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En medio de la pandemia de COVID-19, las personas con diabetes luchan por obtener insulina

Adam Winney, paciente diabético, con frascos de muestra de insulina que le entrega su médico.
Adam Winney, paciente diabético, con frascos de muestra de insulina que le entrega su médico. Un vial le dura unas tres semanas.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)

Una de cada cuatro personas con diabetes ha racionado los suministros para reducir el costo de su cuidado de la diabetes desde el comienzo de la pandemia, según una encuesta.

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Para Adam Winney, un joven de 26 años con diabetes tipo 1, ir de compras durante los primeros días de la pandemia era una tarea exasperante. Todo estaba agotado, excepto el único tipo de comida que no puede comer. “Lo único que quedaba eran carbohidratos, carbohidratos y más carbohidratos”, recordó el residente de Van Nuys. “Nunca había estado más furioso que en marzo”.

La enfermedad de Winney priva a su cuerpo de la insulina, una hormona necesaria para convertir el azúcar de los carbohidratos en energía. Sin ella, la glucosa en su sangre puede subir a niveles peligrosos, lo cual eventualmente deriva en problemas de salud graves como enfermedades cardiovasculares, daño a los nervios e insuficiencia renal.

Corrección:

7:39 a.m. agto. 12, 2020A previous version of this story said an insulin pump delivers insulin to the pancreas of a person with Type 1 diabetes. The pump actually infuses the insulin under the skin so it can be absorbed into the bloodstream.

Pero las jeringas de insulina de las que depende para mantener su cuerpo en equilibrio le cuestan más de $1.000 al mes, ya que su seguro médico no cubre la medicación. Después de que el brote de coronavirus le hiciera perder su trabajo como recepcionista en un salón de belleza, ese gasto quedó fuera de alcance; así, pasó seis semanas sin la insulina de acción prolongada que debe aplicarse todos los días.

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“Luchaba contra las náuseas cada mañana”, reconoció, una señal de que su cuerpo era susceptible a la cetoacidosis diabética, un estado de niveles peligrosamente altos de azúcar en la sangre, por el cual alguna vez estuvo hospitalizado. “Tu cuerpo simplemente se desmorona”.

El COVID-19 presenta un conjunto único de desafíos para los aproximadamente 34 millones de estadounidenses que, al igual que Winney, viven con diabetes.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) afirman que las personas con diabetes tipo 1 probablemente sean más susceptibles a un caso grave de COVID-19. Aquellos con diabetes tipo 2, la forma más común, que comienza cuando la gente pierde la sensibilidad a la insulina, definitivamente tienen un mayor riesgo de sufrir COVID-19 grave, según los CDC.

Por ejemplo, un estudio de más de 7.300 pacientes con COVID-19 en China detectó que aquellos con diabetes tipo 2 necesitaban mayor atención médica y tenían casi un 50% más de probabilidades de morir que los pacientes sin tal condición. El riesgo de muerte era especialmente alto para quienes tenían problemas para controlar el azúcar en la sangre, informaron los investigadores. Otro estudio de más de 1.200 pacientes con COVID-19 en EE.UU halló que la tasa de mortalidad para las personas con diabetes o niveles altos de azúcar en la sangre fue del 29%, en comparación con el 6% para aquellos sin diabetes.

“La medida en que alguien controla su diabetes es un factor de riesgo”, consideró el Dr. Daniel Drucker, científico principal del Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum, de la Universidad de Toronto. “Hay mucho que podemos hacer al respecto, asegurándonos de que su diabetes está controlada de manera óptima”.

La insulina es esencial para mantener bajo control el nivel de azúcar en la sangre, pero el costoso medicamento es más difícil de conseguir si desaparece el empleo, junto con el seguro médico que suele acompañarlo.

El costo de la insulina varía de un paciente a otro. Depende del tipo que se necesite; algunas surten efecto en 15 minutos, otras duran más de un día, al igual que la dosis. Ciertos planes de seguro pagan más que otros.

La presión financiera provocada por la pandemia obligó a Royce Jonathan Miller, de Yuba City, a considerar racionar la insulina que necesita para manejar la diabetes tipo 1 que sufre. Aunque mantuvo su trabajo como óptico en Walmart, desde que su suegro perdió su empleo en una empresa de mantenimiento que cerró debido a la pandemia, Miller es el único proveedor para las cuatro personas de su hogar.

Brandi DaVeiga, who has Type 1 diabetes, programs her insulin pump
Brandi DaVeiga programa la bomba de insulina que la ayuda a controlar su diabetes tipo 1.
(Christina House / Los Angeles Times)

Miller tiene una bomba de insulina, que usa un tubo para administrar continuamente una pequeña cantidad de esta droga directamente al páncreas. Se supone que debe cambiar las piezas que se conectan a su cuerpo cada tres días, pero últimamente se pregunta si eso es absolutamente necesario. “Estoy empezando a pensar, ‘podría alargar eso durante dos ciclos, cada seis días, y espero que no se infecte’”, reconoció Miller. “Pero me doy cuenta de que, si me enfermo y acabo en el hospital, será una carga peor”.

Una encuesta a nivel nacional realizada para la Asociación Estadounidense de Diabetes entre 5.000 individuos con esa enfermedad descubrió que uno de cada cuatro ha racionado los suministros para reducir el costo de su atención desde el comienzo de la pandemia. “Ahora no es el momento de dejar de ayudar a estas personas a controlar su enfermedad, porque de hecho puede ser útil para prevenir que contraigan COVID-19 de manera grave”, remarcó Drucker.

Las personas con diabetes tipo 2 pueden enfrentar dificultades aún mayores para pagar su insulina, añadió el Dr. Francisco Prieto, médico de salud familiar en Sacramento. “No todos los pacientes con diabetes tipo 2 requieren de insulina”, dijo Prieto. “Aquellos que sí, suelen ser quienes tienen los casos más graves de diabetes, o aquellos a quienes todos los tratamientos orales e inyectables anteriores les han fallado”. Eso significa que es posible que necesiten inyectarse incluso más insulina a diario que los pacientes con diabetes tipo 1, explicó.

Desde 2019, 11 estados impusieron límites sobre la cantidad que las compañías de seguros pueden establecer como copagos de la insulina. Cada uno de esos estados ha promulgado límites de precios que van desde $25 a $100 por mes desde que el brote de coronavirus se desató, en marzo pasado.

California podría unirse a la lista pronto. En febrero, el asambleísta Adrin Nazarian (D-North Hollywood) presentó un proyecto de ley que limitaría los copagos de insulina a $50 por un suministro de 30 días, o $100 por mes. Éste fue aprobado en junio por una votación de 64-4-11, pero el Comité de Salud del Senado no programó una audiencia de seguimiento, que permita que el proyecto de ley avance.

A Winney, un precio límite le daría algo de tranquilidad. En estos días, confía en muestras gratuitas que le proporciona uno de sus médicos, pero esa generosidad podría durar poco. “Lo considero como un incentivo para finalmente cambiar de seguro”, dijo.

Diabetes patient Brandi DaVeiga at home in Lakewood
Brandi DaVeiga, quien tiene diabetes tipo 1, en su casa en Lakewood.
(Christina House / Los Angeles Times)

Asegurar un suministro asequible de insulina ayudaría a las personas con diabetes a controlar mejor su enfermedad, enfatizó Brandi DaVeiga, una ama de casa en Lakewood, quien padece diabetes tipo 1. Ahora tiene una buena cobertura a través del plan de seguro médico de su esposo, pero cuando estaba entre planes, hace tres años, debió saltarse las dosis de insulina para que su suministro durara más. En varias ocasiones, sus niveles de glucosa en sangre se elevaron peligrosamente y terminó en la sala de emergencias. “Es realmente estresante”, reconoció, acerca del manejo de la diabetes durante una pandemia. “Y eso no ayuda al nivel de azúcar en la sangre”.

El hecho de que las personas con diabetes estén racionando su insulina cuando más la necesitan apunta a problemas mayores en el acceso a la atención médica en este país, reflexionó Drucker. “El COVID-19 nos recuerda la importancia de hacer todo lo que se pueda para ayudar a nuestras poblaciones vulnerables y en riesgo”, expresó. “Hagamos todo lo posible para optimizar su salud, porque eso, a su vez, puede reducir para ellos el riesgo de sufrir peor con este virus”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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