las agencias de salud nacionales e internacionales son sorprendentes, lo que crea confusión a medida que el número de muertos en Estados Unidos continúa aumentando por encima de 100.000.

La Casa Blanca, según el Washington Post pudo haber ordenado a los CDC que sustituyeran la orientación aprobada omitiendo la advertencia del coro; declinaron hacer comentarios. Los CDC y el Departamento de Salud y Servicios Humanos no respondieron a las solicitudes de entrevistas.

Los aerosoles incluyen pequeñas partículas flotantes de contaminación que forman partículas de humo y polvo visibles que flotan en los rayos del sol, expuso Shelly Miller, profesora de ingeniería mecánica de la Universidad de Colorado. Ella explicó que una persona que tose puede arrojar 300.000 o más aerosoles a velocidades de hasta 60 mph, que van desde microscópicos, a 0.7 micras, hasta el tamaño de un grano de arena fina de playa, a aproximadamente 10 micras o más.

El nuevo coronavirus tiene aproximadamente 0.1 micras de diámetro, aproximadamente 4 millonésimas de pulgada, dijo. Los investigadores aún no saben cuántas piezas del virus podrían estar contenidas en un aerosol producido por la tos de un paciente con COVID-19, pero un estudio en revisión por pares estima que alguien de pie y hablando en una habitación podría liberar hasta 114 dosis infecciosas por hora.

Los CDC dicen que el virus se propaga principalmente entre personas en contacto cercano, a unos seis pies, la distancia a la que un estornudo arroja gotas pesadas. El CDC ha ajustado su redacción y ahora señala que si bien es posible obtener COVID-19 al tocar algo que tiene el virus y luego tocarse la cara, “no se cree que esta sea la forma principal en que el virus se propaga”.

La Organización Mundial de la Salud dijo en un tuit del 28 de marzo que “DATO: # COVID-19 NO está en el aire”, aunque las autoridades han agregado que el virus puede propagarse en el aire durante los “procedimientos de generación de aerosoles”, como la intubación.

La doctora Benedetta Allegranzi, directora técnica de prevención y control de infecciones de la OMS, expuso en un correo electrónico el domingo que a pesar de las teorías basadas en simulaciones de laboratorio, “no hay evidencia de transmisión del virus como un patógeno en el aire”.

Ella dijo que hasta ahora, un grupo de más de 30 expertos que revisa las muestras con la OMS semanalmente “no ha juzgado la evidencia existente lo suficientemente convincente como para considerar que la transmisión aérea tiene un papel importante en la propagación de COVID-19”.

Pero Lidia Morawska, una investigadora de aerosoles en Australia, señaló que las conclusiones de la OMS se derivan de un dogma de décadas que sostuvo que las gotas sólo viajan en el aire la distancia de un brazo. “No hay absolutamente ninguna base para las declaraciones hechas por la OMS”, dijo.

Los investigadores ahora saben que las gotas más grandes y pesadas tienden a caer más cerca del lugar donde se exhalan, pero las partículas pequeñas pueden permanecer en el aire durante un tiempo, dependiendo de la cantidad de intercambio de aire de la ventilación en una habitación, expuso Morawska, profesora en Queensland University of Technology que dirige el Laboratorio Internacional de Calidad del Aire y Salud.

Desde que Los Angeles Times informó sobre el brote del ensayo del 10 de marzo de Skagit Valley Chorale, han salido a la luz otros eventos de gran difusión. Cuatro personas murieron de COVID-19 después de una actuación del coro en Amsterdam el 8 de marzo, y dos miembros de una congregación de la iglesia en Calgary, Alberta, fallecieron de la enfermedad después de una reunión del 15 de marzo que incluyó el canto.

Se han informado brotes en coros en Alemania, Inglaterra y Corea del Sur. Todos menos uno de los 44 participantes en un seminario en Losenstein, Austria, el fin de semana del 6 de marzo dieron positivo para COVID-19 más adelante, señaló Albert Bergsmann, presidente de la sociedad coral de St. Georgen.

“Nadie tuvo síntomas durante el fin de semana”, dijo. “Lamentablemente, el peligro no era previsible en ese momento”.

Los miembros del coro de Skagit Valley creían que nadie presente tenía síntomas de enfermedad, y usaron desinfectante para manos, trajeron sus propias partituras y se abstuvieron de abrazos y apretones de manos. Pero el estudio realizado por un equipo de investigación encontró que un cantante tenía síntomas y luego dio positivo por COVID-19.

Jiménez dijo que es muy poco probable que la extensa propagación del virus en el ensayo sólo haya podido ocurrir a través del contacto cercano y el contacto con las superficies.

“¿Cómo puede un individuo enfermo estar cerca de todas esas personas durante el tiempo suficiente para infectarlas?” preguntó. Las explicaciones distintas a la transmisión aérea son improbables, “especialmente cuando sucede en coro tras coro tras coro”, manifestó.

En un comentario publicado el 1 de mayo en la revista científica Risk Analysis, un equipo de investigación dijo que los aerosoles merecían una consideración urgente. “El peso de la evidencia disponible amerita atención inmediata para abordar la importancia de los aerosoles y las implicaciones para la protección de la salud pública”, concluyó el equipo de investigadores de Exponent Inc., una firma de consultoría científica.

En medio de la incertidumbre, Chorus America y la American Choral Directors Assn. aconseja a los grupos de coro que ensayen y actúen en línea en el futuro previsible, por muy insatisfactorio que pueda ser.

Una coalición de asociaciones musicales y de artes escénicas está recaudando más de $200.000 para contratar a dos equipos de investigación para realizar estudios independientes sobre los riesgos de transmisión de aerosoles por cantantes, instrumentistas y actores.

“Parece bastante convincente que la evidencia que tenemos hasta ahora nos dice que el virus puede transmitirse por aerosoles”, manifestó Mark Spede, director del programa de banda de la Universidad de Clemson, uno de los coordinadores del proyecto.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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