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Columna: ¿Quiere leer los acuerdos de usuario de una empresa de tecnología? ¿Le sobran 90 minutos?

A pair of hands, palms open, flank a laptop.
(Igor Stevanovic / Envato Elements)

Un estudio revela que se puede tardar una hora y media en leer el contrato de usuario y la política de privacidad de las grandes empresas tecnológicas. Eso es ridículo.

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Si usted es como la mayoría de las personas, no se molestará en leer los contratos de usuario y las políticas de privacidad que acompañan a todos esos servicios “gratuitos” de los cuales disfruta en línea: Facebook, Twitter, Instagram y otros.

Debería hacerlo, pero de eso no se trata la columna de hoy.

Más bien, veamos cómo las empresas de Big Tech parecen hacer todo lo posible para evitar que usted comprenda lo que está aceptando cuando se registra para algún servicio.

Dicho de otra manera, examinemos cómo las compañías a menudo hacen que sea lo más difícil posible saber qué datos personales se recopilan y cómo se utilizan, en qué medida se supervisan sus actividades en línea y cuáles pueden ser (o no) sus derechos legales en caso de problemas.

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“Las empresas saben que sus términos son ilegibles e incomprensibles para los consumidores”, destacó Lauren Willis, profesora de derecho en la Universidad Loyola Marymount.

Eric Goldman, codirector del High Tech Law Institute de la Universidad de Santa Clara, dijo que se necesita una cantidad “sustancial” de tiempo para que cualquiera pueda revisar los acuerdos de usuario de las empresas de tecnología, y mucho más para comprenderlos por completo. “Ciertamente, el tiempo que toma revisar estos contratos disuade a muchas personas de leerlos detenidamente”, expresó.

Un estudio reciente de Reboot Online Marketing, una empresa de relaciones públicas digitales con sede en Londres, tabuló cuánto le tomaría a una persona promedio leer los términos de servicio y las políticas de privacidad de las principales empresas de comercio electrónico y redes sociales. La firma lo hizo colocando los contratos en una herramienta en línea llamada Words to Time, que calcula cuánto tiempo necesita la mayoría de la gente para leer una determinada cantidad de palabras, utilizando una velocidad de lectura conservadora de 130 palabras por minuto (el promedio para la mayoría de los adultos está más cerca de las 200).

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Como referencia, esta columna tiene unas 1.000 palabras. Según Words to Time, un lector promedio la terminará en menos de ocho minutos. El estudio de Reboot descubrió que la mayoría de las personas necesitarán entre una hora y 90 minutos para leer la totalidad de los contratos de usuario y las políticas de privacidad de algunos de los nombres más importantes del mundo tecnológico.

“¡Algunos contratos tienen más de 15.000 palabras!”, detalló Florencia Marotta-Wurgler, profesora de derecho en la Universidad de Nueva York. La docente añadió que muchos de esos documentos contienen también un lenguaje que es “más complejo que los artículos de revistas científicas hechas para colegas”.

Lo peor de lo peor es la plataforma de comercio electrónico Shopify. Según Reboot, el usuario típico tendrá que pasar 77 minutos estudiando detenidamente el contrato de la empresa, también conocido como sus términos de servicio.

Mientras tanto, la política de privacidad que consume más tiempo pertenece al procesador de pagos en línea PayPal. Hay que reservar 53 minutos para comprender completamente lo que hace la compañía con su información personal, según Reboot. Leer la política de privacidad de PayPal y su contrato de usuario exige unos 92 minutos. Los dos documentos de Shopify, unos 89 minutos. Un portavoz de esta empresa se negó a comentar sobre el registro. Nadie en PayPal me respondió.

Otros sitios de renombre no son mucho mejores. Reboot dice que el contrato y la política de privacidad de Amazon requieren un total de 83 minutos para leer, seguido de WhatsApp (81 minutos), Twitter (81 minutos), Twitch (79.5 minutos) y Facebook (66 minutos).

Sin duda, la mayoría de las empresas necesitan transmitir conceptos legales complejos en sus contratos. Los abogados, nunca amigos del lenguaje claro y conciso, intervienen en la redacción de los documentos. “La necesidad de ser muy comprensivos y cubrirse las espaldas con un acuerdo hermético es fundamental”, observó Steve Tadelis, profesor de economía en UC Berkeley.

Le pregunté al catedrático si algunas empresas dificultan deliberadamente la lectura y la comprensión de sus contratos para disuadir a la gente de leerlo detalladamente. “Rara vez”, respondió. “Algunos malos actores pueden intentar usar estas tácticas. Pero en su mayor parte, creo que se hace para evitar litigios frívolos y reducir la incertidumbre empresarial”.

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Otros fueron menos amables.

“¿Las empresas hacen esto deliberadamente para que la mayoría de los consumidores no las lean?”, se preguntó Audrey Guskey, profesora asociada de mercadotecnia en la Universidad de Duquesne. “Por supuesto que sí”.

La docente citó un estudio de 2019 del Pew Research Center que muestra que solo el 9% de los adultos estadounidenses afirmaron leer siempre la política de privacidad de una empresa antes de aceptar los términos y condiciones. El trece por ciento de los adultos señaló que a menudo leía las políticas de privacidad, el 38% reconoció que lo hacía a veces y el 36% que nunca las leía.

Es decir, la mayoría de los estadounidenses rara vez o nunca leen la política de privacidad de una empresa antes de hacer clic en el cuadro de “Acepto”.

“Cuando el acuerdo de términos de servicio y las políticas de privacidad de una empresa son tan complejas que suenan como un artículo de una revista académica y tardan casi tanto en leerse como una disertación, los consumidores tienden a renunciar a la lectura y aceptar ciegamente los términos”, consideró Guskey.

Como alguien que ha leído cientos de contratos de consumidores a lo largo de los años, tengo la sensación de que la mayoría de las empresas no están siendo maliciosas al entregar documentos difíciles de leer. Sin embargo, no se esfuerzan por hacer que sus divulgaciones se entiendan fácilmente; tampoco se centran en garantizar que los puntos clave se transmitan de forma transparente.

Esto es injusto, está mal y es necesario corregirlo.

Willis, de Loyola, propuso que las legislaturas estatales exijan que todos los contratos de los consumidores y las políticas de privacidad “sean comprensibles para la mayoría de los consumidores”.

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Así es como lo hacen al otro lado del Atlántico. La Unión Europea exige que todas las políticas de privacidad se redacten “en un lenguaje claro y sencillo”.

También hay precedencia para esto en Estados Unidos. Los extractos mensuales de las tarjetas de crédito se volvieron tan incomprensibles y difíciles de manejar en cuanto a su presentación de tarifas que el Congreso aprobó una ley, en 2009, que exige que las facturas sean redactadas de forma tal que la gente pueda entenderlas.

Goldman, de la Universidad de Santa Clara, observó que las empresas pueden tener que incluir un lenguaje repetitivo en los contratos. “En algunos casos, los conceptos legales son tan complicados que serán difíciles de entender sin importar cómo se expresen”, destacó.

Punto a favor. Pero eso no debería dejar a las compañías libres de culpa y cargo. Si se requiere una verborrea específica y difícil con fines legales, las empresas también deben proporcionar adaptaciones sencillas de lo que se transmite y lo que ello significa para los consumidores.

“La mayoría de la gente no tiene el tiempo, la paciencia o la comprensión de las políticas para pasar una hora leyendo los términos del acuerdo de servicio y las políticas de privacidad”, destacó Guskey, de la Universidad de Duquesne.

Usted comenzó a leer esta columna hace unos ocho minutos, aproximadamente. Es de esperar que no haya batallado demasiado al leerla y que haya aprendido un par de cosas.

Presta atención, Silicon Valley: así es como se hace.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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