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La pandemia hizo que muchos boomers se retiraran; qué significa eso para la economía

Older men in face masks stand in a line.
El Departamento de Salud Pública del Condado de L.A. montó una clínica de vacunación contra el COVID-19, a fines de marzo, para los residentes de Whispering Fountains Senior Living Community.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Incluso con la disminución del número de jóvenes estadounidenses que ingresan al mercado laboral y los ataques de la administración Trump contra la inmigración, los empleadores estadounidenses pudieron contar hasta con el último de los baby boomers para evitar la escasez de mano de obra y el aumento de los salarios.

Pero la pandemia de COVID-19 sacudió esa realidad de larga data, y los efectos probablemente se sentirán en toda la economía durante los próximos años, con escasez recurrente de mano de obra, presión por salarios más altos, problemas para el Seguro Social y los fondos de pensiones privados, y una serie de otras cuestiones.

Cuando se produjo la crisis de salud, a principios del año pasado, decenas de millones de trabajadores de todas las edades fueron despedidos. Pero el resultado de la recesión inducida por la pandemia está resultando ser muy diferente para los trabajadores mayores que para sus contrapartes más jóvenes.

Los trabajadores de menor edad, independientemente de los beneficios de desempleo mejorados -brindados por Washington de manera temporal-, ahora enfrentan una fuerte presión para reanudar sus carreras interrumpidas con relativa rapidez. Y las cifras de empleos recientes reflejan esa presión para volver a los trabajos.

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Ello no ocurre entre los trabajadores mayores.

En gran número, muchos han reevaluado sus finanzas y otros factores, y llegaron a la conclusión de que, si se retiran ahora estarán tan bien como si regresaran a trabajar y siguieran en actividad unos años más.

Así las cosas, parece que muchos de estos trabajadores mayores nunca volverán a reactivarse. “Ahora estamos, en este siglo, en un período de reducción de la inmigración a Estados Unidos. También en un tiempo de menor fertilidad”, consideró Richard Fry, investigador principal del Pew Research Center, que se especializa en economía y educación. “Por lo tanto, el hecho de que los boomers se mantuvieran en la fuerza laboral ha sido un factor importante para el crecimiento de toda la economía”.

“Si se trata de una salida permanente de la fuerza laboral o temporal, no lo sabemos”, agregó. “Pero es una pregunta realmente importante”.

Para algunos trabajadores mayores, es un problema de calidad de vida: han descubierto que estar en casa es gratificante. Y los ingresos por jubilación van más allá de lo que muchos esperan sin los gastos de transporte, almuerzos y demás, relacionados con el trabajo.

Otros fueron empujados hacia una jubilación anticipada por razones médicas, familiares o personales.

“Este es un gran impacto, irreversible para mucha gente”, consideró Patrick Button, profesor de economía en la Universidad de Tulane, que ha escrito extensamente sobre la discriminación por edad y el mercado laboral.

Incluso cuando se han levantado las restricciones pandémicas y las empresas luchan por encontrar suficientes trabajadores para reabrir por completo, la cantidad de adultos de 55 años o más que participan en la fuerza laboral -es decir, que trabajan o buscan empleo- apenas se ha movido este año y está en realidad por debajo de la del otoño pasado, según estadísticas del gobierno.

Eso contrasta fuertemente con las personas en sus mejores años laborales, de entre 25 y 54 años, que han logrado avances significativos para regresar al mercado laboral.

La pandemia no aceleró la jubilación de Monique Hanis, pero ciertamente cristalizó sus planes. “Creo que permitió un tiempo de gran reflexión y conversaciones. Realmente solidificó la decisión de que estaba lista”, afirmó Hanis, quien esta semana cumplió 60 años y también dejó su empleo como directora sénior de comunicaciones en Advanced Energy Economy, una asociación empresarial en Washington.

Para Hanis, la pandemia provocó un replanteamiento amplio sobre la vida, la salud y las prioridades. “No siempre puedes recuperar tu tiempo más saludable”, dijo, “y a medida que envejecemos, eso se convierte en una preocupación; poder hacer físicamente las cosas que queremos hacer, como viajar”.

Su esposo, Doug Warnecke, se jubiló hace dos años, a los 66. “Después de hacer malabares con dos carreras realmente exigentes”, añadió Hanis, “y criar niños mientras trabajaba -solo me tomé seis semanas libres para tener a los bebés y volví al empleo de inmediato-, con los viajes a la oficina, los equipos deportivos y todas las cosas que uno hace, ahora dijimos ‘Es hora de divertirnos. Vamos a jugar’”.

Sin duda, muchos trabajadores mayores no tienen ahorros ni fondos de jubilación adecuados para mantenerse alejados de sus trabajos. Otros necesitan la estimulación del empleo. “Nunca, jamás en un millón de años, me vi a mí misma retirándome. Estoy muy orientada al trabajo y, por lo tanto, para mí, simplemente no hacer nada me vuelve loca”, expresó Christine Garza, de 68 años, ex educadora de salud en Charlottesville, Virginia, quien ha estado tomando clases a tiempo parcial y tiene asignaciones temporales en los últimos años.

Aún así, es probable que el impulso entre los trabajadores mayores se haya modificado, un cambio con respecto a las últimas dos décadas, cuando permanecían en el trabajo y revirtieron así una tendencia de un siglo de antigüedad hacia la jubilación anticipada, afirmó Courtney Coile, profesora de Wellesley College que estudia la economía de envejecimiento y salud.

Lo que mantuvo a la gente trabajando por más tiempo tuvo que ver con una mejor salud y educación, el mayor papel de las mujeres en el mercado laboral, cambios en los planes de jubilación de las empresas y, especialmente, modificaciones en el Seguro Social que incentivaron retrasar la jubilación, señaló.

En la última década, justo antes del brote de coronavirus en EE.UU, el empleo entre las personas de 55 años o más creció en promedio en un millón al año, en comparación con alrededor de 750.000 para los trabajadores en edad productiva. La tasa de crecimiento más rápida se registró entre los mayores de 65 años.

Pero desde el otoño pasado, después de un estallido inicial de recuperación, el empleo para los trabajadores mayores se ha estancado.

Ahora mismo, el cambio agrava la escasez de mano de obra. Hay un número récord de puestos vacantes y más personas -jóvenes y mayores- han dejado sus empleos y están al margen.

Incluso antes de la pandemia, las tendencias laborales no lucían bien para los empleadores. Dado que los estadounidenses tienen menos bebés, se proyecta que la población en edad laboral crecerá durante los próximos 10 años a una fracción de las últimas décadas. “Si se jubila un mayor número que en el pasado, eso es un gran colapso potencial para la fuerza laboral”, señaló William Frey, demógrafo de Brookings Institution.

Las consecuencias a largo plazo de un retroceso de los baby boomers son profundas: su menor contribución a la fuerza laboral sugiere un crecimiento económico más lento en el futuro para Estados Unidos y efectos potencialmente negativos en la productividad general de la economía.

La disponibilidad reducida de trabajadores mayores complicará la capacidad de la Reserva Federal para dirigir la política de tasas de interés y manejar la inflación.

También hay enormes implicaciones para las finanzas públicas: tener menos trabajadores probablemente signifique una reducción de los ingresos fiscales, incluidos los pagos a la Seguridad Social.

En el primer trimestre de este año, 30.3 millones de baby boomers informaron que estaban fuera de la fuerza laboral debido a la jubilación, según el análisis de datos gubernamentales del Pew Research Center.

Eso es 2.7 millones más que en el primer trimestre de 2020, un aumento mucho mayor que el crecimiento promedio de aproximadamente 2 millones de boomers jubilados anualmente durante la última década.

Hasta ahora, no ha habido un aumento en los reclamos del Seguro Social (uno puede comenzar a recibir beneficios a partir de los 62 años), pero los expertos sospechan que puede deberse en parte a que la gente, hasta ahora, se ha estado arreglando con ahorros y formas generosas de ayuda para la pandemia, incluida la ampliación de las prestaciones por desempleo y varias rondas de cheques de asistencia.

Fry, del centro Pew, se preocupa por la solvencia a largo plazo de los programas para jubilados, como el Seguro Social. A medida que se retiren más personas mayores, expuso, se reducirán las pensiones y los planes de jubilación, lo cual tiene consecuencias en el precio de los activos financieros.

Hay razones para pensar que la fuerte ruptura en la participación laboral de los trabajadores mayores podría ser una tendencia duradera.

En junio, el 55% de los desempleados que tienen 55 años o más han estado sin trabajo durante más de seis meses, en comparación con el 36% de todos los demás grupos etarios combinados. Cuanto más tiempo esté desempleada una persona, más difícil le será volver al mercado laboral.

Para los trabajadores de 65 años o más que estaban desempleados en junio, la mitad ha estado sin empleo durante más de 46.5 semanas. Para todos los trabajadores, la duración media del desempleo fue de 17.6 semanas.

Muchos de ellos enfrentan barreras para regresar. Según la AARP, hay más personas discriminadas por edad en el empleo.

Y, a pesar de la escasez usual de trabajadores, los expertos afirman que, en general, las empresas no redoblan sus esfuerzos para contratar o retener a trabajadores mayores, centrándose en cambio en las disparidades raciales y de ingresos.

Renée Ward, fundadora de Seniors4Hire, una organización con sede en Huntington Beach que intenta enlazar a los trabajadores mayores con los empleadores a nivel nacional, dijo que algunas empresas que intentaban regresar a sus actividades luego de la pandemia, desesperadas por cubrir vacantes, se enfocaban en personas mayores.

Muchos de los trabajos publicados en su sitio son para tareas de hotelería, recepcionistas de edificios, guías turísticos, guardias de seguridad, niñeras y cuidadores. Si proporcionan suficiente salario, flexibilidad o protecciones de seguridad para atraer a los trabajadores mayores, es otra cuestión.

“Este grupo se resistirá mucho más a regresar al empleo”, señaló Jeffrey Korzenik, estratega jefe de inversiones de Fifth Third Bank en Tampa, Florida, quien sigue de cerca el mercado laboral y sus implicaciones para la economía.

Y si regresa una cantidad menor de trabajadores mayores, agregó, habrá menos tutorías y transferencia de conocimientos, un problema para los fabricantes y otras industrias que están preocupadas por perder una generación de empleados experimentados.

“Tenemos una economía más dinámica cuando hay más personas en la fuerza laboral que son consumidores productivos y más estables”, afirmó. “Pero no hay señales de que vayan a regresar”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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